Mostrando entradas con la etiqueta Israel. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Israel. Mostrar todas las entradas

30 dic 2014

ISRAEL Y PALESTINA, nuevo intento por Ronald Gamarra

Una vez más, los representantes de Israel y el pueblo palestino empiezan un proceso de negociaciones para abordar las cruciales diferencias que los separan y llegar a un acuerdo de paz. La primera reunión se celebró en Washington al inicio de la semana pasada y se prevé continuar el proceso con una nueva reunión en algunas semanas, que tendría lugar en el mismo territorio en disputa. Se ha fijado un plazo de nueve meses para llegar a un acuerdo final. 

¿Será posible lograrlo esta vez? Las conversaciones empiezan en un clima de claro escepticismo no solo entre las partes enfrentadas, sino entre la comunidad mundial, estados y sociedades civiles incluidas. Está claro que este proceso negociador no nace del entusiasmo de las partes, sino de la presión de la diplomacia norteamericana, particularmente de la persistencia del secretario de Estado John Kerry, un peso pesado de la política, que fue candidato a la presidencia y quizás aún aspira a ella.

Aparte de Kerry, que también mantiene una prudente distancia, tampoco es posible saber hasta qué punto los Estados Unidos están dispuestos a ejercer la presión política suficiente para comprometer a las partes, particularmente a su aliado Israel, a renunciar a aspiraciones incompatibles con un acuerdo de paz. ¿Les interesa realmente llegar a un acuerdo de paz o solo les interesa tener en marcha un proceso de negociaciones, como ha habido antes varios, que salve las apariencias por algunos años más sin importar si al cabo fracasa?

Esta presión es crucial para llegar a resultados efectivos y justos, y debiera ejercerla la comunidad internacional a través de la ONU. Pero Israel no reconoce el marco de la ONU para resolver el conflicto y esta posición es respaldada, con distintos argumentos, por Estados Unidos, que defiende la negociación directa entre las partes como única vía posible de entendimiento. Pero la verdad es que lo poco de positivo que ha sucedido en esta región del mundo en las últimas décadas ha sido resultado de la presión exterior, incluyendo el proceso de negociaciones que acaba de iniciarse.

La derecha nacionalista israelí, que gobierna actualmente, fue lo suficientemente poderosa y hábil como para bloquear el proceso de paz iniciado en Oslo e imponer la doctrina de que solo queda “gestionar el conflicto” indefinidamente, con la finalidad última de quedarse con todo el territorio posible del antiguo mandato británico e impedir el surgimiento de un Estado palestino creíble y viable. Por su parte, el fundamentalismo islámico, que domina la Franja de Gaza y amaga Cisjordania, desafiando el precario predominio de los políticos laicos de la Autoridad Nacional Palestina, se opone igualmente a un acuerdo de paz por su intransigencia a aceptar la existencia de Israel y a renunciar a reivindicaciones maximales.

Lamentablemente se ha demostrado que, dejadas a su suerte, las partes encontrarán el modo de no llegar a acuerdos. Lo peor es que se dejaron pasar momentos aparentemente más propicios, como cuando el proceso de paz fue asumido por Yitzhak Rabin en Israel y el líder histórico palestino Yasser Arafat, y el proceso había despertado amplio respaldo en ambas comunidades. Ante el asesinato de Rabin, la diplomacia norteamericana no tuvo la entereza de hacer saber a las partes que el proceso iniciado en Oslo no podía ser desmontado. Con la presidencia de George W. Bush se dio en la práctica la renuncia a los acuerdos de Oslo en el marco de una cruzada mundial contra el fundamentalismo islámico.

La presidencia de Obama no ha sido efectiva en corregir esta tendencia. Más aún, enfrenta un lobby interno, dominante en el Congreso de los Estados Unidos, de respaldo incondicional a cualquier actitud de Israel. Por eso su iniciativa es tímida, pues no está dispuesta a desafiar el eventual costo político interno que supondría llevar el proceso de paz hasta las últimas consecuencias. De allí la importancia crucial de que las demás potencias, particularmente el Reino Unido, Francia y Rusia, se involucren en el proceso presionando activamente a las partes a hacer la paz. Y que se abra el espacio a las Naciones Unidas, ya que la pax americana se muestra insuficiente.

Artículo de Ronald Gamarra Herrera publicado en Diario 16, el domingo 28 de diciembre de 2014.

14 sept 2014

“CORAJE”

Israel prime minister Binyamin Netanyahu, defence minister Moshe Ya'alon, chief of staff Benny GantzCierro por ahora, esta serie de columnas iniciadas a raíz del brutal bombardeo de más de un mes en Gaza, reproduciendo la carta que 43 oficiales de la Unidad 8200, cuerpo de élite del servicio de inteligencia del ejército de Israel, dirigen al primer ministro de su país y a sus jefes militares, cuestionando la política destinada al control y la negación de derechos de la población palestina en los territorios ocupados y negándose, en consecuencia, a servir en operaciones en contra del pueblo palestino. Actitud ejemplar, muestra de extraordinario coraje e integridad moral. La carta ha merecido primeras planas en la prensa mundial y no se ha podido evitar su publicación en varios diarios de Israel. Lean a continuación la traducción al español.

Primer Ministro, señor Benjamin Netanyahu
Jefe de Estado Mayor, general Benny Gantz

Director de Inteligencia Militar,  general Aviv Kochavi
Comandante de la Unidad 8200: 

Nosotros, veteranos de la Unidad 8200, soldados de la reserva del pasado y del presente, declaramos que nos negamos a participar en las acciones contra los palestinos y nos negamos a seguir sirviendo como herramientas para profundizar el control militar de los territorios ocupados.

Comúnmente se piensa que el servicio de inteligencia militar está libre de dilemas morales y únicamente contribuye a la reducción de la violencia y el daño a personas inocentes. Sin embargo, nuestro servicio militar nos ha enseñado que la inteligencia es una parte integral de la ocupación militar de Israel sobre los territorios. La población palestina bajo el régimen militar está completamente expuesta al espionaje y la vigilancia por la inteligencia israelí. Si bien existen limitaciones severas sobre la vigilancia de los ciudadanos israelíes, los palestinos no gozan de esta protección. No hay distinción entre los palestinos que participan o no participan en la violencia. La información que se recoge y almacena perjudica a personas inocentes. Se utiliza para la persecución política y crear divisiones dentro de la sociedad palestina mediante la contratación de colaboradores e impulsando a partes de la sociedad palestina contra ella misma. En muchos casos, la inteligencia impide a los acusados recibir un juicio justo en los tribunales militares, ya que la evidencia en contra de ellos no se revela. La inteligencia permite el control continuo de millones de personas a través de la supervisión intrusiva y la completa invasión de la mayoría de las áreas de la vida. Esto no permite a las personas llevar una vida normal, echa más fuego a la violencia y nos distancia aún más del final del conflicto.

