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20 ago 2025
OMS: Nuevo informe demuestra que el castigo corporal perjudica la salud de niñas y niños
18 ago 2022
Ronald Gamarra: La salud a la deriva
Este hecho confirma la
extrema vulnerabilidad de nuestro país para hacer frente a las nuevas
infecciones y plagas, a lo cual se suma la incapacidad ya conocida del sistema
de salud nacional para erradicar los padecimientos “comunes”, ya casi
“tradicionales”, como la tuberculosis, la malaria o la neumonía y muchos otros,
que en esta villa de condenados siguen siendo endémicos, cuando ya no se ven en
otros países de desarrollo similar al nuestro. Por cierto, se trata de
enfermedades que afectan sobre todo a los sectores pobres, marginados y a los
pueblos indígenas, postergados desde siempre.
Esta realidad es alarmante o
debería serlo… si estuviésemos en un país normal. Pero los políticos a cargo
del Gobierno y el Congreso están concentrados en cualquier mezquindad, pugnando
sobre todo por aferrarse a sus puestos, recibir su mesada, organizar negociados
y obtener ventajas, antes que, en asuntos como la salud o la educación
públicas, en los cuales se juega la vida misma y el futuro de las personas. Y
entonces vemos que el nivel de incompetencia, de negligencia, de indiferencia,
que estas “autoridades” demuestran en estos ámbitos cruciales, raya
verdaderamente en lo criminal.
Por fortuna, la ola de
viruela del mono que ahora recorre el mundo paralelamente al covid-19 es mucho
menos agresiva que esta enfermedad tanto en velocidad de contagio como en
resultados letales; de lo contrario, estaríamos en este momento padeciendo una
nueva tragedia de muertes innumerables. Esto no quiere decir, sin embargo, que
la nueva enfermedad sea un juego y que sea admisible menospreciar su impacto y
peligrosidad. Si bien las muertes son mínimas, muchos contagiados padecen
graves síntomas, que incluyen dolor intenso, durante varias semanas.
Claro que el hecho
primordial es que el sistema de salud, empezando por el Ministerio respectivo,
no ha hecho absolutamente nada efectivo para controlar el brote y ha permitido
así que, en tiempo récord, figuremos en el top del indeseable ranking mundial,
y eso que se trata de una enfermedad relativamente fácil de controlar. Pero la
burocracia de salud, manejada hoy por la gente de Castillo y Cerrón, que tanto
se llenan la boca invocando al pueblo y reclamándose como sus únicos
representantes, solo se ocupan de copar los puestos con gente incompetente y
deshonesta, sin hacer nada efectivo.
La misma negligencia se
observa con respecto a la pandemia de covid-19. Por un lado, la campaña de
vacunación prácticamente ha perdido el gran impulso que adquirió bajo el
gobierno de Francisco Sagasti y el ministro Oscar Ugarte, y que prudentemente
supo continuar el ministro Hernando Cevallos hasta su destitución. Actualmente,
un tercio de la población no tiene la tercera dosis y los que completan la cuarta
dosis apenas llegan al 10%. La mayoría de los fallecidos diarios en la cuarta
ola de covid son precisamente personas mayores con su esquema de vacunación
inconcluso.
Peor aún, esta semana se
supo que hay 11 millones de dosis de vacunas Pfizer y Moderna que vencerán sin
uso en las próximas semanas. Un millón y medio son dosis pediátricas. Si esto
sucede, sería imperdonable. La vacunación infantil, que debía llegar al 70% en
marzo, antes del reinicio de clases, dicen que llegará a ese nivel solo a fines
de este año. Lo avanzado en la inmunización permite que esta ola de covid no
sea tan catastrófica como las dos primeras, pero de todos modos resulta
lamentable que en estos días fallezcan diariamente casi 50 personas, pudiendo
ser muchas menos.
En resumen, apenas pasó lo
peor de la pandemia, volvimos a las andadas y todas las promesas de
reestructurar y potenciar el sistema de salud nacional se echaron al mar del
olvido. En vez de transitar hacia la recuperación de una cobertura de las
enfermedades corrientes que dejaron de atenderse durante la pandemia y hacer
más eficiente el sistema, resulta que ni siquiera podemos atender bien la ola
declinante del covid ni la nueva infección, menos agresiva, de la viruela del
mono. Y el sistema de salud, en vez de afiatarse y crecer, está en manos de
incapaces, colocados allí por favor político o venal.
