Mostrando entradas con la etiqueta Hugo Bustios. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Hugo Bustios. Mostrar todas las entradas

20 jul 2015

“La PORTÁTIL de URRESTI” por Ronald Gamarra

"Con la misma integridad con que ha luchado prácticamente sola, por más de veinte años, para lograr que la justicia vea el caso del aleve asesinato de su esposo, con la misma integridad con que nunca declinó en su exigencia de verdad y justicia, emplazó a Urresti claramente a defenderse en juicio sin escucharse en el tumulto de una portátil a jornal."

El viernes se dio inicio al juicio contra el ex ministro del Interior, Daniel Urresti, quien afronta cargos formulados por el Ministerio Público como responsable del asesinato del periodista Hugo Bustíos, perpetrado en Huanta el 24 de noviembre de 1988, cuando Urresti se desempeñaba como responsable de inteligencia de la base militar de Castropampa. La audiencia fue breve por esta primera vez, pues se limitó a dar por iniciado el juicio oral. El tribunal fijó la siguiente sesión para el 31 de julio.

Urresti asistió a la audiencia acompañado de una portátil vocinglera y agresiva. Su táctica es politizar el juicio a todo trance, presentándose como un político que es perseguido por tener aspiraciones presidenciales. Cree que con ello puede impresionar al tribunal y a la opinión pública. Tal vez su cálculo no sea del todo absurdo, considerando la extrema debilidad institucional y la fragilidad o ausencia de convicciones de mucha gente. Pero si con ello creyó que le bastaría para ganar puntos, se equivocó.

No contaba con la firmeza de la señora Margarita Patiño, viuda del periodista asesinado. Ella, al salir de la sala de audiencias, fue agresivamente rodeada por la portátil de Urresti mientras prestaba declaraciones a la prensa. Intentaron acallarla a gritos en coro y a empujones, pero ella no se intimidó ni bajó la voz. Con la misma integridad con que ha luchado prácticamente sola, por más de veinte años, para lograr que la justicia vea el caso del aleve asesinato de su esposo, con la misma dignidad con que nunca declinó en su exigencia de verdad y justicia, emplazó a Urresti claramente a defenderse en juicio sin escudarse en el tumulto de una portátil a jornal.

El asedio hostil de la portátil a la señora Patiño fue al fin y al cabo contraproducente para Urresti, que cosechó una reacción adversa y se vio obligado a balbucear alguna excusa por las redes sociales, negando toda responsabilidad en la actitud de sus seguidores. ¿Alguien puede creerle?

A Urresti lo acusa su propio colega de armas, el ex oficial Amador Vidal Sambento, número tres del cuartel de Castropampa en la época del asesinato de Bustíos, sentenciado por este crimen en el año 2007 junto con el ex comandante La Vera Hernández, jefe del cuartel de Castropampa cuando se cometió el crimen. Ambos fueron encontrados directamente responsables del asesinato del periodista. El ex capitán Vidal Sambento, después de ser sentenciado, se animó a relatar al Ministerio Público toda la verdad del caso. No le parecía justo, y en verdad no lo es, que ciertos responsables del crimen pasen piola mientras él pagaba el pato.

Urresti era el jefe de inteligencia de Castropampa. Es imposible que no supiera nada del crimen contra el periodista Bustíos. Su afirmación de que se enteró del caso “por las noticias” es inverosímil. ¿Qué razón tendría Vidal para involucrarlo sin motivo? Por el contrario, la participación del jefe de inteligencia parece lógica y necesaria. Urresti tiene mucho que explicar, personalmente, con razones y pruebas, no con el vocerío matonesco de una portátil.

Porque no solo se trata del asesinato del periodista Hugo Bustíos. En la base de Castropampa ocurrieron decenas de desapariciones forzadas de detenidos en aquellos años en los cuales Urresti fue el responsable de inteligencia. ¿Tampoco sabe nada de esos casos tan numerosos? Han pasado más de 25 años desde el asesinato de Bustíos. La justicia para los poderosos avanza con pies de plomo.


Artículo de Ronald Gamarra Herrera publicado en Diario16 el domingo 19 de julio de 2015.

4 mar 2015

¿Víctima y pobre? por Ronald Gamarra

Víctima. Se dice víctima de las ONG y de la oposición política al gobierno. No es verdad. A Daniel Urresti lo persigue su pasado en el cuartel de Castropampa. La muerte del periodista Hugo Bustíos. Es el Ministerio Público, y no una ONG, la entidad que lo ha denunciado; es el Poder Judicial, y no una ONG, el órgano que le abrió proceso; es la fiscalía de Luis Landa, y no el IDL de Glatzer Tuesta, el que ha formulado una acusación en su contra, y, será una sala penal, y no un organismo de la sociedad civil, la que decida su desfile por los tribunales de justicia y su futuro.