Millones de palestinos han estado viviendo bajo un régimen militar israelí por más de 47 años. Este régimen les niega los derechos básicos y expropia grandes extensiones de tierras para asentamientos judíos sujetos a sistemas jurídicos, jurisdicción y aplicación de la ley separados y diferentes. Esta realidad no es un resultado inevitable de los esfuerzos del estado para protegerse a sí mismo, sino más bien el resultado de una opción. La expansión de los asentamientos no tiene nada que ver con la seguridad nacional. Lo mismo ocurre con las restricciones a la construcción y el desarrollo, la explotación económica de Cisjordania, el castigo colectivo de los habitantes de la Franja de Gaza, y la ruta real de la barrera de separación.

A la luz de todo esto, hemos llegado a la conclusión de que como individuos que prestaron servicio en la Unidad 8200, tenemos que asumir nuestra parte de responsabilidad en esta situación y es nuestro deber moral actuar. No podemos seguir sirviendo a este sistema, en buena conciencia, negando los derechos de millones de personas. Por lo tanto, aquellos de entre nosotros que son reservistas, se niegan a tomar parte en las acciones del estado contra los palestinos. Hacemos un llamado a todos los soldados que sirven en el Cuerpo de Inteligencia, del presente y del futuro, junto con todos los ciudadanos de Israel, para hablar en contra de estas injusticias y adoptar medidas para ponerles fin. Creemos que el futuro de Israel depende de ello.

Artículo de Ronald Gamarra Herrera, publicado en Diario16, el domingo 14 de setiembre de 2014.
Foto de The Guardian.

26 ago 2014

"ISRAEL SERÁ LIBRE, LIBERANDO A PALESTINA"

Esta semana, monseñor Desmond Tutu, uno de los grandes líderes de la lucha contra el apartheid en Sudáfrica, su país, escribió un artículo trascendental a raíz del bombardeo de Gaza, que por otra parte aún no cesa, a pesar de las treguas anunciadas una y otra vez.

El artículo de monseñor Tutu se publicó en Haaretz, el único diario israelí que da espacio a la opinión disidente del nacionalismo. Lamentablemente este artículo no ha tenido difusión en nuestros medios de comunicación, más bien preocupados de los problemas sentimentales de los personajes del espectáculo local. Reproduzco la última parte del artículo, en la traducción de Avaaz.org:

Por último, los sucesos en Gaza del pasado mes servirán para demostrar quién cree en la valía de los seres humanos. Se está volviendo cada vez más evidente que políticos y diplomáticos no están siendo capaces de encontrar respuestas, y que la responsabilidad para mediar una solución sostenible a la crisis en Tierra Santa recae en manos de la sociedad civil mundial y de los propios pueblos de Israel y Palestina. Además de la reciente devastación de Gaza, seres humanos decentes de todas partes –incluyendo muchos en Israel– están profundamente molestos por las diarias violaciones a la dignidad humana impuesta a los palestinos. Las políticas de ocupación ilegal de Israel, junto con la construcción de asentamientos en tierras ocupadas, complican aún más el ya difícil objetivo de lograr un acuerdo futuro aceptable para todas las partes.

El Estado de Israel se está comportando como si el mañana no existiera. Su pueblo no tendrá la vida pacífica y segura que anhela –y merece– mientras sus líderes perpetúen las condiciones que sostiene el conflicto.

He condenado a los palestinos responsables del lanzamiento de misiles y cohetes a Israel. Están dando fuelle a las llamas del odio. Me opongo a todas las manifestaciones de violencia. Pero debemos tener muy en claro que el pueblo de Palestina tiene todo el derecho de luchar por su dignidad y libertad. Esta es una lucha que tiene el apoyo de muchísimos alrededor del mundo.

No existe problema humano irresoluble cuando los seres humanos aúnan sus esfuerzos con el sincero deseo de superarlo. No hay paz imposible cuando la gente tiene la determinación de lograrla. La paz requiere que los pueblos de Israel y Palestina reconozcan al ser humano que habita en ellos y en el otro, y entiendan su interdependencia. Los misiles, las bombas y la crudeza del insulto no son parte de la solución. No hay solución militar.

Es más probable que la solución proceda de esa caja de herramientas no violentas que desarrollamos en Sudáfrica en los años 80 para persuadir al Gobierno de la necesidad de modificar sus políticas. La razón de que estas herramientas –el boicot, las sanciones y la retirada de fondos– resultaran finalmente eficaces fue la existencia de una masa crítica que las apoyaba, tanto dentro como fuera del país. La clase de apoyo del que hemos sido testigos a lo largo del mundo en las últimas semanas en relación con Palestina.

Mi ruego al pueblo de Israel es que vea más allá del momento, que vea más allá de la rabia de sentirse perennemente asediado, para ver un mundo en el que Israel y Palestina puedan coexistir, un mundo en el que reinen la dignidad y el respeto mutuos.

Requiere un cambio de mentalidad. Un cambio de pensamiento que reconozca que el intento de perpetuar el statu quo actual condena a las futuras generaciones a la violencia y a la inseguridad. Un cambio de mentalidad que cese de interpretar la crítica legítima a las políticas de Estado como un ataque al judaísmo. Un cambio de mentalidad que empiece en casa y se extienda por todas las comunidades y naciones y regiones, llegando a la diáspora diseminada por todo el mundo. El único mundo que compartimos. (…) Nelson Mandela pronunció aquella célebre frase donde dijo que los sudafricanos no se sentirán libres mientras los palestinos no lo sean. Hubiera podido agregar que la liberación de Palestina liberará a Israel.

Columna de Ronald Gamarra Herrera publicada en Diario16, el domingo 24 de agosto de 2014.

24 ago 2014

Miko Peled, un israelí que no le teme a la verdad

Miko Peled, nació en Israel es uno de los pacifistas más valerosos de Israel, hijo de un general, Mattiyahu Peled, héroe de guerra del ejército, que luchó en la guerra de 1948 y 1967, también se tornó pacifista. Matti Peled condenó al ejército israelí por apoderarse de Cisjordania, Gaza, el Sinaí y los Altos del Golán, llamando a la guerra: "campaña cínica de expansión territorial", fué llamado "Abu Salam" (padre de la paz) por los palestinos.