Es un escándalo que los
pacientes de enfermedades raras, huérfanas, crónicas, autoinmunes y cáncer,
agrupados en el colectivo Los Pacientes Importan, se hayan visto obligados a
hacer el 10 de agosto un plantón en las puertas de Essalud, a la intemperie en
lo más frío del invierno, ante la terca negativa del presidente de la seguridad
social -Gino Dávila es su nombre-, a recibirlos para que expongan sus problemas
en esa institución: citas médicas, diagnósticos, evaluación de casos,
referencias, tratamientos, entrega de medicamentos, falta de Factor VIII y
Factor IX para los pacientes con hemofilia y otros coagulopatías, carencia de
especialistas para atender a pacientes con síndrome de Williams, acceso a
triple terapia para los pacientes con
hipertensión arterial pulmonar, actualización de recetas para los pacientes con
miastenia gravis, sistematización de guías clínicas, y un largo etcétera. Hasta
ahora no los recibe, punto. La misma caradura que ponen tanto él como el
ministro de Salud ante el desesperante desabastecimiento de medicamentos
indispensables para un sinfín de pacientes, que no tiene cuándo solucionarse.
¿Y el Congreso? ¿Qué hace ante todo esto? Pues, nada en absoluto. Es decir, nada bueno. Porque de lo malo, sí hace y mucho. Como, por ejemplo, designar como presidente de la comisión de salud del parlamento a la señora Elva Julón, miembro del partido de César Acuña, quien desde hace varios meses está bajo investigación del Ministerio Público por negocios turbios de su empresa SJ Biomedic SAC precisamente en el sector salud.
Artículo de Opinión de Ronald Gamarra Herrera publicado en el Semanario Hildebrandt en sus trece el día viernes 19 de agosto de 2022.
Fuente: Hildebrandt.
8 jul 2022
Ronald Gamarra: Todos los años, neumonía
22 oct 2021
Ronald Gamarra: El cáncer no espera
Conste que el plazo para la aprobación del reglamento era de 60 días “como máximo”. Está clarísimo que se trataba de un tiempo que no cabía exceder en ningún caso y que el reglamento podía y debía estar listo antes de dicho término.
La reglamentación de la Ley Nacional del Cáncer es una condición fundamental para la aplicación concreta de la ley. Sin el reglamento, la ley no tendrá en la práctica aplicación efectiva en cuanto a la mayor parte de sus disposiciones. Por otro lado, el plazo de 60 días no era casual ni arbitrario, pues evidentemente tiene relación directa con los plazos que usualmente se manejan para la aprobación del presupuesto nacional. La intención era que, en lo posible, la ley pudiera contar con fondos presupuestales ya desde el proyecto que se aprobará en diciembre de este año. Tal como están las cosas, ojalá la ley no tenga que esperar al ejercicio presupuestal 2023 para contar con fondos iniciales.
Ahora bien, no solo se trata del incumplimiento en la reglamentación. La Ley Nacional del Cáncer establece una serie de obligaciones para el gobierno en el sector Salud que hasta el momento tampoco se están verificando. Es el caso de la Política Nacional de Lucha Contra el Cáncer, que el gobierno debe aprobar cuanto antes, la cual “establece los lineamientos, objetivos, indicadores y estándares mínimos de cumplimiento que garanticen una atención integral oncológica, considerándose como ejes vitales la promoción de la salud, la prevención, el diagnóstico oportuno, el tratamiento, la rehabilitación, los cuidados paliativos e investigación del cáncer”.
No tenemos hasta el momento ningún indicio que
nos revele que esta política nacional se encuentra en elaboración. En todo
caso, como toda política nacional, su elaboración y aprobación no puede
prescindir de la participación activa de la ciudadanía y muy especialmente de
los pacientes, particularmente los pacientes oncológicos. Otro aspecto de la
ley, sobre el cual no se conoce qué avances hay, se refiere a la conformación
de la Red Oncológica Nacional, que deberá articular en un sistema integrado a
todos los organismos de salud del país que prestan servicios en relación con
esta enfermedad, propiciando que los servicios en su conjunto mejoren y lleguen
a todos los sectores.
