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20 jul 2015

“La PORTÁTIL de URRESTI” por Ronald Gamarra

"Con la misma integridad con que ha luchado prácticamente sola, por más de veinte años, para lograr que la justicia vea el caso del aleve asesinato de su esposo, con la misma integridad con que nunca declinó en su exigencia de verdad y justicia, emplazó a Urresti claramente a defenderse en juicio sin escucharse en el tumulto de una portátil a jornal."

El viernes se dio inicio al juicio contra el ex ministro del Interior, Daniel Urresti, quien afronta cargos formulados por el Ministerio Público como responsable del asesinato del periodista Hugo Bustíos, perpetrado en Huanta el 24 de noviembre de 1988, cuando Urresti se desempeñaba como responsable de inteligencia de la base militar de Castropampa. La audiencia fue breve por esta primera vez, pues se limitó a dar por iniciado el juicio oral. El tribunal fijó la siguiente sesión para el 31 de julio.

Urresti asistió a la audiencia acompañado de una portátil vocinglera y agresiva. Su táctica es politizar el juicio a todo trance, presentándose como un político que es perseguido por tener aspiraciones presidenciales. Cree que con ello puede impresionar al tribunal y a la opinión pública. Tal vez su cálculo no sea del todo absurdo, considerando la extrema debilidad institucional y la fragilidad o ausencia de convicciones de mucha gente. Pero si con ello creyó que le bastaría para ganar puntos, se equivocó.

No contaba con la firmeza de la señora Margarita Patiño, viuda del periodista asesinado. Ella, al salir de la sala de audiencias, fue agresivamente rodeada por la portátil de Urresti mientras prestaba declaraciones a la prensa. Intentaron acallarla a gritos en coro y a empujones, pero ella no se intimidó ni bajó la voz. Con la misma integridad con que ha luchado prácticamente sola, por más de veinte años, para lograr que la justicia vea el caso del aleve asesinato de su esposo, con la misma dignidad con que nunca declinó en su exigencia de verdad y justicia, emplazó a Urresti claramente a defenderse en juicio sin escudarse en el tumulto de una portátil a jornal.

El asedio hostil de la portátil a la señora Patiño fue al fin y al cabo contraproducente para Urresti, que cosechó una reacción adversa y se vio obligado a balbucear alguna excusa por las redes sociales, negando toda responsabilidad en la actitud de sus seguidores. ¿Alguien puede creerle?

A Urresti lo acusa su propio colega de armas, el ex oficial Amador Vidal Sambento, número tres del cuartel de Castropampa en la época del asesinato de Bustíos, sentenciado por este crimen en el año 2007 junto con el ex comandante La Vera Hernández, jefe del cuartel de Castropampa cuando se cometió el crimen. Ambos fueron encontrados directamente responsables del asesinato del periodista. El ex capitán Vidal Sambento, después de ser sentenciado, se animó a relatar al Ministerio Público toda la verdad del caso. No le parecía justo, y en verdad no lo es, que ciertos responsables del crimen pasen piola mientras él pagaba el pato.

Urresti era el jefe de inteligencia de Castropampa. Es imposible que no supiera nada del crimen contra el periodista Bustíos. Su afirmación de que se enteró del caso “por las noticias” es inverosímil. ¿Qué razón tendría Vidal para involucrarlo sin motivo? Por el contrario, la participación del jefe de inteligencia parece lógica y necesaria. Urresti tiene mucho que explicar, personalmente, con razones y pruebas, no con el vocerío matonesco de una portátil.

Porque no solo se trata del asesinato del periodista Hugo Bustíos. En la base de Castropampa ocurrieron decenas de desapariciones forzadas de detenidos en aquellos años en los cuales Urresti fue el responsable de inteligencia. ¿Tampoco sabe nada de esos casos tan numerosos? Han pasado más de 25 años desde el asesinato de Bustíos. La justicia para los poderosos avanza con pies de plomo.


Artículo de Ronald Gamarra Herrera publicado en Diario16 el domingo 19 de julio de 2015.

4 mar 2015

¿Víctima y pobre? por Ronald Gamarra

Víctima. Se dice víctima de las ONG y de la oposición política al gobierno. No es verdad. A Daniel Urresti lo persigue su pasado en el cuartel de Castropampa. La muerte del periodista Hugo Bustíos. Es el Ministerio Público, y no una ONG, la entidad que lo ha denunciado; es el Poder Judicial, y no una ONG, el órgano que le abrió proceso; es la fiscalía de Luis Landa, y no el IDL de Glatzer Tuesta, el que ha formulado una acusación en su contra, y, será una sala penal, y no un organismo de la sociedad civil, la que decida su desfile por los tribunales de justicia y su futuro.