Peled hijo, siguió los pasos de su padre. En 1997, su sobrina Smadar, de 13 años, murió en un atentado suicida en Jerusalén. Peled dijo: "Por qué no decir la verdad ... que ésta y otras tragedias están ocurriendo porque nosotros estamos ocupando otra nación y que a fin de salvar vidas lo que hay que hacer es poner fin a la ocupación y negociar una paz justa con nuestros socios palestinos". Peled citó a su hermana, la madre de Smadar: "Ninguna madre de verdad quiere que el mismo horror le ocurra a otra madre"


Volvió al activismo luego de la tragedia familiar, decidió que la solución de dos Estados que su padre había promovido ya no era suficiente, y comenzó a apoyar la creación de un único Estado democrático con igualdad de derechos para los israelíes y los palestinos.

Peled escribió el Hijo del General.

Vea la entrevista:


14 ago 2014

Farid Kahhat: “Gaza es una de las prisiones más grandes del mundo”

Las Naciones Unidas, al 11 de agosto de 2014, estima que las víctimas del conflicto ascienden a 1,900 palestinos fallecidos, incluídos 456 niños y 237 mujeres (Fuente Radio ONU).

Si bien los ataques a la Franja de Gaza son condenados por diversos países y organizaciones, poco es lo que se ha hecho por frenarlos. Farid Kahhat, analista internacional, analiza el conflicto en Gaza y sus repercusiones diplomáticas en la región.


Desde que hace ya cuatro semanas comenzaron los ataques aéreos en Gaza, más de 1,700 palestinos han muerto, de los cuales la mayoría son civiles, entre ellos 377 son niños y 196 mujeres, según datos de la Organización de Naciones Unidas. Las víctimas israelíes ascienden a 64 soldados y dos civiles.
Farid Kahhat, docente del Departamento de Ciencias Sociales de la PUCP, explica que, para entender lo que sucede en Gaza, primero se tiene que conocer que buena parte de la población en dicho lugar no es originaria de la Franja, sino que proviene de la zona que es la actual Israel. “Estos pobladores fueron expulsados de sus tierras y viven como refugiados en un lugar que tiene un cerco militar israelí y congrega la mayor densidad demográfica del mundo con 1 millón 700 mil personas en tan solo 350 kilómetros cuadrados. Ante un ataque, con todo urbanizado y con las fronteras cerradas, es difícil encontrar algún lugar adonde escapar, lo que convierte a Gaza en una de las prisiones más grandes del mundo“, afirma Kahhat.

Relación con el Perú

El Perú decidió llamar en consulta a su embajador en Israel, lo que fue visto como una forma de protesta diplomática frente al número de víctimas. Por un lado, el Perú forma parte de un gran número de países que reconocen a Palestina como Estado. Pero según el analista, esta acción solo expresa una forma de solidaridad con los derechos de los palestinos ya que la diferencia está en que mientras Israel sí existe como Estado, Palestina solo lo es en el papel mas no en la práctica.
En respuesta a la acción diplomática del Perú, la Embajada israelí lamentó que se tomara esta decisión e hizo una comparación entre lo que vive el pueblo israelí y los ataques del grupo Hamás con lo que vivió el Perú en época del terrorismo. “Israel siempre se identificó con el sufrimiento del pueblo peruano durante todos los años de su lucha contra el terrorismo.. A pesar de la cercanía entre ambos pueblos, hoy nos sorprende que el Perú no apoye a Israel en sus esfuerzos de proteger la vida de sus ciudadanos y en su lucha contra el terrorismo”, mencionaba dicho comunicado.
Kahhat encuentra en dicha comparación un problema ya que Israel no la extiende para todos sus efectos. “Lo que deberían hacer es preguntarse qué país tiene territorio ocupado militarmente por la fuerza contraviniendo el derecho internacional, mientras que Perú no ocupó el territorio de nadie ni bombardeó ciudades, tampoco es un país que viole sistemáticamente las resoluciones de las Naciones Unidas. Si quieren hacer una comparación, que las hagan en todos los aspectos”, menciona Kahhat.

Crítica internacional

Si bien el Perú no es el único país latinoamericano que ha decidido tomar acciones diplomáticas, no ha sucedido lo mismo en Europa. El analista explica que Europa sí reconoce que Israel ocupa el territorio de otro pueblo, que los asentamientos construidos en dichos territorios son ilegales y que estos son un obstáculo para cualquier solución negociada. “Me parece que Europa ha ido un paso más allá. Empezaron a utilizar las sanciones contra Israel al prohibir que entidades israelíes constituidas en territorios palestinos reciban algún fondo de la Unión Europea, entonces es un paso más importante que el tomado por países como Perú. Si bien las sanciones son montos pequeños, podrían incrementarse en el futuro", menciona Kahhat y agrega que Alemania, país que hasta hace poco no se atrevía a criticar a Israel por su pasado histórico, se ha sumado a las pequeñas sanciones.
Asimismo, está el caso de Estados Unidos que, si bien menciona que la ocupación es ilegal, es el principal aliado de Israel en el mundo y le sigue entregando municiones en plena ofensiva. “Dicen que la ocupación es ilegal pero les da más ayuda económica y militar, sin condicionar ni un solo centavo a que Israel cumpla con las leyes del derecho internacional. Esto porque el lobby proisraelí es muy influyente en los temas del Medio Oriente”, menciona el analista.
Es por esta razón que, según Kahhat, la Unión Europea es la que puede ejercer un tipo de presión, pues es el principal socio comercial de Israel, aunque lo que ha hecho hasta ahora es muy poco. Por otro lado, la única entidad que podría efectuar eficazmente una posible negociación es el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, y ahí el veto de Estados Unidos podría impedir que se adopten decisiones críticas hacia Israel, pese a las posiciones de los otros miembros.
También tenemos el caso de Brasil, que fue tildado como “enano diplomático” por Yigal Palmordel, portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores de Israel, lo cual habría conllevado a presionar a los demás países de la región a retirar sus diplomáticos respectivos. “Lo que ha hecho Brasil es minúsculo comparado con lo que ameritan las circunstancias, pero es preocupante porque al parecer Israel ya no registra la información que no le conviene. Puedes criticar a otro país pero no insultarlo, porque, por más que le pese, Brasil sí es un país importante en la comunidad internacional", menciona Kahhat.

