20 may 2013

Artículo de Ronald Gamarra sobre Rafael Videla en Diario16



Videla, la cara gris del crimen

Uno de los peores dictadores de la historia falleció el viernes, el general Jorge Rafael Videla, dictador de Argentina a partir del golpe de estado que encabezó en 1976, responsable mayor de un sistema de asesinato que intitucionalizó como política central de su gobierno. Treinta mil vidas, treinta mil asesinatos, son su legado criminal, que incluye toda clase de delitos de lesa humanidad: tortura, desaparición forzada, ejecución extrajudicial, escuadrones de la muerte, secuestro y tráfico de infantes robados a sus padres asesinados.

A diferencia del general chileno Augusto Pinochet, que murió evidenciado y desacreditado como asesino múltiple y corrupto de marca mayor (recuérdese las cuentas de decenas de millones de dólares que secretamente mantenía en bancos extranjeros), pero que no llegó a ser juzgado y condenado como indudablemente merecía, Videla sí lo fue. Al momento de morir cumplía sentencia de cadena perpetua por múltiples crímenes contra la humanidad.

Videla, en lo personal, era un tipo anodino y vulgar, sin mayores luces, mediocre. Un ejemplo típico de la banalidad del mal, que Hanna Arendt describió con lucidez y desaliento al examinar el caso del nazi Adolf Eichmann. Las circunstancias permitieron a este gris militar argentino ejercer por varios años como cabecilla de un régimen extraordinariamente criminal como quien ejerce cualquier otra burocracia. Las máquinas institucionalizadas del mal requieren este tipo de psicópatas serenos, incapaces de remordimiento cuando aplican la muerte a escala industrial, como quien aplica un manual de funciones.

Por eso, tal vez, nunca pudo entender cabalmente por qué lo juzgaron y sentenciaron. Siempre, hasta el final, se mantuvo en sus trece, sin reconocer culpa ni pedir perdón a sus innumerables víctimas y sus desolados familiares. Al igual que Eichmann, consideraba simplemente haber cumplido con sus obligaciones de militar y funcionario. Se quejaba, sí, amargamente, de ser juzgado “habiendo ganado una guerra”. No entendía, o no quería entender, que la mayor derrota al ejército que comandó, se la infligió él mismo junto con su estado mayor, al encabezar una metodología minuciosamente inmoral y criminal.

Por lo demás, lo poco que valían esos jefes militares en una guerra de verdad quedó demostrado en el conflicto de las Malvinas, donde la cuota de sangre la pusieron los reclutas, mientras los jefes, empezando por el dictador Lanusse, sucesor de Videla, se apresuraban a rendirse y entregarse al ejército inglés, reclamando las garantías de Ginebra. La ferocidad se la reservaron estos jefes militares para enfrentar al “enemigo interno”, a sus propios compatriotas equivocados o no, al margen de toda norma jurídica y moral.

El tiempo de Videla fue un capítulo tenebroso en la historia de Sudamérica, coetáneo a Pinochet en Chile, Stroessner en Paraguay, Bánzer y García Meza en Bolivia, y las negras dictaduras militares de Uruguay y Brasil. Poco nos separa de ese tiempo de oprobio, vigente hasta los años 80. Videla y Pinochet encabezaron una coordinación de todas estas dictaduras mediante el Plan Cóndor, para llevar su política de asesinatos más allá de toda frontera. Por ejemplo, en nuestro país, cuatro ciudadanos argentinos fueron secuestrados por agentes de Videla en pleno distrito de Miraflores y posteriormente asesinados, en 1980, con la colaboración de la dictadura de Morales Bermúdez.

El tiempo tenebroso de las dictaduras latinoamericanas quiso ser reeditado en el Perú, en los años 90, por Montesinos y Fujimori (quien gustaba autodenominarse “Chinochet”, en homenaje demasiado obvio), con la creación de escuadrones de la muerte como el destacamento Colina y asesinatos colectivos como los de Barrios Altos y La Cantuta. Quienes libremente siguieron el peor ejemplo latinoamericano, no pueden quejarse por sufrir las consecuencias de la justicia.

Ronald Gamarra
Director
Equipo de Incidencia en Derecho

Fuente vía Diario16, publicado el domingo 19 de mayo del 2013:

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