La investigación contra Urresti se inició antes de la fama del personaje. Se le imputó intervención en el crimen cuando era un desconocido, poco menos que un NN. Cuando no había empezado su carrera de figureti. La investigación partió en una época en la que no era ministro, no se había inscrito en los predios nacionalistas ni había insinuado su deseo de ser candidato a lo que se presente en la arena política.

Primero fue el crimen (1988) y la imputación de cargos (junio de 2013). Luego su nombramiento como ministro (junio de 2014). Ese es el orden de las cosas. Así que la alegada “motivación política” en su procesamiento solo es una excusa para la impunidad. 

Pobreza. Llora pobreza y afirma no tener dinero para pagar su defensa. Dice que subastará su carro y sus espadas. Señor Urresti, ¿y los 30,000 soles que ganó en cada uno de los siete meses al frente del Mininter? Bueno, ya, no tiene dinero. Lo dilapidó. Lo regaló. Lo que sea. No se preocupe; la legislación lo faculta a solicitar al Ejército defensa legal gratuita. Así que deje de jugar al indigente.

Si no sucede nada escandaloso, Urresti desfilará ante los tribunales. Defiéndase allí. Y un consejo, no repita que no sabe nada del crimen y que usted, máximo responsable de la inteligencia en Huanta, se enteró del asesinato el día siguiente. Nadie le va a creer.

Columnista invitado

18 ene 2015

"La Cautiva y los fachos", columna de Ronald Gamarra

Era la escena que le faltaba a La Cautiva. La escena de la censura. De la reprobación oficial.

Del acoso de las autoridades y la policía al autor, la directora y el equipo artístico, con la posibilidad de que estos dieran con sus huesos en la cárcel por la imaginaria comisión del delito de apología del terrorismo senderista. Esa escena la aportaron, con la plata de todos los peruanos, actores de tercera como el desbocado ministro Urresti, una Dircote muy venida a menos y el procurador Galindo, tan sin brillo y sin luz. En vez de investigar, identificar y capturar a los verdaderos matarifes, se asumieron como críticos policíaco-literarios o tal vez como personjes en busca de autor. Pero hay que decir que no tienen futuro. Son actores chapuceros. Groseros. Sin ensayo. De cortina y humo.

¡Qué papelón terminaron haciendo el ministro Urresti, la Dircote, el coronel Arriola y el procurador Galindo! Luego de respaldar públicamente la torpeza policial y de calificar la obra como “macabra”, Urresti decidió retroceder y cerrar el asunto –cómo no- con una más de sus bromitas. Según él, habría que agradecerle a la Dircote por la “publicidad” hecha a La Cautiva. Pero la cosa no es tan sencilla. No. La acción que se ha intentado contra La Cautiva representa una amenaza contra la libertad de expresión y la libertad de creación artística. Ominosa. Inédita. Peligrosa. Es preocupante saber que la garantía de estas libertades se encuentra en manos de gente tan corta, ignorante y fascistoide.

La excepción en el gobierno fue la ministra de Cultura Diana Álvarez Calderón, quien sin pérdida de tiempo emitió un comunicado de claro respaldo a los creadores de La Cautiva, resaltando sus méritos, entre los cuales habría que añadir el coraje. Para poner en escena la obra. Para enfrentar esta prueba con serenidad. Para mantener la dignidad en este tiempo de canallas. Tras el golpe absurdo, la directora Chela de Ferrari -una de las más vigorosas directoras de nuestro país, a la vez incansable promotora del teatro y de experiencias empresariales que buscan crear un espacio al buen teatro- dijo: “No fuimos ingenuos. Sabíamos que tocábamos un tema difícil, pero debíamos hacerlo porque es importante hacer memoria”. ¡Cuánta razón tenía! No es fácil, nada fácil, afrontar un periodo traumático como el de la violencia que sacudió nuestro país entre 1980 y 1995. Es un propósito erizado de dificultades, controversia, incomprensión, intolerancia, represalias y mala interpretación deliberada por parte de numerosos sectores interesados en negar la plena verdad de los hechos para ocultar sus propias y graves responsabilidades, que con frecuencia son de carácter delictivo. Basta ver la reacción de esos sectores, que tienen mucho poder, frente al Informe de la Comisión de la Verdad y Reconciliación.

La cosa parecía ya decidida para mal cuando el procurador antiterrorista Julio Galindo declaró, poco menos, que alistaba la denuncia contra el autor, la directora, los productores y los actores de La Cautiva. Solo faltaba denunciar a los espectadores, especialmente a los que aplaudieron. ¡El Estado contra una ficción teatral, contra una creación literaria y escénica… qué alucinante! En este asunto (y no solo en él) he sentido vergüenza ajena por el procurador. Finalmente, si hubiese presentado la cantinflesca denuncia, el fiscal tendría que haberla enviado simple y llanamente al carajo, por estúpida.