Intifada

En una reciente entrevista al líder de Hamás, Khaled Meshaal, se menciona que podría darse una Intifada, la cual ya sucedió en dos momentos históricos. Kahhat explica que la primera, “Guerra de piedras”, suscitó gran solidaridad internacional ya que fue un enfrentamiento de civiles desarmados contra tanques y soldados israelíes. En la segunda, se usó la fuerza como resistencia y fue un desastre para los palestinos, estratégica y legalmente. Es por esto que, para el analista, el que se pueda dar una nueva Intifada tendría las características de la primera: “siempre se dice que Israel ya no ocupa Gaza, pero eso no es cierto, Israel sigue ocupando lamayor parte de los territorios palestinos y sigue colonizando esas tierras y reprimiendo a la población”, finaliza.

10 ago 2014

Escritor palestino Sayed Kashua: ¿Por qué dejamos Israel?

sayedSayed Kashua es un escritor palestino. Nació en 1975, ha publicado tres novelas y es cronista del diario israelita Haaretz. Ha vivido en Jerusalén durante muchos años, pero ahora decidió emigrar. El siguiente es su artículo publicado en The Guardian "Why I have to leave Israel":

Muy pronto me voy de aquí. Dentro de unos días dejaremos Jerusalén, dejamos el país. Ayer compramos maletas pequeñas para los niños. No hay necesidad de tener una gran cantidad de ropa, dejaremos nuestra ropa de invierno; en todo caso, no serán lo suficientemente cálidos dado el frío del sur de Illinois, EE.UU. Sólo necesitaremos algunas cosas hasta que nos acomodemos. Tal vez los niños deberían llevarse algunos libros, dos o tres en árabe, y otros pocos en hebreo, para que no se olviden de sus lenguas. Pero yo ya no estoy seguro de lo que quiero que mis hijos recuerden de este lugar, tan querido y tan maldito.

El plan original era salir en un mes para un año sabático. Pero la semana pasada entendí que no puedo quedarme aquí más tiempo, y le pedí a la agencia de viajes que nos saquen de aquí lo más rápido posible, “pasajes sólo de ida, por favor”. Dentro de unos días aterrizaremos en Chicago, y ni siquiera sé dónde viviremos el primer mes, ahí veremos.

Tengo tres hijos, una hija que ya tiene 14 años, y dos hijos, de nueve y tres años de edad. Vivimos en Jerusalén occidental. Somos la única familia árabe que vive en nuestro barrio, a la que nos mudamos hace seis años. “Puedes elegir dos juguetes”, le dijimos esta semana en hebreo a nuestro pequeño niño que estaba en su habitación mirando la caja de sus juguetes, y empezó a llorar a pesar que le prometimos que le vamos a comprar todo lo que quiera cuando lleguemos allá.

También tengo que decidir qué llevaré yo. Puedo elegir sólo dos libros, me dije a mí mismo, de pie frente de los estantes de libros en mi sala de trabajo. Aparte de un libro de poesía de Mahmoud Darwish y una colección de cuentos de Jubran Khalil, todos mis libros están en hebreo. Son libros que yo empecé a comprar desde que tenía 15 años y que me han acompañado a donde yo me he cambiado. Desde que tengo 14 años apenas he leído un libro en árabe. Cuando tenía 14 años vi una biblioteca por primera vez.

Hace veinticinco años, mi profesor de matemáticas en el pueblo de Tira, donde nací, vino a casa de mis padres y les dijo que el próximo año los judíos abrirían una escuela para estudiantes dotados en Jerusalén. Le dijo a mi padre que él pensaba que debía probar. “Será mejor para él allí,” recuerdo que el profesor les dijo a mis padres. Tuve un buen examen y una buena entrevista así que cuando tenía la edad que tiene mi hija ahora, dejé mi casa en Tira, para ir a un internado judío en Jerusalén. Fue muy difícil, casi cruel. Lloré cuando mi padre me abrazó y me dejó en la entrada de la nueva escuela, que no se parecía a nada que había visto en Tira.

Una vez escribí que la primera semana en Jerusalén fue la semana más difícil de mi vida. Yo era diferente, sí; mis ropas eran diferentes, al igual que mi lenguaje. Todas las clases eran en hebreo – ciencias, estudios de la Biblia, literatura. Me senté allí sin entender una palabra. Cuando traté de hablar todo el mundo se reía de mí. Yo no quería otra que huir hasta mi casa, a mi familia, al pueblo y a los amigos, a la lengua árabe. Lloré en el teléfono cuando hablé con mi padre y le rogué que viniera a buscarme. El respondió que sólo los comienzos son duros, que en pocos meses yo hablaría mejor el hebreo que mis compañeros de curso.

Sayed KashuaMe acuerdo de la primera semana, nuestro profesor de literatura nos pidió que leyéramos “El guardián entre el centeno” de Salinger. En Tira no teníamos clases de literatura, no había biblioteca, aun no hay ninguna. Fue la primera novela que leí. Me tomó varias semanas leerlo, y cuando terminé comprendí dos cosas que cambiaron mi vida. La primera era que yo podría leer un libro en hebreo, y la segunda fue la profunda sensación de que yo amaba los libros.

Desde el momento en que descubrí los libros y las ciencias no me interesaron nada, estaba en la biblioteca leyendo. Muy rápidamente mi hebreo fue casi perfecto. La biblioteca del internado sólo tenía libros en hebreo, así que empecé a leer a autores israelíes. Leí Agnon, Meir Shalev, Amos Oz y empecé a leer sobre el sionismo, sobre el judaísmo y la construcción de la patria. Descubrí rápidamente el poder de los libros e hice míos muchos relatos de los pioneros judíos, sobre el Holocausto, sobre la guerra.

Durante estos años también empecé a entender mi propia historia, y sin intención de hacerlo, empecé a escribir acerca de los árabes que viven en un internado israelí, en la ciudad occidental, en un país judío. Empecé a escribir, a creer que todo lo que tenía que hacer para cambiar las cosas sería escribir sobre el otro lado, para contar las historias que oí de mi abuela. Para escribir sobre la muerte de mi abuelo en la batalla de Tira en 1948, como mi abuela perdió toda nuestra tierra, como crió a mi padre, huérfano a sus cortos años, mientras ella los mantenía trabajando como una recolectora de frutas para los judíos.

Yo quería contar, en hebreo, de mi padre, que estuvo encerrado en la cárcel por largos años, sin juicio, por sus ideas políticas. Quería contarles a los israelíes una historia, la historia palestina. Seguramente cuando lo lean van a entender, cuando lo lean van a cambiar, todo lo que tengo que hacer es escribir y la ocupación terminará. Sólo tengo que ser un buen escritor y voy a liberar a mi pueblo de los guetos en que viven, si narro buenas historias en hebreo, estaré a salvo, otro libro, otra película, otra crónica en un periódico y otro guion para televisión y mis hijos tendrán un mejor futuro. Gracias a mis historias, un día se convertirán en ciudadanos iguales, casi como los judíos.