El gobierno y el Ministerio de Salud tienen ante sí el reto de superar lo más pronto posible la situación de desconcierto y desorganización que trajo consigo el colapso de los servicios de salud del país a raíz de la pandemia, servicios que ya eran insuficientes y precarios desde mucho antes. Todos sabemos que la atención de otras enfermedades distintas al covid 19 se redujo radicalmente a raíz de la emergencia sanitaria. En el caso del cáncer, según el propio Ministerio de Salud, la reducción de la atención fue de un 50% en promedio, cifra abrumadora tras la cual hay miles de vidas afectadas irreversiblemente o perdidas, que hubieran podido curarse o mejorar su calidad de vida.
Ahora sabemos que los pacientes con cáncer han sido uno de los principales afectados por la pandemia, debido a que el colapso de los sistemas de salud puso en riesgo la continuación del tratamiento; que, a junio del 2020, según el HIS de MINSA, se han registrado 74 mil casos no atendidos en oncología; que en el conjunto de los pacientes que han podido recibir atención se han registrado 13 mil personas cuya enfermedad se ha agravado durante este periodo; que, debido a la crisis las instituciones han tenido que disminuir su capacidad de oferta: por ejemplo, el INEN pasó de realizar 180 quimioterapias por día a 80, de practicar 360 radioterapias a solo 160, y de 40 intervenciones quirúrgicas a sólo 10; y que, de atender usualmente entre 1300 a 1500 casos nuevos, el INEN pasó a cubrir solo 192 casos nuevos en abril de este año.
Precisamente ahora contamos con el importante informe “Estado de acceso a la salud en cáncer de mama en Perú”, elaborado por un colectivo de instituciones y personas que trabajan en el sector del cáncer, informe coordinado por el Grupo de Estudios Clínicos Oncológicos Peruano (GECOPERU). Si bien las conclusiones de este informe se refieren a un tipo específico de cáncer, gran parte de ellas resultan intuitivamente extrapolables a la situación general de la atención del cáncer en nuestro país. La lectura de este informe nos da a conocer el nivel de carencia a partir del cual debe construirse una política nacional contra el cáncer efectiva, digna e inclusiva.
El estudio deja en claro las graves deficiencias halladas en cuanto a la prevención y detección precoz del cáncer de mama, la disponibilidad de tratamientos especializados, la disponibilidad de medicamentos y la disponibilidad de financiamiento para cubrir los costos de la enfermedad. No olvidemos que el cáncer es una de las enfermedades clasificadas como desastrosas por sus consecuencias inmediatas para el paciente y la familia, ya no solo en cuanto a su salud física y psíquica sino en relación con sus propias posibilidades de mantener un nivel de vida digno. El cáncer destroza no solo al paciente sino a la familia entera, por eso requiere una atención especial.
El informe constata que “la enseñanza del autoexamen es precaria y el número de mujeres que lo hacen con regularidad es escaso”, que “el Plan Nacional es ineficaz tanto a nivel nacional como regional”, que hay “escasez de especialistas y equipos para detectar el cáncer de mama”, que en relación con la radioterapia hay “escasez de radioterapeutas y aceleradores lineales para el tratamiento del cáncer de mama”, que hay un “acceso limitado a medicamentos innovadores para el tratamiento del cáncer de mama”, que financiación de los costes del control del cáncer de mama es absolutamente insuficiente.
Partimos, pues, de una situación marcada por grandes deficiencias. Nuestro deber como sociedad y estado es cambiarla positivamente, poniendo todo de nuestra parte. En este esfuerzo colectivo y solidario, el cumplimiento de los plazos y compromisos es literalmente vital porque hay innumerables vidas y familias cuya sobrevivencia y recuperación están en juego. Sería una señal muy positiva y alentadora si el gobierno y el Ministerio de Salud se hacen cargo de esta impostergable urgencia. Por lo pronto, se anuncia que tendremos reglamento en 15 días. Eso esperamos. Y ojalá se escuche a las organizaciones de pacientes, porque ya estamos cansados de ver como se reitera el error consuetudinario de toda burocracia, consistente en hacer y disponer a espaldas de las personas directamente implicadas e interesadas en tener una buena norma que sirva de manera efectiva a sus urgentes necesidades.