El macartismo del procurador Galindo tiene numerosos antecedentes desde el gobierno aprista. Es increíble que la administración de Humala lo haya mantenido. Alentado. Apapachado. Alguien, a través de un tuit, hizo sobre él la siguiente aguda observación: “El Procurador Galindo sería capaz de denunciar a El Padrino o Caracortada porque, según él, hacen apología a la mafia. Plop!”. Está en lo cierto. Y no lo hace solo porque no tiene competencia para ocuparse de los asuntos del crimen organizado. Por otro lado, Galindo tiene graves y documentadas acusaciones de ineficiencia que han llevado a la liberación de cabecillas terroristas del VRAE, y ha fracasado en el cobro de las reparaciones civiles impuestas a los condenados. Razones más que suficientes para un expeditivo despido. Para ser echado sin contemplaciones.

Fuera del gobierno, dos fujimoristas y un connotado dirigente del partido de Luis Castañeda Lossio asumieron con entusiasmo los ataques contra La Cautiva. Este último, Martín Belaunde Moreyra, con sus desafortunadas afirmaciones nos da idea de lo que significa la gestión de su líder para la cultura en la Municipalidad de Lima: censura. Estrechez de criterio. Mediocridad para lo que evidentemente será la quinta rueda del coche en su gestión. Sin embargo, fueron las dos fujimoristas, Martha Chávez y Martha Meier MQ, quienes dejaron muy claro lo que importaría para la cultura y la libertad de expresión un gobierno fujimorista en el 2016.

No se puede negar que Martha Chávez se lució una vez más. Se compró el pleito con alegría. Oscurantista como siempre y como nadie. Confesando no haber visto la obra teatral, se dedicó a sembrar insidia relacionando groseramente al equipo artístico de La Cautiva con lo que sería un aparato de propaganda de Sendero Luminoso.

Toda una campaña para empapelar por senderismo a los productores de la obra teatral. ¿A quién quería engañar la señora Chávez cuando decía: “no me refiero a tal o cual obra”? Sin embargo, hay que reconocer la franqueza con que confiesa su vocación fascistoide por la censura: “Me refiero en abstracto a no conceder neutralidad ni asepsia a lo q llaman arte”. Todo un manifiesto de militancia en el macarthismo, esa perversión reaccionaria que veía comunismo hasta en la sopa en los Estados Unidos y que desató la peor cacería de brujas contra la libertad de expresión y de creación, de la cual fue víctima el propio Charlie Chaplin.

Pero la cereza de la torta la puso Martha Meier MQ, quien el 13 de enero salió con todo a apoyar la inminente denuncia del procurador Galindo en contra de la obra teatral La Cautiva afirmando: “Toda esa campaña contra @DanielUrresti1 es porque se le ha cuadrado a la terrucada y a los caviares. Punto!!!!”. Parece mentira que una persona con tal criterio de censura sobre el arte, y solo porque esa censura y amenaza de cárcel se dirigen contra sus odiados “caviares”, sea la editora del suplemento cultural del diario El Comercio. Suplemento, dicho sea de paso, tan venido a menos y hoy realmente insignificante a pesar de los esfuerzos de los muchachos que realmente se encargan del trabajo. Y cómo no, con una editora que piensa así.

Claro está, más allá del discurso facho, momio, la tarea de investigar, afrontar y procesar el pasado de violencia que vivimos debe llevarse a cabo contra viento y marea. Y allí están los avances cada vez más profundos, variados y renovados en el registro, el análisis, la reflexión y la proyección sobre aquellos hechos dolorosos que definitivamente nos marcaron. Aun en un ambiente donde el silencio y la mediocridad pretenden imponerse, siempre se levantarán voces lúcidas que se atrevan a hablar.

Es lo que ocurre con La Cautiva, una obra teatral de enorme valor artístico y testimonial sobre la violencia de nuestra historia reciente. Una apuesta consistente y sin duda valiente que plantea al público una visión sin dorar la píldora acerca de la brutalidad que se enseñoreó de nuestro país y de las vidas de las personas, particularmente de los más humildes, pobres e indefensos, y que al mismo tiempo ofrece un espacio catártico donde la reflexión surge al amparo de esa profunda dimensión humana que es la experiencia estética. ¡Ojalá la repongan pronto!
Lea "La Cautiva y los fachos", la columna de Ronald Gamarra 

Artículo de Ronald Gamarra Herrera publicado en Diario16, el domingo 18 de enero de 2015.

1 sept 2014

"Urresti, intolerable presencia" dice Ronald Gamarra

Un ministro que carga sobre sus espaldas la condición de investigado por el asesinato de un periodista, Hugo Bustíos, y que en cualquier momento podría pasar a afrontar un juicio oral, se ha convertido en la prima donna del Gobierno.