Veinticinco años de escribir en hebreo, y nada ha cambiado. Veinticinco años aferrándome a la esperanza, creyendo que no es posible que la gente pueda ser tan ciega. Veinticinco años en los que yo tenía pocas razones para ser optimista, pero seguí creyendo que un día este lugar, en el que ambos judíos y árabes viven juntos, sería la historia en la que no se niega la historia del otro. Que un día los israelíes dejarían de negar la Nakba, la ocupación y el sufrimiento del pueblo palestino. Que un día que los palestinos estarían dispuestos a perdonar y construir un lugar donde valga la pena vivir.

Veinticinco años que yo he escrito en hebreo y he recibido amargas críticas de ambos lados, pero la semana pasada me di por vencido. La semana pasada, algo se rompió dentro de mí. Cuando la juventud judía marcha por la ciudad gritando “muerte a los árabes” y atacan a los árabes sólo porque son árabes, entendí que había perdido a mi pequeña guerra.

Escuché a los políticos y a los medios de comunicación y escuché que ellos diferencian entre sangre y sangre. Los que han recibido el poder de expresar lo que la mayoría de los israelitas piensan, “Somos mejores que los árabes.” En los paneles de debate en los que he participado, se ha dicho que los judíos son un pueblo superior, y tiene mayor derecho a vivir. Yo desespero al saber que la mayoría absoluta en este país no reconoce el derecho de un árabe a vivir.

Después de mis últimas columnas algunos lectores suplicaron que me deportaran a Gaza, amenazaron con romperme las piernas, con secuestrar a mis hijos. Yo vivo en Jerusalén, y tengo varios maravillosos vecinos judíos y maravillosos amigos, escritores y periodistas, pero yo todavía no puedo llevar a mis hijos a las guarderías o los juegos del parque con sus amigos judíos. Mi hija protestó furiosamente y dijo que nadie sabría que ella es árabe, debido a su perfecto hebreo, pero yo no la escuché. Ella se encerró en su habitación y lloró.

Pronto me marcho de aquí y ahora estoy de pie frente de mis estanterías de libros, con Salinger en la mano, la que leí cuando tenía 14 años. No tomaré ningún libro, lo decidí, tengo que concentrarme en mi nuevo idioma. Sé lo difícil que es, casi imposible, pero tengo que encontrar otro lenguaje en el que escribir, mis hijos van a tener que encontrar otro lenguaje para vivir.

“No entres,” me gritó enojada mi hija cuando golpeé su puerta. Ingresé de todos modos. Me senté a su lado en la cama y, a pesar que ella me dio la espalda, yo sabía que ella me estaba escuchando.

Escúchame, le dije, antes de repetirle exactamente la misma frase que mi padre me dijo hace 25 años en la puerta de la mejor escuela del país.

“Recuerda, hagas lo que hagas en la vida, para ellos siempre serás un árabe. ¿Entiendes?”

“Entiendo”, me dijo y me abrazó con fuerza.

 “Papá, lo he sabido desde hace mucho tiempo.”

 “Pronto nos vamos de aquí”, le sacudí su cabello como ella aborrece. “Mientras tanto, lee esto”, le dije y le di El guardián entre el centeno


Traducción Radio del Mar.

4 ago 2014

BAREMBOIM: Lucidez ante la barbarie

Cuando la violencia en Gaza se crispa aún más, sin esperanza de detener la masacre de civiles, se hace necesario recurrir a quienes aún no han perdido la cabeza por causa del nacionalismo o los intereses creados.

Uno de ellos es Daniel Baremboim, judío, uno de los más grandes músicos contemporáneos, gran luchador por la paz. Nacido en Argentina, Baremboim tiene ciudadanía israelí y, desde hace varios años, también ostenta nacionalidad palestina. El 25 de julio, Baremboim publicó en el diario español El País un sentido y lúcido artículo del cual extraigo los párrafos que siguen:

“Escribo estas líneas con el corazón apesadumbrado, porque he visto que los sucesos de las últimas semanas en Gaza han confirmado algo de lo que siempre he estado convencido: que no es posible poner fin al conflicto palestino-israelí mediante una solución militar. Este no es un conflicto político, sino que es un conflicto humano, entre dos pueblos, cada uno de los cuales está profundamente convencido, con una firmeza aparentemente irreconciliable, de que tiene derecho a poseer el mismo y pequeño trozo de tierra, mientras que el otro pueblo no.

Siento una comprensión inmensa cuando pienso en el miedo que atenaza hoy a mis compatriotas israelíes: el ruido constante de los cohetes lanzados contra ellos, el temor que inspira saber que uno mismo o alguien a quien conocemos puede resultar herido. Pero también tengo una profunda compasión por la angustiosa situación de mis compatriotas palestinos en Gaza, que viven inmersos en el terror y tienen que llorar a diario a todas esas víctimas y sufrir esa desolación. Después de tantos decenios de destrucción y muerte en ambos bandos, el conflicto ha alcanzado ahora un grado de espanto y desesperación que era imposible de imaginar. Por eso me atrevo a sugerir que tal vez este sea el momento de buscar una solución verdadera y genuina al problema. El alto el fuego es indispensable, sin la menor duda, pero no es, ni mucho menos, suficiente. La única forma de acabar con esta tragedia, la única manera de evitar más muertes y más horror, es aprovechar precisamente que nos encontramos en una situación desesperada para obligar a todas las partes a que se sienten a hablar. No tiene sentido que Israel se niegue a negociar con Hamás ni que rehúse reconocer al Gobierno (palestino) de unidad; no, Israel debe escuchar a los palestinos que están en disposición de hablar con una sola voz unida.

La primera resolución que habrá que alcanzar es un acuerdo conjunto por el que se reconozca el hecho de que no existe una solución militar. Solo entonces podremos empezar a discutir la forma de garantizar tanto la justicia que desde hace tanto tiempo, y con razón, demandan los palestinos, como la seguridad que, también con razón, exige Israel. Los palestinos sentimos que tenemos la necesidad de obtener por fin una solución legítima. Nuestra aspiración fundamental es que se nos trate con justicia y se nos reconozcan los derechos que se reconocen a cualquier pueblo de la tierra: autonomía, autodeterminación, libertad y todo lo que ello entraña. Los israelíes necesitamos que se acepte que tenemos derecho a habitar en el mismo trozo de tierra que los palestinos. Cómo dividir ese territorio es algo de lo que solo podrá hablarse cuando las dos partes hayan reconocido y comprendido que podemos vivir juntos, unos al lado de otros, pero, sobre todo, sin darnos la espalda.