Esperamos también, contar con una Política Nacional Contra el Cáncer en el plazo más breve.
Y aguardamos una mejora en el monto y ejecución del presupuesto para las enfermedades oncológicas. De acuerdo al Observatorio de Consulta amigable del MEF, desde el 2019 a la fecha, el presupuesto destinado para el control y prevención de cáncer ha ido reduciéndose, sí, disminuyendo. No obstante, la gran mayoría de instituciones prestadoras de servicios oncológicos no han ejecutado la totalidad de sus presupuestos. Y anualmente, en promedio, se ha dejado de ejecutar 25 millones de soles destinados a la compra de medicamentos para la prevención y control del cáncer.
Fuente: hildebrandtensustrece.com
20 ago 2021
Ronald Gamarra: La salud más allá del Covid-19
10 ago 2021
Perú: Ley Nacional del Cáncer
30 may 2021
Ronald Gamarra: Vida y Muerte
Por otro lado, los avances en la inmunización de toda la población en general contra el covid 19 son otro punto a favor de la vida, después de un año errático frente a la pandemia. Reparando errores iniciales, el gobierno ha logrado pasar de una situación en que no teníamos vacunas en absoluto a otra en la cual se empieza a disponer de ellas en cantidades importantes y, sobre todo, se observa dinamismo en la inoculación con tasas diarias que cada vez suben más. La vacunación masiva será, a fin de cuentas, el arma fundamental para superar la pandemia.
También tenemos que subrayar que las víctimas de la segunda ola de la pandemia de covid en nuestro país vienen bajando en forma sostenida en las últimas dos semanas, después de cifras de terror que superaron los 400 fallecidos diarios. Parece que esta vez los números de contagio y fallecimientos se encaminan a niveles previos a esta ola. Sin embargo, aun cuando esos pisos están a la baja, todavía son signos temibles. Hay enormes sombras. En general, estamos acercándonos a la mitad de las víctimas registradas en la primera ola, con un promedio actual de más de 160 fallecidos por día, cifra que, en términos absolutos, todavía es abrumadora.
Sería, entonces,
un grave error desatender ahora las medidas de prevención que sea necesario
observar a nivel individual y colectivo. No sea que la caída de los contagios y
fallecimientos se detenga y volvamos a escalar un nuevo pico, como ha ocurrido
en el curso de esta misma segunda ola. Velar porque la curva letal de la
enfermedad baje definitivamente y termine la segunda ola es la responsabilidad
central de todos. O debería serlo. No debemos descuidarnos ante la nueva
variante C-37, originaria de Chile y Perú, identificada como la responsable del
80% de los contagios de esta segunda ola, o cualquier otra que pudiera
aparecer.
Fuente: https://www.hildebrandtensustrece.com/
7 abr 2021
CIDH: Las vacunas contra el COVID-19 en el marco de las obligaciones interamericanas de derechos humanos
La Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) emitió la Resolución N° 1-2021 sobre "Las vacunas contra la Covid-19 en el marco de las obligaciones interamericanas de derechos humanos".
La pandemia generada por el virus que causa el COVID-19 ha originado una crisis sanitaria, económica y social sin precedentes, a nivel mundial y regional. El desarrollo, junto con la aprobación, fabricación y distribución de vacunas seguras y efectivas son pasos determinantes para: i) enfrentar los riesgos a la vida y a la salud derivados de la pandemia; ii) disminuir la sobrecarga de los sistemas de salud, y iii) mitigar los efectos de las medidas de salud pública que han sido implementadas para contener el contagio. Tales medidas han afectado de manera especialmente adversa el disfrute de los derechos económicos, sociales, culturales y ambientales (DESCA), con un impacto diferenciado y desproporcional en los grupos en situación de vulnerabilidad de las Américas, así como de las personas con COVID-19 y sus familiares.