Daniel Urresti, en cualquier país con mínimos criterios de decencia, habría sido puesto en la calle y a disposición de la justicia apenas se conoció públicamente su condición de involucrado en el asesinato de Bustíos.

Pero no. En primer lugar, el presidente de la República no tuvo mayor reparo en reconocer que ya sabía del juicio contra Urresti antes de nombrarlo ministro, es decir que lo nombró a sabiendas de su tremendo antecedente procesal, pero no le dio importancia porque, a su personal y soberano parecer, no hay pruebas contra el ministro. En momentos en que se cuestiona a cientos de candidatos a alcaldes por sus antecedentes penales, parece que esta clase de antecedentes no descalifican para el cargo de ministro.

Lo peor estaba por venir, pues en el reciente tira y afloja entre el Gobierno y la múltiple oposición congresal por la cuestión del voto de confianza al gabinete Jara, entre las varias exigencias de la oposición, figuraba la salida de dos ministros, incluido el intocable ministro de Economía, pero de ninguna manera se les ocurrió plantear la salida de Urresti por su escandalosa vinculación al asesinato de Bustíos. ¿Es que no se trata de un delito? ¿Consideran acaso que el crimen contra el periodista Bustíos fue un desliz perdonable?

La sola presencia del señor Daniel Urresti en el gabinete, con el respaldo de un presidente que reconoce haberlo nombrado a pesar de sus antecedentes, es de hecho un acto que supone un grado de presión sobre los magistrados que actualmente ven el caso Bustíos. Supone, en buena cuenta, por si alguien no se ha percatado, una expresión de respaldo político hacia un hombre que está llamado a rendir cuentas y explicar muchísimo en relación con un delito muy grave.

El Gobierno debería ser el facilitador de la justicia, pero en este caso el presidente le dice al fiscal y al juez que investigaron el caso en la fase de instrucción, que su opinión personal pesa más y que, como él considera inocente a Urresti, este se queda en el gabinete. El actual fiscal superior, que debe formular acusación en el caso, está de hecho bajo la presión que representa esta actitud política del presidente.

El hecho es que Urresti ha sobrevivido olímpicamente a la última crisis ministerial que hubiera sido una ocasión para alejarlo discretamente del gabinete. En vez de eso, el Gobierno especula sobre los puntos porcentuales que el exhibicionismo en los medios de comunicación de de su ministro del Interior le puede dar en las encuestas. Y el Congreso, al no cuestionarlo, contribuye decisivamente a dar un indebido respaldo político a un hombre que tiene cuentas gravísimas que arreglar con la justicia.

Nunca como hoy la clase política del país ha estado tan infiltrada por elementos incursos en delitos graves. El Gobierno parece sentirse llamado a dar el ejemplo teniendo a uno de ellos nada menos que en el puesto de ministro del Interior, una especie de sheriff de oscuro pasado en un pueblo sin orden ni ley.

Artículo de Ronald Gamarra Herrera publicado en Diario16, el domingo 31 de agosto de 2014.

21 ago 2014

Caretas: El ministro del Interior trae puntos de popularidad, pero vienen con doble filo

Ministro UrrestiEl Ministro del Interior, Daniel Urresti, aprovechó las cámaras en el último operativo contra la minería ilegal en los alrededores de la Reserva Nacional de Tambopata. Sus ágiles tranzaczos parecen trasladarse a las encuestas. Según Datum, la popularidad de su jefe, el presidente Ollanta Humala, se incrementó en 8 valiosos puntos el último mes y llegó al 32%. El propio Urresti subió 17 puntos y marca 46%. Casi un récord en la actual medianía peruana de las popularidades.

Ya a inicios de julio, Ipsos tituló su sondeo del mes "el factor Urresti en la popularidad de Humala". Entonces el Presidente había pasado de 21% a 25% y el ministro arrancaba su gestión con esa misma cifra.

Urresti viajó a Madre de Dios acompañado del director de la Policía, general PNP Enrique Flores Goycochea, y miembros del equipo del alto comisionado en asuntos de formalización de minería ilegal de la Presidencia del Consejo de Ministros.
 Esta última oficina fue el trampolín de Urresti a su actual cargo.
Desde el helicóptero en el que se trasladaba a la ribera del río Malinowski se podía apreciar la devastación de los bosques amazónicos.

El pequeño campamento de la zona de amortiguamiento se encontraba listo para las detonaciones. Unos 150 mineros informales habían huido del lugar, dejando sus pozas de extracción con rampas en sus orillas y bombas de succión. La operación contó con 140 efectivos policiales y sirvió para presentar al nuevo alto comisionado, el General (r) Augusto Soto Castagnola. “Hace 1 año y medio en esta zona de amortiguamiento se calculaba que había 30 mil mineros ilegales. Actualmente deben ser unos 500”, aseguró Urresti.