Esta reconciliación tan necesaria tiene que basarse en un sentimiento mutuo de empatía o, si lo prefieren, de compasión. La compasión, en mi opinión, no es meramente un sentimiento que surge de la capacidad psicológica de entender las necesidades de una persona, sino que es una obligación moral. Tratar de comprender los problemas del que tenemos enfrente es lo único que nos permitirá dar el paso necesario para aproximarnos. (…). En este conflicto, todos somos perdedores. Solo seremos capaces de superar esta triste situación si, de una vez por todas, empezamos a aceptar el sufrimiento y los derechos de la otra parte.

Artículo de opinión de Ronald Gamarra publicado en el Diario16, el domingo 03 de agosto de 2014.

Artículo de Daniel Baremboim, "Podemos vivir juntos", en El País: http://elpais.com/elpais/2014/07/24/opinion/1406197588_709219.html

27 jul 2014

“Una mujer llamada SAMAR AL-HALLAQ”, columna de Ronald Gamarra

Lea “Una mujer llamada Samar Al-Hallaq”, la columna de Ronald GamarraCon la "tregua humanitaria” de 12 horas concedida para ayer, sábado 26, quedó en evidencia que el número de víctimas de la brutal operación militar de Israel contra la población palestina de Gaza era muy inferior al real.

Se calculaba alrededor de 850 personas muertas hasta el viernes, pero en las primeras horas de la tregua la cifra superó largamente a mil al encontrarse decenas y decenas de cuerpos entre los escombros de las viviendas de una población civil bombardeada sin miramientos por uno de los ejércitos más poderosos y premunidos de teconología del mundo.

El término “tregua humanitaria” suena a ironía sangrienta y las 12 horas concedidas son una burla. ¿Qué tiene de humanitaria una breve pausa en la ejecución de una masacre calculada al detalle? En los días anteriores ha habido un par de “treguas humanitarias” de un par de horas. Todo en esta operación tiene el mismo estilo. Denominar “defensiva” a esta operación iniciada el 8 de julio, cuando los patéticos cohetes de Hamás no eran capaces de causar ni una sola víctima (y desde entonces solo han causado una), con un ataque generalizado a la población civil en sus propias viviendas para causarle más de mil muertos hasta el momento, solo puede ser calificado como una demostración de cinismo monumental por parte del gobierno de Benjamin Netanyahu.

La cuarta parte de las personas reventadas a bombazos son niñas y niños. Hasta el viernes, antes de la tregua de 12 horas, ya eran más de 200. ¿Cuántos serán ahora? Por otro lado, entre los adultos, es enorme el número de mujeres y ancianos. Ni siquiera las escuelas se han librado de los bombardeos; vamos, ni siquiera los hospitales, ni los locales de las Naciones Unidas que atienden a los refugiados palestinos.

Samar Al-Hallaq es una de esas víctimas. Leo su historia desde la frialdad de internet. A los 29 años de edad, esta mujer palestina perdió la vida junto a sus dos pequeños hijos de cuatro y seis años de edad. Estaba embarazada de siete meses de su tercer hijo. Murió con sus hijos y muchos otros parientes en su humilde vivienda, en el barrio de Rimal, reducida a escombros por el bombardeo. Su esposo Hassan, malherido, sobrevive de milagro; probablemente todavía no sabe que ha perdido a toda su familia. Samar Al-Hallaq era una trabajadora social y cultural, coordinadora en Gaza de un proyecto de apoyo a la tapicería y el tejido, fundamental para una zona donde no existe trabajo digno debido al riguroso bloqueo en que se encuentra desde hace mucho tiempo.

La ironía mayor es que la masacre de hoy, y la opresión y despojo de más de 60 años contra el pueblo palestino, se perpetran en nombre de un pueblo que sufrió el genocidio nazi. Hay que decirlo claramente: Gaza es tal vez el campo de concentración  más grande del mundo. Lo mismo cabe decir de la situación de la población palestina en los territorios ocupados militarmente por Israel (¡desde 1967!), donde la población vive sin ciudadanía, desarrollo ni derecho a futuro, bajo un régimen de marginación homologable al apartheid. Los políticos israelíes y sus aliados incondicionales de Occidente no tienen derecho a manchar así, con la incalificable opresión al pueblo palestino, el legado universal del pueblo judío.

Las potencias occidentales tienen una enorme responsabilidad en la tragedia de estos días. Cuando califican la operación militar en Gaza como “ejercicio del derecho de Israel a defenderse”, lo que hacen es dar patente de corso para matar civiles. En estas angustiosas semanas de bombardeos y matanza, no han pasado de gestos “humanitarios” rituales, pero cada muerto de Gaza ha de pesar sobre su conciencia.

Artículo de Ronald Gamarra publicado en Diario16, el domingo 27 de julio de 2014.

“El principal objetivo de la guerra contra Gaza son los civiles”

Entrevista al periodista y documentalista David Segarra, tras una estancia de tres meses en Gaza.

En el año 2009 el periodista y documentalista valenciano David Segarra visitó Palestina por primera vez. Un primer contacto que al cabo de un año reanudaría al embarcarse en la “Flotilla de la Libertad”, que se dirigía rumbo a Gaza para romper el bloqueo perpetrado por Israel, y que tendría un cruento final: 10 muertos. Pasó tres días en una cárcel de este país y, pasados los hechos, dejó testimonio de lo ocurrido en el documental “Fuego sobre el Mármara”. Durante su tercera estancia en la franja Gazatí (los últimos tres meses), el ejército de Israel ha perpetrado su enésima ofensiva. En la franja prepara desde hace cinco años un audiovisual (“Las cebras de Gaza”) sobre la vida cotidiana de la población palestina bajo el conflicto. David Segarra reside en Caracas, donde fundó la productora Guarataro Films y ha producido varios documentales, entre otros, “Un golpe y una carta” (sobre el soldado que sacó la misiva de Chávez cuando estaba preso durante el golpe de estado de 2002) y “Nuevas Caras” (en torno a los vínculos entre la oposición antichavista y la extrema derecha, en concreto el Partido Popular). Ver fotografías en https://www.flickr.com/photos/davidsegarra/ y artículos en http://davidsegarrasoler.blogspot.com.es/

-A partir de tu experiencia directa en Gaza, ¿qué hechos/realidades destacarías y que habitualmente invisibilizan los medios de comunicación?