CIDH Resolucion Salud 1 21 on Scribd
Fuente CIDH5 mar 2021
Ronald Gamarra: La lección de Ana Estrada
Hay que destacar como se merece las decisiones de estas procuradurías. En primer lugar, porque en un giro completo y en menos de dos meses abandonan las posiciones carcas y conservadoras que expresaron por escrito en la contestación a la demanda y en la audiencia oral, oportunidades en las que pidieron se declare la improcedencia de la solicitud de Ana Estrada, señalaron que ni la Constitución ni el código penal lo permiten, y alegaron cosas como que la enfermedad que padece no se encuentra en un estado terminal ni le produce intolerables dolores, que se requiere de una norma expresa que desarrolle el derecho a la muerte digna, y que Ana Estrada pretende que el juez se convierta en legislador. En suma, pusieron en duda su dolor, le dijeron no, trataron de obligarla a soportar padecimientos indignos en nombre de sus creencias -la de ellos, claro- y la enviaron a reclamar al Congreso.
En segundo lugar, porque fijan una radical diferencia con la actitud de otras procuradurías públicas que no han dudado en cuestionar y hacer todo lo posible, recurriendo incluso a leguleyadas, para bloquear decisiones progresivas de la justicia que amparaban derechos humanos. Uno de los casos más vergonzosos fue el de la procuraduría de la RENIEC, que movió cielo y tierra para impedir que surtiera efecto la decisión de un juez que amparó el derecho de una pareja del mismo sexo a que su matrimonio, celebrado en el extranjero, se inscribiera en el registro civil nacional.
De este modo, me parece que, por primera vez, una procuraduría pública actúa en función de la ley y los derechos humanos, que el Perú reconoce constitucionalmente y por tratados internacionales, en lugar de litigar por inercia y actuar como el perro del hortelano, que no come ni deja comer, defendiendo ciegamente una supuesta legalidad que no es tal sino la excrecencia ideológica de siglos de poder arbitrario, prejuicios y oscurantismo en contra de la persona humana. Las procuradurías no pueden ni deben ser miopes y menos ciegas en las causas en las cuales toman parte.
No obstante, si las procuradurías públicas, contra la razón, hubiesen apelado la sentencia, la señora Ana Estrada hubiera estado preparada para seguir dando la pelea que ejemplarmente ha estado librando en estos años, a pesar de las condiciones extremadamente precarias de su salud y su capacidad física. Porque, aún en su condición crítica de salud, ella demuestra integridad y fortaleza ética y moral, deslumbrante lucidez intelectual y ejemplar generosidad como para entender que su lucha por un derecho humano esencial, como el derecho a morir con dignidad, es crucial para la dignidad de todos, inclusive los que se oponen con pretextos majaderos.
Qué diferencia entre la actitud y la acción de la señora Estrada y la de otros que muestran un cristianismo de pacotilla, propio de Torquemada, cuando le responden brutalmente “que se suicide”, en vez de accionar ante la justicia por el respeto a un derecho humano. No cabe comparación entre estas dos actitudes diametralmente opuestas ya desde el punto de vista ético. En el caso de la señora Estrada observamos la defensa del derecho en su expresión más limpia y pura, mientras en el otro caso solo vemos la actitud propia de un déspota y fanático sin capacidad de empatía.
La batalla de Ana Estrada quedará para siempre entre los mayores hitos de la lucha por el derecho y la justicia en nuestro país, sin importar los avatares que el caso pueda enfrentar en adelante. Jamás tantos debimos tanto a alguien tan frágil en tan diversos planos: el de la justicia, el de la ética, el de la conducta personal. En medio de una situación caótica, en la cual cada quien trata de sacar todo el partido posible en beneficio propio y egoísta, sobre todo en el triste plano de la política, la señora Estrada nos ha dado la más sencilla pero inolvidable lección de desprendimiento, luchando en el nombre de todos.