Para replegar a los que quedan inspeccionó el avance de la Base de Mazuco, que contará con 300 efectivos. El personal policial rotará cada 45 días para evitar la tentación de la corrupción.

“Tengo experiencia en este campo”, recordó Urresti. “Vamos a acabar con la minería informal”.
El estilo omnipresente del ministro ha rendido indudablemente sus frutos. Pero tiene doble filo. El sábado 9 la emprendió contra el Ministerio Público porque no lo apoyaron en un descerraje del mercado negro de autopartes en San Jacinto. La fiscal Miluska Romero lo acusó de no entregar información e irse por la libre.

Tampoco se ha dejado impresionar un grupo de especialistas integrado –entre otros– por Gino Costa, Fernando Rospigliosi, Carlos Basombrío, Ricardo Uceda, Rubén Vargas y Manuel Boluarte. Ellos reclaman que el exceso de peliculina oculta la falta de planes serios. Y cuestionan la permanencia en el cargo de Urresti a pesar de su delicado papel –todavía no determinado por el Ministerio Público– en el crimen en 1988 del corresponsal de CARETAS en Ayacucho, Hugo Bustíos. Eso, por el momento, no parece importar mucho en Palacio.
Pero lo que sí parece demostrar el salto de un mes entre las mencionadas encuestas de Ipsos y Datum, es que hubo algo más que el efecto Urresti para potenciar la relativa recuperación de Humala.

Todo indica que la explicación se encuentra en el discurso presidencial del 28 de julio, que priorizó la inversión pública en áreas como la Salud y Educación. La letra pequeña de esa intervención la leerá la primera ministra Ana Jara ante el parlamento, adonde acudirá el miércoles 20 para solicitar el voto de confianza. Y la notaria iqueña ya está dando muestras de manejar un termómetro con el que le puede bajar la temperatura a la oposición.

EL TERRENO DE JARA

La abogada de 46 años profesa la fe cristiano-evangélica. Y se ha mostrado a favor de la adopción de niños por parte de parejas homosexuales. Una opinión diametralmente opuesta a la del grueso de su comunidad religiosa, fervientemente opuesta a la conquista de los derechos civiles por parte de estas minorías. Bien podría servirle esa flexibilidad para negociar con la oposición el voto de confianza.
Soltera y con notaría propia en Ica desde 1998, Jara era hasta hace poco la única ministra con carné del Partido Nacionalista en el gabinete.

Acompaña a los Humala desde el inicio de su aventura política. En el 2006 no quedó parlamentaria por Ica aunque consiguió un porcentaje interesante de votos preferenciales (36%). Del mismo modo, a fines de ese mismo año, quedó tercera (21%) en su intento por hacerse de la presidencia regional. En el 2011 alcanzó la curul con casi el 50% de los votos preferenciales en Ica (48,877). 


Rápido se hizo un lugar como hábil operadora en la bancada oficialista y ya en diciembre del 2011 se ciñó el fajín de ministra de la Mujer y Poblaciones Vulnerables. Jara aprovechó la constante exposición mediática de la cartera y, a la vez que fue identificada como incondicional de Nadine Heredia, salió al frente con opiniones articuladas.

La misma primera dama le ayudó a preparar el terreno al recalcar en Facebook que no postulará a la presidencia en el 2016 (algo que Jara viene repitiendo hace meses). Hay que recordar que su predecesor, René Cornejo, sudó la gota gorda para obtener el voto de confianza precisamente por la resistencia que Heredia despertaba en la oposición.

No le ayudó tanto el expresidente del Congreso, Daniel Abugattás, que se refirió a las “ratas que abandonan el barco en el cuarto año” de gobierno, en obvia alusión a los últimos seis oficialistas que salieron de la bancada.

Y es precisamente la nueva bancada de Dignidad y Democracia la única que se ha negado definitivamente a recibir a Jara, que continúa en una tarea pocas veces vista: visitar personalmente a los parlamentarios para salir airosa el miércoles 20. Al cierre de esta edición, llevaba 10 horas de reuniones con las bancadas del Congreso. 


VOTO PARA ARMAS
Acción Popular-Frente Amplio, el PPC, Somos Perú, Perú Posible y Solidaridad Nacional fueron los gruposque el lunes y martes último se sentaron en la mesa con Jara.