-Lo más impresionante de la sociedad palestina y, en concreto, de la franja de Gaza, es que se trata de la sociedad más pacífica, educada y hospitalaria que me he encontrado en ningún lugar del mundo. En tres meses de estancia, he visto un remanso de paz como en ninguna otra parte. La delincuencia no existe, ni prácticamente policía. En mi caso, me he movido con absoluta libertad en mi trabajo como documentalista sin que nadie me pusiera ningún impedimento, cosa que me ha ocurrido en América Latina y Europa. Y es algo que sorprende, porque uno puede imaginar que allí existe una sociedad dura, intolerante y fanatizada. Pero ocurre todo lo contrario.

-La última agresiva militar sobre la franja de Gaza. ¿Consideras que estaba prevista por el gobierno de Israel, con independencia de la muerte de los tres jóvenes que se ha utilizado como coartada?

-Sobre el secuestro y asesinato de los tres jóvenes colonos, el estado de Israel no ha aportado la menor prueba que pueda implicar a ningún grupo político palestino. De hecho, no se ha capturado a los autores y, por tanto, no hay pruebas de quién es el responsable. La ofensiva contra la franja de Gaza es un episodio más de la colonización israelí, que lleva 66 años. En los últimos cinco añoshemos visto tres masacres contra este territorio: “Plomo fundido” (2009) y las ofensivas de 2012 y 2014. Israel, un estado colonial, no necesita excusas para expandirse territorialmente y castigar a la población indígena. Como no lo necesitó el imperio español en América ni el imperialismo británico en la India.

-¿Cuál es la esencia de lo que los medios de comunicación califican como “conflicto”?

-Es muy simple, no tiene ninguna complejidad. Se trata de un proceso de colonización abierto desde 1948. El estado de Israel todavía se encuentra en fase de expansión (no han cerrado su proceso de colonización), y la necesitan tanto en Cisjordania como por otra parte el silencio y la humillación de la gente de la franja de Gaza, que son absolutamente insurgentes.

-¿Cuál es la causa, a tu juicio, de la última ofensiva? Se suelen aducir múltiples factores.

-En el contexto actual, creo que la principal razón es impedir la unidad política del pueblo palestino. El “divide y vencerás” es una ley tradicional del colonialismo, vigente desde antes del Imperio Romano. En su proceso de colonización, Israel ha tratado siempre de dividir a los palestinos entre cristianos, judíos, musulmanes, laicos y religiosos, izquierdistas, nacionalistas, islamistas, etcétera. Israel ha tratado de fragmentarlos y enfrentarlos entre ellos. Justo antes del ataque a Gaza estábamos viviendo un proceso “histórico”, en el que las dos mayores organizaciones del pueblo palestino –Hamas y Fatah- habían llegado a un acuerdo sin, y esto es lo más importante, la oposición de los restantes grupos. Que no estaban en el acuerdo pero tampoco se oponían. Esto implica que el pueblo palestino hablaba con una sola voz frente al ocupante. Y eso es algo que le da terror al estado de Israel, porque rompe con el discurso colonial de que está luchando contra fuerzas minoritarias, extremistas y fanatizadas.

-¿Cuál es la responsabilidad de Estados Unidos en los ataques? Un reciente editorial de La Jornada recordaba la ayuda militar de Washington a Israel por valor de 3.600 millones de dólares en 2014.

-Desde su nacimiento en 1948 y, sobre todo a partir de su expansión en 1967, Israel se convierte en una “punta de lanza” del colonialismo occidental para el control y el sometimiento de los pueblos árabes de la región. Por eso constituye un aliado fundamental, como en su momento lo fue el Chile de Pinochet o la Sudáfrica del Apartheid. Se trata, en definitiva, de aliados esenciales para el control de los recursos naturales. En el contexto actual se dan factores nuevos. Uno es el declive económico –lento pero inexorable- de los Estados Unidos. Eso hace que las piezas del poder –desde el Pentágono hasta Wall Street- traten de retirar en parte a Estados Unidos del tablero militar mundial. Lo que se traduce, a su vez, en que empiece a sentirse el cansancio por parte de los militares y los bloques de poder respecto a Israel. Este país continúa recibiendo la principal ayuda militar y económica por parte de Estados Unidos, pero ya observamos cómo el gobierno de Obama (o cualquier otro en la potencia estadounidense) tiene que ir poniendo freno al expansionismo militar del último medio siglo.

-Estos cambios que apuntas, ¿son de algún modo perceptibles para la opinión pública? ¿En qué se concretan?

-Por primera vez empezamos a ver pequeñas críticas en los medios de comunicación estadounidenses a Israel. Cómo el secretario de Estado de EEUU, John Ferry, llegó a afirmar que Israel estaba cerca de convertirse en un estado de Apartheid (luego tuvo que retractarse, pero lo dijo). Y así observamos muchos signos de cómo Estados Unidos y Europa, poco a poco, sienten que Israel es un lastre para sus políticas exteriores. En los últimos 50 años les ha servido como “lanzadera” o “portaaviones” frente al mundo árabe, pero la tendencia histórica está cambiando.

-Te referías al tratamiento de los medios de comunicación. El País titulaba hace poco en una de sus portadas: “La guerra de Gaza vive el día más mortífero para ambos bandos”. ¿Qué opinas de esta equidistancia?

-Hemos de volver siempre a la historia para contextualizar lo que son los medios europeos. Recordemos que durante el Holocausto judío ningún medio europeo (y ningún gobierno) movieron un solo dedo para salvar a personas que estaban siendo exterminadas. Y todos sabían que estaba sucediendo. La tradición europea de la equidistancia y de colocar al mismo nivel a la víctima y al verdugo está a la vista. El País, El Mundo, La Vanguardia o las televisiones pertenecen a enormes grupos empresariales con vínculos directos con los aparatos económicos y militares estadounidenses e israelíes. Hacen negocio. Esa equidistancia, por otro lado, es la que está haciendo que la ciudadanía se aleje y se informe por los medios alternativos y las redes sociales.

-¿Qué medios de comunicación o metodología recomendarías para informarse sobre la masacre de Gaza?