¿Esto significa que, después de la sentencia conseguida por la señora Estrada y la por ganar en la Corte suprema, ella ya tiene asegurado el derecho a la muerte digna? Así debería ser en un estado plenamente constitucional, pero en nuestro país, lamentablemente, no se puede dar por descontado. Al contrario, tengamos la seguridad de que los retrógradas harán de todo para impedir que la Corte Suprema se pronuncie favorablemente en la consulta y para evitar la ejecución del pronunciamiento judicial que ordena se inaplique un artículo del código penal para permitir su muerte digna y no se sancione a los profesionales que la practiquen, considerando que ella no puede hacerlo por sí misma, de un lado, y ordena al Ministerio de Salud y a EsSalud respetar su decisión de poner fin a su vida a través del procedimiento técnico de la eutanasia, de otro. Y claro, para limitar al máximo el mal ejemplo de la sentencia y evitar su expansión en sede parlamentaria. No importa; seguiremos consolidando y ampliando la trocha abierta hasta que quede firme. Porque tenemos un ejemplo extraordinario que nos alienta y anima: el ejemplo de esa mujer extraordinaria que es Ana Estrada.
10 nov 2020
Corte IDH: Cuadernillo de Jurisprudencia de la Corte Interamericana de Derechos Humanos N° 28: Derecho a la salud
Cuadernillo de jurisprudencia de la Corte Interamericana de Derechos Humanos (Corte IDH) sobre el derecho a la salud.
Cuadernillo28 Derecho a La Salud on Scribd
Fuente Corte IDH:15 oct 2020
Ronald Gamarra: "Los pacientes importan, señora ministra"
El Ministerio de Salud (MINSA) parece estar decidido a poner todos los obstáculos posibles para frustrar, al menos por este año, el acceso de los ciudadanos, especialmente de los pacientes, al proceso de elaboración del Petitorio Nacional Único de Medicamentos Esenciales (PNUME), que es el documento legal que aprueba la relación de medicamentos que el sector público adquiere para la atención de la salud pública en todo el país. Este proceso hasta ahora se ha llevado siempre entre cuatro paredes, sin transparencia, a espaldas de la opinión de los pacientes.
Qué otra cosa se puede entender si ya van 80 días sin que el MINSA haya cumplido con la obligación de elaborar y aprobar el manual de participación ciudadana en la preparación del PNUME. La Ley que así lo ordena se promulgó el 27 de marzo de este año. Los 120 días de plazo se cumplieron a fines de julio. A la fecha, ya debía haber un manual de participación ciudadana.
Pero tampoco se trata de que se apruebe cualquier compendio, vademécum o novelón a espaldas de los interesados. La elaboración del propio manual de participación también debe ser transparente, abierta, democrática, y eso exige establecer mesas de trabajo conjunto, eventos de participación pública, una discusión abierta y directa con los pacientes y sus organizaciones. Todo ello debería resultar en la prepublicación del proyecto de manual de participación ciudadana, que sea objeto de un último debate y recojo de sugerencias. Pero nada de eso ha habido. Ninguna apertura. Silencio total durante seis meses.
Ante esta situación, presentamos en julio de este año una solicitud formal al MINSA pidiendo el acceso a la información generada por este organismo en relación con la preparación del manual de participación. Porque es de suponer que la burocracia algo habrá avanzado en tanto tiempo. Y claro que lo hizo. Pero nada, ninguna respuesta. Silencio, silencio y más silencio. Que los pacientes se vayan a fastidiar a otro lado con su impertinente voluntad de participar. ¿La ley y sus plazos establecidos? Pues, sencillamente, se desobedecen, se desacatan. ¿Y qué va a pasar, pues? No hay sanción prevista para este incumplimiento.
Tanto desacato no podía dejarse pasar sin reaccionar. Así, pues, el ominoso e indiferente silencio del MINSA hizo ineludible presentar un recurso de apelación ante el Tribunal de Transparencia y Acceso a la Información Pública (TTAIP) en el mes de septiembre. Este importante tribunal es el organismo que está encargado de resolver como última instancia administrativa las controversias relacionadas con la transparencia y el derecho al acceso a la información pública a nivel nacional. Sus resoluciones tienen carácter vinculante; no son simples recomendaciones.
En los últimos días de ese mes, el MINSA informó que la propuesta de manual se encontraba en el despacho ministerial “para su revisión y aprobación”. Sí, se había proyectado un manual de participación ciudadana… sin la participación ciudadana. No se mencionó intención alguna de prepublicación. Y claro, tampoco se nos proporcionó copia de la propuesta. En octubre, siguiendo el trámite establecido, el TTAIP acordó por unanimidad declarar fundado el recurso de apelación contra la denegatoria de la solicitud de acceso a la información pública presentada; y, en consecuencia, ordenar al MINSA la entrega de la información solicitada.