El oficialismo hoy solo tiene 35 representantes. 
Durante el fin de semana telefoneó a los expremieres Beatriz Merino, Pedro Pablo Kuczynski y Jorge Del Castillo, así como al presidente de la Confiep, Alfonso García Miró, y al secretario general de la CGTP, Mario Huamán.
Pero fue la reunión con la bancada del PPC la más estratégica. En marzo pasado ese grupo quebró a la oposición dando su voto de confianza a Cornejo. (CARETAS 2326 – El Mensaje del Masaje) 
Al día siguiente de juramentar ya había mostrado buena muñeca al reunirse con Luis Bedoya Reyes. Luego se reunió por separado con Lourdes Flores y Raúl Castro.
La frase “crecer con bienestar” y la lucha anticorrupción fueron los añadidos que llevó bajó el brazo al encuentro con los congresistas pepecistas, el lunes 11. Estos le pidieron un cronograma de plazos para el cumplimiento de las promesas presidenciales.
En el grupo AP-FA le pidieron dos cosas: suspender el aporte pensionario de los independientes y garantizar la seguridad energética del sur. A Solidaridad Nacional, por ejemplo, le prometió reuniones bimensuales.

El fin de semana, Jara tocó la puerta aprista y no tuvo eco. Sobre el cierre de edición, se especulaba de una reunión para el jueves al mediodía.

Jara ha invitado a conversar a Keiko Fujimori y al secretario general de su partido, Joaquín Ramírez. No ha recibido todavía respuesta. 


El Capitán ‘Arturo’


Daniel Urresti era jefe de inteligencia del cuartel de Castropampa cuando asesinaron al periodista Hugo Bustíos.
Hugo Bustíos
Hugo Bustíos era corresponsal de CARETAS en Huanta.
Se sigue a la espera de la decisión del titular de la tercera Fiscalía Superior Nacional, Luis Landa, sobre el cago de “autor mediato” del asesinato del periodista de CARETAS, Hugo Bustíos, en Huanta, en 1988. Los cargos fueron presentados por el Segundo Juzgado Penal de Huamanga en 2013 con base en los testimonios del mayor EP Víctor Amador Vidal Sanbento, condenado por el crimen en 2007, y del oficial de Logística del cuartel, Edgardo Montoya Contreras (CARETAS 2342 – Lo que Vio ‘Ojos de Gato’) . Urresti era oficial S2 Jefe de Inteligencia del Cuartel de Castropampa en Huanta el año del crimen. Su apelativo era “Arturo”. Ha negado que tuvo manejo de tropa y agentes para realizar operativos de inteligencia. Niega que el suboficial Johnny Zapata cuyo apelativo era “Centurión”, e identificado también como uno de los militares que atentaron contra el periodista, y que nunca se presentó a la justicia, trabajara en su dependencia. Sostiene que como capitán del Ejército, estaba subordinado al mayor EP Vidal Sanbento. Y, sin embargo, atribuye el testimonio incriminatorio de Vidal Sanbento a una venganza, puesto que Urresti elaboró un informe por indisciplina contra Vidal Sanbento y Mayorga que arruinó sus carreras militares. Urresti no era por lo tanto un oficial más en Castropampa.
Esta semana, la viuda de Bustíos, Margarita Patiño, en carta abierta publicada en el Diario Uno, invocó al ministro del Interior “bajar al llano”. “Usted no respondió respecto a un tema fundamental: la absoluta inequidad que existe entre su investidura de ministro de Estado y mi calidad de simple ciudadana en el proceso en el cual se ventila el asesinato de mi esposo”. Sumándose a dicho clamor, el Grupo Seguridad Ciudadana integrado entre otros por Carlos Basombrío, Fernando Rospigliosi y José Ugaz, solicitó “al Presidente su licenciamiento”.

11 jul 2014

Perú. Vinculado en crimen de La Cantuta es nuevo asesor de ministro Urresti

Daniel UrrestiBerteti Carazas autorizó al teniente Portella Núñez para que apoye a Martín Rivas en el hecho en cuestión

A dos semanas de asumir el cargo, el ministro del Interior, Daniel Urresti, enfrenta una nueva acusación. Esta vez por la contratación de Juan Alberto Bertetti Carazas como asesor de su despacho ministerial.

Ideeleradio reveló que el coronel (r) fue designado asesor del despacho de Urresti, pese a estar involucrado en la matanza de los estudiantes de la Universidad Nacional Enrique Guzmán y Valle - La Cantuta, el 18 de julio de 1992, cuando se desempeñaba como mayor del Ejército. 

En la resolución ministerial Nº 0800-2014-IN del 07 de julio, se indica que está vacante el puesto de asesor 1 del Despacho Ministerial del Ministerio del Interior, por lo que se resuelve designar al exmilitar en el cargo público.

En las cuestiones del hecho de la sentencia al exdictador Alberto Fujimori por este caso, se señala que Bertetti Carazas ordenó al teniente Portella Núñez a que deje el cuartel de La Pólvora para dirigirse con el mayor Martín Rivas y lo ayude. Al regresar a la base, este le dio informe de lo ocurrido al propio Bertetti.