-Todos. Es fundamental leer a todas las partes. Hoy en día con Internet contamos con el privilegio de poder leer las fuentes directas. En mi caso, no leo la prensa española para la información internacional. Leo directamente las fuentes originales: toda la prensa israelí, la prensa árabe, palestina (en los tres casos, las versiones en inglés), la de los partidos políticos y periodistas a través de twitter y sigo a gente que vive en Gaza. Es muy importante seguir a periodistas o políticos (israelíes de izquierdas y derechas, y palestinos) en las redes sociales. La prensa hoy en día es lenta, está filtrada y depende de intereses económicos, los que sean. Por esa razón, entre otras, sigo en twitter a más de 200 ciudadanos de la franja de Gaza, que informan en tiempo real. Ven las bombas por sus ventanas. Son médicos en los hospitales. Se trata de seguir, no las crónicas de los periodistas españoles o estadounidenses para El País o la CNN, sino sus cuentas de twitter: allí están diciendo la verdad que les censuran y manipulan en sus periódicos. Hemos visto, por ejemplo, los casos de la periodista de CNN o el periodista de NBC apartados de sus trabajos por las informaciones que estaban dando sobre Palestina.

-Esta diferencia entre la información que un periodista ofrece en su periódico y la que comparte en las redes sociales, ¿las observas también en el caso de Israel?

-No, la prensa israelí constituye un caso de estudio. Es cierto que hay cierta diversidad interna. Periódicos más de derechas, otros menos de derechas pero, cuando se produce una guerra, todos los medios de Israel se someten a censura militar. Hay una lealtad absoluta de todos los medios de comunicación hacia el estado de Israel. Pueden encontrarse críticas en momentos de distensión, pero cuando estalla el conflicto los medios ofrecen un apoyo sin fisuras a la guerra y el ejército del país. Esto lo vemos, por ejemplo, en el periódico Haaretz (el equivalente a lo que en el estado español sería El País). Se censura toda la información sobre bajas militares de Israel, fotografías de soldados muertos o heridos, etcétera. En definitiva, la prensa israelí nos sirve para comprender la psicología de esta sociedad, pero no para conseguir información. No la hay.

-Más de 500 palestinos muertos y más de 3.000 heridos son las cifras de la barbarie, suministradas por el Ministerio de Salud Palestino y avaladas por Naciones Unidas. ¿Matizarías las estadísticas con alguna otra cifra?

-De los más de 500 muertos, casi un tercio son niños. Estamos hablando de más de un centenar de niños asesinados. Un 80% son civiles (mujeres, ancianos y gente inocente). Además, hay que reconocerle algo a Israel. Ellos no practican los bombardeos indiscriminados, y eso es algo en lo que dicen la verdad. Utilizan armamento de precisión, bombas inteligentes y ataques quirúrgicos. Esto hace que la realidad sea mucho más grave. Cada muerto en Palestina no es por error. Está absolutamente claro hacia quién va dirigido cada misil. ¿Qué se demuestra con esto? Que el principal objetivo de la guerra son los civiles. Se trata de armas inteligentes que señalan con GPS y menos de un metro de error. Estamos, en fin, hablando de unos crímenes de guerra de una magnitud y cometidos con una frialdad estremecedora. En cuanto a los heridos, podría pensarse en rasguños. Pero no, esos no se incluyen en las listas. Los más de 3.000 heridos son gente sin brazos y sin piernas, con metralla en la cabeza, en coma. Muchos de ellos pueden morir en los próximos días, o quedar en coma o paralíticos para el resto de su vida. Además, están destrozando barrios enteros.

-Por otro lado, se habla poco de intereses materiales que Israel pudiera tener en la franja de Gaza, como el gas y el petróleo. ¿Pueden ser elementos que contribuyan a explicar la actual agresión?

-Gaza estuvo ocupada por colonos israelíes hasta el año 2005. Ese año se retiraron los colonos y comenzó el bloqueo, de manera que se convirtió la franja en una prisión a cielo abierto con 1,8 millones de personas dentro. Las razones por las que el estado de Israel decidió retirar a los colonos son dos. En primer lugar, porque estos ya habían saqueado todos los recursos de la franja de Gaza (los acuíferos están contaminados en un 95%; y eso que Gaza es, para entendernos, un oasis con casi 4.000 años de antigüedad, un lugar privilegiado). El segundo factor es que se trata de una zona históricamente insurrecta, y el coste para el estado de Israel de mantener al ejército y a los colonos era muy elevado. Además, es cierto que en los últimos años frente a las costas del Líbano y en la franja de Gaza se han encontrado grandes bolsas de gas submarino. Ésta es otra de las causas por las cuales ahora, y en el futuro, el estado de Israel tendrá conflictos con el Líbano y con Palestina. Porque es lo que les permite tener cierta autosuficiencia energética.

-¿Has vivido personalmente las consecuencias de los bombardeos durante tu estancia en Gaza?

-Sí, y lo más impresionante es llegar al Hospital de Shifa y entrar en la Unidad de Cuidados Intensivos. Allí ves la realidad: gente sin piernas, quemada, destrozada. Ves a padres empapados en sangre, después de que a sus hijos los saquen de las ruinas. A niñas de cuatro o cinco años, en coma y con metralla en la cabeza. Es una monstruosidad lo que estamos viendo. Porque la masacre está siendo televisada. En los años 40, después de la derrota del nazismo, cuando a los alemanes se les preguntó por qué no hicieron nada ante la barbarie y el holocausto, dijeron que no sabían, vieron ni escucharon nada. Parece imposible, pero nunca sabremos si eso es verdad. Hoy, el mundo entero, y el 100% de los israelíes, sabe lo que está ocurriendo en Gaza. Es decir, nuestra responsabilidad como ciudadanos es mucho mayor que en otras épocas.

-Por último, ¿piensas que se está dando una movilización ciudadana diferente a la de otras ocasiones? ¿Hay una respuesta adecuada frente a la brutalidad sionista?

-En este conflicto estamos viendo el mayor grado de aislamiento de Israel en su historia. No sólo manifestaciones en todo el mundo, también parlamentos y naciones enteras están condenando a Israel. Hemos visto cómo estados de la Unión Europea recomiendan a sus ciudadanos no realizar negocios con las colonias israelíes. Incluso los parlamentos gallego y valenciano han dado su apoyo al pueblo palestino. La fisura en la unanimidad de los medios de comunicación norteamericanos… El pueblo palestino ha llegado a un nivel de saturación y horror que ahora mismo, y esto lo he visto en Gaza, su objetivo no es parar la guerra, sino la libertad, es decir, acabar con el bloqueo, poder pescar, sembrar sus campos y que la frontera esté abierta. Es una lucha de mucha profundidad. Hay una decisión, política y popular, de no volver a la esclavitud de los 8 años de bloqueo. De llegar hasta el final.


Video "Fuego sobre el Marmara (documental)":
 

Enric LLopis
Fuente Rebelión: http://www.rebelion.org/noticia.php?id=187596