La investigación contra Urresti se inició antes de la fama del personaje. Se le imputó intervención en el crimen cuando era un desconocido, poco menos que un NN. Cuando no había empezado su carrera de figureti. La investigación partió en una época en la que no era ministro, no se había inscrito en los predios nacionalistas ni había insinuado su deseo de ser candidato a lo que se presente en la arena política.

Primero fue el crimen (1988) y la imputación de cargos (junio de 2013). Luego su nombramiento como ministro (junio de 2014). Ese es el orden de las cosas. Así que la alegada “motivación política” en su procesamiento solo es una excusa para la impunidad. 

Pobreza. Llora pobreza y afirma no tener dinero para pagar su defensa. Dice que subastará su carro y sus espadas. Señor Urresti, ¿y los 30,000 soles que ganó en cada uno de los siete meses al frente del Mininter? Bueno, ya, no tiene dinero. Lo dilapidó. Lo regaló. Lo que sea. No se preocupe; la legislación lo faculta a solicitar al Ejército defensa legal gratuita. Así que deje de jugar al indigente.

Si no sucede nada escandaloso, Urresti desfilará ante los tribunales. Defiéndase allí. Y un consejo, no repita que no sabe nada del crimen y que usted, máximo responsable de la inteligencia en Huanta, se enteró del asesinato el día siguiente. Nadie le va a creer.

Columnista invitado

1 sept 2014

"Urresti, intolerable presencia" dice Ronald Gamarra

Un ministro que carga sobre sus espaldas la condición de investigado por el asesinato de un periodista, Hugo Bustíos, y que en cualquier momento podría pasar a afrontar un juicio oral, se ha convertido en la prima donna del Gobierno.

Daniel Urresti, en cualquier país con mínimos criterios de decencia, habría sido puesto en la calle y a disposición de la justicia apenas se conoció públicamente su condición de involucrado en el asesinato de Bustíos.

Pero no. En primer lugar, el presidente de la República no tuvo mayor reparo en reconocer que ya sabía del juicio contra Urresti antes de nombrarlo ministro, es decir que lo nombró a sabiendas de su tremendo antecedente procesal, pero no le dio importancia porque, a su personal y soberano parecer, no hay pruebas contra el ministro. En momentos en que se cuestiona a cientos de candidatos a alcaldes por sus antecedentes penales, parece que esta clase de antecedentes no descalifican para el cargo de ministro.

Lo peor estaba por venir, pues en el reciente tira y afloja entre el Gobierno y la múltiple oposición congresal por la cuestión del voto de confianza al gabinete Jara, entre las varias exigencias de la oposición, figuraba la salida de dos ministros, incluido el intocable ministro de Economía, pero de ninguna manera se les ocurrió plantear la salida de Urresti por su escandalosa vinculación al asesinato de Bustíos. ¿Es que no se trata de un delito? ¿Consideran acaso que el crimen contra el periodista Bustíos fue un desliz perdonable?

La sola presencia del señor Daniel Urresti en el gabinete, con el respaldo de un presidente que reconoce haberlo nombrado a pesar de sus antecedentes, es de hecho un acto que supone un grado de presión sobre los magistrados que actualmente ven el caso Bustíos. Supone, en buena cuenta, por si alguien no se ha percatado, una expresión de respaldo político hacia un hombre que está llamado a rendir cuentas y explicar muchísimo en relación con un delito muy grave.

El Gobierno debería ser el facilitador de la justicia, pero en este caso el presidente le dice al fiscal y al juez que investigaron el caso en la fase de instrucción, que su opinión personal pesa más y que, como él considera inocente a Urresti, este se queda en el gabinete. El actual fiscal superior, que debe formular acusación en el caso, está de hecho bajo la presión que representa esta actitud política del presidente.

El hecho es que Urresti ha sobrevivido olímpicamente a la última crisis ministerial que hubiera sido una ocasión para alejarlo discretamente del gabinete. En vez de eso, el Gobierno especula sobre los puntos porcentuales que el exhibicionismo en los medios de comunicación de de su ministro del Interior le puede dar en las encuestas. Y el Congreso, al no cuestionarlo, contribuye decisivamente a dar un indebido respaldo político a un hombre que tiene cuentas gravísimas que arreglar con la justicia.

Nunca como hoy la clase política del país ha estado tan infiltrada por elementos incursos en delitos graves. El Gobierno parece sentirse llamado a dar el ejemplo teniendo a uno de ellos nada menos que en el puesto de ministro del Interior, una especie de sheriff de oscuro pasado en un pueblo sin orden ni ley.