“A primeras horas de la noche se entrevistó con el general EP Pérez Documet y  pidió el concurso del teniente EP Portella Núñez, de suerte que por  intermedio del tenientecoronel EP Miranda Balarezo, comandante del BIP 39, y del mayor EP Bertetti Carazas, jefe de cuartel, se dio la orden al  teniente EP Portella Núñez, quien en esos momentos estaba a cargo del servicio de guardia del Cuartel “La Pólvora”, para apoyar al mayor EP Martin Rivas”, indica el documento. 

La relación laboral entre Urresti y Bertetti  no es nueva. En marzo del 2014, este brindó suapoyo profesional en temas de planificación a solicitud de la Oficina del Alto Comisionado en Asuntos de Formalización de la Minería, Interdicción de la Minería Ilegal y Remediación Ambiental, que en ese entonces estaba al mando del hoy ministro del Interior.

Caretas: El crimen de 1988, en el que Urresti está implicado, sigue siendo invetigado

UrrestiApenas a dos semanas de estrenarse como ministro del Interior, Daniel Urresti enfrenta las voces que en tromba piden su renuncia.

Estas ya traspasaron las fronteras del país y el martes 8 el Centro por la Justicia y el Derecho Internacional (CEJIL), la Oficina de Washington en Latinoamérica (WOLA) y la Fundación para el Debido Proceso (DPLF) emitieron un comunicado conjunto en el que "instamos a que el Poder Ejecutivo separe al General Urresti de su cargo de Ministro del Interior en tanto se dilucida su responsabilidad penal".

Pero, a juzgar por su frenética actividad mediática de los últimos días, el general EP (r) no tiene entre sus planes hacer maletas. El ministro asumió un sensible despacho –más si se considera el proverbial recelo entre militares y policías– y cultivó desde el primer día un estilo proactivo con el que debe simpatizar un sector de la población, agobiada por la inseguridad y criminalidad rampante.

Pero el caso en el que se encuentra envuelto va mucho más alla de titulares y golpes de efecto.

El flamante Ministro del Interior se encuentra en un verdadero aprieto.

El 17 de junio del 2013, cuando llevaba tres meses como Alto Comisionado de Asuntos de Formalización de la Minería Ilegal de la Presidencia de Consejo de Ministros (PCM), el Segundo Juzgado Penal de Huamanga le abrió investigación judicial por el asesinato del corresponsal de CARETAS, Hugo Bustíos, ocurrido en Huanta, Ayacucho, el 24 de noviembre de 1988. La Fiscalía solicitó que se le incluya como autor material del crimen. El juez consideró que solo ameritaba ser considerado autor mediato.

El 20 de agosto acudió a rendir su manifestación a Huamanga. Era la tercera citación que se le hacía. El juez Rolando Crespo Gutiérrez le advirtió que si no acudía lo convocaría de grado o fuerza.

Urresti llegó acompañado de sus abogados Arturo Conga Soto y José Alberto Montoya Pizarro. En su manifestación judicial, reconoció que fue jefe Inteligencia y Contrainteligencia del cuartel de Castropampa en Huanta, en 1988. Admitió que su seudónimo era “Capitán Arturo”. Tenía 32 años.

Perteneció al arma de Comunicaciones, pero sostuvo que cuando llegó a Ayacucho, el comandante EP Víctor La Vera Hernández, jefe político-militar de Huanta, le pidió que se encargue “interinamente” de la oficina de Inteligencia.

Negó tener manejo de tropa ni agentes para realizar operativos de inteligencia y rechazó los testimonios de los testigos que lo acusan de haber participado en el crimen de Bustíos. Urresti permaneció en Huanta hasta diciembre de 1988. En su siguiente destaque, en Tacna, entre 1990 y 1994, fue jefe del departamento de inteligencia del Ejército. El oficial de Comunicaciones, parece que algo había aprendido del oficio.

Urresti dijo ante la Corte que el mayor EP (r) Amador Vidal Sanbento, ‘Ojos de Gato’ y el adjunto de Logística Edgardo Montoya Contreras lo acusan en venganza porque “a ambos los sancioné por actos de indisciplina, lo que perjudicó sus carreras militares”, en 1988.

Por cierto, los actos de indisciplina sancionados no fueron por el asesinato de Bustíos, el 23 de noviembre de 1988 en los pagos de Erapata, a 20 minutos en motocicleta de Huanta. Simplemente por el robo de autopartes y abandono de destino.
El caso no se hizo público sino hasta el miércoles 2 pasado, cuando el programa de Glatzer Tuesta, en IDL Radio, detonó la bomba.