Pues bien, estimados lectores, sucede que pasó de largo el plazo concedido para la entrega de la información y el MINSA sigue encerrado en su absoluto mutismo, haciendo caso omiso ante las urgentes y justas demandas de transparencia y participación que les hacen los pacientes y sus organizaciones, que aguardan tratamientos y medicinas que deben ser aprobados en el PNUME. Los pacientes deben opinar sobre los medicamentos que el estado compra para atender la salud pública. Este proceso no puede ni debe ser una suerte de coto cerrado de la burocracia.
En Brasil, Chile y Colombia los y las pacientes participan de las políticas de salud. ¿Cuánto tiempo seguiremos esperando para permitirlo en Perú? Junto a los y las pacientes exigimos al MINSA la entrega de la información solicitada y la prepublicación del proyecto de manual de participación ciudadana en la elaboración del PNUME. Una y otra no son gracias y tampoco concesiones facultativas, sino obligaciones del MINSA y un derecho ganado por los pacientes y, en general, por los ciudadanos, en aras de una necesaria transparencia que parece tan difícil de alcanzar, vistas las dificultades que opone la burocracia.
El acceso a la información que el MINSA maneja sobre la elaboración del manual permitirá que los pacientes de los servicios de salud puedan evaluar y supervisar el proceso de su elaboración y aprobación, así como plantear sus opiniones y necesidades, para que el nivel de participación ciudadana en la elaboración del PNUME sea amplio, permanente, efectivo y pleno en todas sus etapas. Un buen manual de participación ciudadana en la elaboración del PNUME contribuye a garantizar el derecho a la salud y a que no se compren medicinas que responden únicamente a intereses comerciales.
Mientras escribo estas líneas, el Tribunal de Transparencia conmina al MINSA a la entrega de la información tal como lo ha ordenado, bajo apercibimiento de remitir copias al Ministerio Público por la actitud renuente de las autoridades y funcionarios responsables de dicha entidad.
La historia podría tener un final parcialmente positivo. Después de 80 días de retraso, el MINSA deberá cumplir con la entrega de la información de la que dispone sobre el proceso de elaboración del manual de participación ciudadana. Es cierto que lo harán con gran retraso y prescindiendo de un necesario proceso de participación que hubiera podido aportar mucho. Esperamos que esa oportunidad se pueda dar ahora y que sirva efectivamente para la elaboración del PNUME. Aunque todavía es posible que la ministra de Salud, en un acto de transparencia y ejercicio democrático, decida someter el proyecto de manual -sí, doctora Mazzetti, ese que tiene encima de su escritorio- a una prepublicación para recibir los aportes de las y los pacientes y sus organizaciones. Eso esperamos. ¿Lo hará?.
Artículo de opinión de Ronald Gamarra Herrera publicado en Hildebrandt en sus trece el viernes 16 de octubre de 2020.
7 jul 2020
ONU: Derecho de toda persona al disfrute del más alto nivel posible de salud física y mental

24 may 2020
OMS y UNICEF: Al menos 80 millones de niños menores de un año corren el riesgo de contraer enfermedades como consecuencia de la interrupción de la vacunación por COVID-19
GINEBRA/NUEVA YORK – La COVID-19 está interrumpiendo los servicios esenciales de inmunización en todo el mundo y, como consecuencia, millones de niños (tanto de países ricos como de países pobres) están en peligro de contraer enfermedades como la difteria, el sarampión y la poliomielitis. Se trata de la grave advertencia de la Organización Mundial de la Salud, UNICEF y Gavi, la Alianza para las Vacunas, con motivo de la Cumbre Mundial sobre las Vacunas que se celebrará el próximo 4 de junio y que reunirá a los dirigentes mundiales para tratar de mantener los programas de inmunización y mitigar el impacto de la pandemia sobre los países de bajos ingresos.
11 may 2020
Corte IDH: COVID-19 y el Derecho a la Salud