Artículo de Ronald Gamarra Herrera publicado en Diario16, el domingo 31 de agosto de 2014.

8 jul 2014

Salomón Lerner Febres: El caso Bustíos y el ministro del Interior

Salomón Lerner FebresDurante más de una década, quienes trabajamos en la Comisión de la Verdad y Reconciliación hemos insistido en la necesidad de alcanzar el máximo de justicia posible en el país en relación con los crímenes y violaciones de los derechos humanos producidas entre 1980 y 2000. Hemos sostenido esta postura por una firme convicción ética: resulta necesario que quienes cometieron graves delitos durante el conflicto armado interno puedan ser sancionados por actos execrables que no pueden ser catalogados, en varios casos, como meros excesos. Y, por ello, resulta indispensable que, en el caso de los miembros de las fuerzas del orden, el Estado brinde todas las facilidades posibles para el procesamiento penal de estas personas, sin que puedan ser encubiertas o, menos aún, premiadas con cargos de representación política.

Hace algunos días, el Instituto de Defensa Legal ha dado a conocer que el actual ministro del Interior, Daniel Urresti, se encuentra procesado por su presunta participación en el asesinato del periodista Hugo Bustíos ocurrido el 24 de noviembre de 1988. Dicha información no era conocida por la opinión pública al momento de su designación y, hasta el momento, se desconoce si el ministro había contado al Presidente de la República sobre la misma. Los hechos que involucran a este funcionario tienen una alta gravedad.

En la sección respectiva del Informe Final dedicada al rol de los medios de comunicacióndurante el conflicto, la CVR relató el caso del periodista Bustíos. Este ciudadano, periodista de la ciudad de Huanta, junto a su colega Eduardo Rojas Arce, cubrían los sucesos deviolencia que ocurrían en esta convulsionada zona del país. Ambos habían sido amenazados por miembros del Ejército, por sus informaciones sobre abusos y violaciones de los derechos humanos. El día que ocurrió el asesinato de Bustíos, los hombres de prensa estaban investigando el asesinato de dos personas a manos de Sendero Luminoso. Fueron emboscados por una patrulla del Ejército, cuyos miembros ultimaron al corresponsal de la revista Caretas con una carga de dinamita. El caso fue inicialmente procesado por la justicia militar, donde quedó en la impunidad, mientras que la Comisión Interamericana de Derechos Humanos indicó en 1997 que debía hacerse una nueva investigación de este caso. Este punto no fue cumplido por el Estado peruano hasta que la Comisión de la Verdad y Reconciliación presentó su Informe Final.

Finalmente, en doble instancia, el Poder Judicial peruano condenó a Víctor La Vera Hernández y Amador García Sanbento a 17 y 15 años de prisión, respectivamente, como autor mediato e inmediato de estos hechos y ordenó al Ministerio Público que iniciara una investigación contra los demás involucrados en el crimen. Producto de las indagaciones hechas por las instancias fiscales y judiciales, cuatro testigos –entre ellos, el sentenciado García Sanbento– han sindicado a Urresti como jefe de la patrulla y oficial de inteligenciaque participó presuntamente en estos hechos.

Resulta cierto que deben respetarse las garantías del debido proceso y la presunción de inocencia en este caso. Sin embargo, es inadmisible políticamente que el señor Urresti, independientemente de sus calidades personales y profesionales, permanezca comomiembro del Consejo de Ministros de un gobierno democrático. Existen razones de principio para ello. En diversas partes del mundo, funcionarios investigados por hechos que atentan contra la dignidad de los seres humanos han debido presentar su carta de renuncia, debido a que el Estado debe garantizar su imparcialidad en el sistema de justicia, sobre todo, frente a crímenes graves que afectan a toda la humanidad. Resulta inaceptable, además, que una persona que esté procesada por un crimen de lesa humanidad sea la encargada de la política de seguridad interna de nuestro país. Peor aún, cuando se trata de un crimen contra un periodista, donde no solo se afecta su vida y la de sus familiares, sino también a toda la comunidad, que no conoció informaciones que podían ser reveladas por este hombre de prensa. Además, un funcionario sobre el que pesa un cargo tan grave pierde credibilidad frente a todos sus interlocutores y, por supuesto, para enfrentar a la criminalidad que afecta a nuestro país.

En el juramento que hizo durante la campaña electoral, el señor Presidente de la República se comprometió, expresamente, a respetar los derechos humanos, así como a no permitir ningún tipo de influencia política en las investigaciones que sobre la violación de estos derechos estén en curso o se abran en el futuro. Es hora de que cumpla su palabra y pida a su ministro que deje el cargo en el que lo designó. Sería un gesto que honraría lo que prometió a todos los peruanos.