CASO EMBLEMÁTICO

En junio del 2007, la Sala Penal Nacional condenó al comandante EP Víctor La Vera Hernández, jefe del Cuartel de Castropampa en Huanta en 1988, a 17 años de prisión, como autor intelectual del asesinato de Hugo Bustíos, y al mayor EP Víctor Vidal Sambento a 15 años por ser el autor material del homicidio.
Un año después, en setiembre de 2008, la Sala Penal Transitoria de la Corte Suprema presidida por Javier Villa Stein ratificó la sentencia de primera instancia contra La Vera y Vidal. También ordenó seguir con la investigación hasta hallar al resto de responsables.
Vidal Sanbento conocido como ´Ojos de Gato´ y el oficial Johnny Zapata llamado ´Centurión´ fueron identificados por varios pobladores de Erapata entre los militares que dispararon contra el corresponsal de CARETAS y Rojas.
Alejandro Ortiz atestiguó ante la Policía que fue ´Ojos de Gato quien tras las ráfagas de metralla, se acercó al cuerpo tendido de Bustíos y le arrojó una granada.

Ójos de Gato´ era jefe de rondas campesinas del Cuartel de Castropampa y reconocible por los comuneros con quienes coordinaba las labores antisubversivas en 1988. 

Fueron casi 20 años de vía crucis judicial, con un archivamiento en el fuero militar y amedrentamientos a magistrados y testigos en el camino antes de que se dictara justicia. La Corte Interamericana de Derechos Humanos debió intervenir para requerir que el crimen no quedara impune.
En 1989, Ortiz sería asesinado presuntamente por senderistas. Hilda Aguilar, entonces de 18 años, se reafirmó sobre lo que vio en el juicio de la década del 2000.
Hasta entonces el nombre de Urresti no había sido mencionado.
Recién en abril del 2008, Vidal Sanbento y Montoya Pizarro lo involucraron sorprendentemente ante la Segunda Fiscalía Supraprovincial de Ayacucho. Lo que Vidal le dijo al periodista Abilio Arroyo (ver recuadro) fue ratificado ante el Ministerio Público.
En ese momento, Urresti era general en actividad del Ejército.

LA VERA EN PALACIO

Año de la BarbarieLos condenados permanecieron dos años en el penal San Jorge, pero en el 2009 fueron recluidos en el penal militar Virgen de Fátima de Chorrillos. En 2011, a La Vera se le concedió la semilibertad por “buena conducta”, según el INPE.
 
Idéeleradio reveló que el condenado La Vera Hernández se presentó a una convocatoria de la Secretaría de Seguridad y Defensa Nacional (Sedena), cuerpo de asesores del Presidente de la República adscrita a la Presidencia de Consejo de Ministros, en Palacio de Gobierno, el viernes 4.

La Vera postuló al cargo de especialista en doctrina de Seguridad y Defensa. Pese a sus antecedentes penales, calificó segundo en la evaluación curricular y quedó expedito para rendir elexamen de conocimientos programado para el pasado lunes 7 de julio.

Tras el escándalo, su postulación fue dejada sin efecto. El jefe del Sedena es Walter Astudillo Chávez, un general de brigada en retiro del Ejército.

Ésta semana en su domicilio, en la calle Buganvillas 285, en la urbanización Valle Hermoso, en Surco, no dieron razón de su paradero.

Si el Ministro del Interior capturase a La Vera para que cumpla lo que le queda de sentencia, acaso podría salvarse políticamente.

MEA CULPA
Apenas estalló el escándalo, Urresti reveló que informó de su situación judicial al presidente Ollanta HUmala antes de ser nombrado como Ministro, el 23 de junio. Comprometería la figura presidencial, un acto cercano a la deslealtad.

Por el momento, el Presidente ha cerrado filas con su Ministro. “Cuando se le propuso la cartera me puso en conocimiento de este tema; se le pidió  unos papeles que eran pertinentes verlos, lo vieron los abogados (...) No vemos su culpabilidad y creemos en la presunción de inocencia”, confirmó Humala el jueves 3.

Cierto, Urresti no ha sido juzgado ni condenado. No necesariamente es culpable. Quienes lo acusaron fueron inequívocamente sentenciados como los homicidas de Bustíos y no mencionaron su nombre durante años.

Pero aquí hay un proceso abierto que se deben resolver ante la Justicia, no por intuiciones de quien encabeza el Ejecutivo.

“Que un ministro llamado a defender los derechos humanos tenga un esclarecimiento pendiente por un delito de extrema gravedad en esta materia es, además, groseramente ofensivo a los valores de un Estado democrático”, señaló en un comunicado el Instituto Prensa y Sociedad (Ipys), el lunes último. La institución consideró que “la condición judicial de Urresti es incompatible con el cargo que ostenta”.

A similares consideraciones arribó el Consejo de la Prensa Peruana (CPP). 
El titular de la Tercera Fiscalía Nacional, Luis Landa decidirá si el expediente de Ayacucho amerita la apertura de un proceso penal contra el Ministro del Interior. La crisis Urresti amenaza con convertirse en un escándalo de resonancias internacionales. Que baje al llano. Como cualquier ciudadano.