"Yo les creo, nosotros les creemos, su país les cree", así concluye Scott Morrison, Primer Ministro de Australia, la disculpa nacional a las víctimas de los abusos sexuales.
Vía El País.
Es infrecuente que un primer ministro pida disculpas en nombre de todo un país. En la historia de Australia solo ha ocurrido dos veces, y la segunda la ha pronunciado este lunes Scott Morrinson, el actual mandatario del país oceánico. Morrinson ha dirigido un mensaje a la nación para pedir perdón a las víctimas del abuso sexual y a sus familias. La disculpa institucional llega después de una investigación de cinco años que sacó a la luz más de 8.000 casos ocurridos, en su mayoría, en centros infantiles regidos por religiosos o por el Estado.
"Hoy, como nación, hacemos frente a nuestro fracaso por no haber escuchado, creído ni ofrecido justicia, lamentó Morrinson en la capital del país, Canberra, ante 800 víctimas y familiares, algunos de los cuales rompieron a llorar durante su discurso. "Pedimos perdón. A los niños a los que fallamos: perdón. A los padres cuya confianza quedó traicionada y que han luchado para reparar el daño: perdón", enfatizó el dirigente.
En 2008 el primer ministro de entonces, Kevin Rudd, pronunció otro discurso de perdón nacional. Entonces fue a los indígenas australianos, por las políticas de asimilación que arrancaron de sus familias a bebés aborígenes para entregarlos a padres blancos.
El primer ministro Morrinson se ha comprometido a mejorar la vigilancia para evitar futuros casos, pero eso no ha acallado las críticas de algunas víctimas. Es el caso de Tony Wardley, que sufrió abusos en los años 80: "Si piensan que pidiendo perdón el problema va a acabarse, no es así. Queda mucho por hacer", ha declarado a una cadena de televisión.
"Ha sido algo muy intenso, mucho, estar presente en la sala", confiesa Graeme, otra de las víctimas. "Miré a mi alrededor y pensé para mi: no hay otro lugar con más gente fuerte en todo el país". "Me siento orgulloso de ser una víctima y de todas las víctimas", ha añadido.
El Estado australiano ha indemnizado a algunas víctimas con hasta 92.000 euros. El Gobierno, en manos de conservadores, no ha decidido aún si adoptará algunas medidas que emanan de la investigación, como la de exigir a los curas católicos que informen de los casos de abusos que escuchen en confesión. La conferencia episcopal australiana declaró el pasado junio que no cumplirá esa legislación estatal en caso de aprobarse.
Vía El País.
Es infrecuente que un primer ministro pida disculpas en nombre de todo un país. En la historia de Australia solo ha ocurrido dos veces, y la segunda la ha pronunciado este lunes Scott Morrinson, el actual mandatario del país oceánico. Morrinson ha dirigido un mensaje a la nación para pedir perdón a las víctimas del abuso sexual y a sus familias. La disculpa institucional llega después de una investigación de cinco años que sacó a la luz más de 8.000 casos ocurridos, en su mayoría, en centros infantiles regidos por religiosos o por el Estado.
"Hoy, como nación, hacemos frente a nuestro fracaso por no haber escuchado, creído ni ofrecido justicia, lamentó Morrinson en la capital del país, Canberra, ante 800 víctimas y familiares, algunos de los cuales rompieron a llorar durante su discurso. "Pedimos perdón. A los niños a los que fallamos: perdón. A los padres cuya confianza quedó traicionada y que han luchado para reparar el daño: perdón", enfatizó el dirigente.
En 2008 el primer ministro de entonces, Kevin Rudd, pronunció otro discurso de perdón nacional. Entonces fue a los indígenas australianos, por las políticas de asimilación que arrancaron de sus familias a bebés aborígenes para entregarlos a padres blancos.
El primer ministro Morrinson se ha comprometido a mejorar la vigilancia para evitar futuros casos, pero eso no ha acallado las críticas de algunas víctimas. Es el caso de Tony Wardley, que sufrió abusos en los años 80: "Si piensan que pidiendo perdón el problema va a acabarse, no es así. Queda mucho por hacer", ha declarado a una cadena de televisión.
"Ha sido algo muy intenso, mucho, estar presente en la sala", confiesa Graeme, otra de las víctimas. "Miré a mi alrededor y pensé para mi: no hay otro lugar con más gente fuerte en todo el país". "Me siento orgulloso de ser una víctima y de todas las víctimas", ha añadido.
El Estado australiano ha indemnizado a algunas víctimas con hasta 92.000 euros. El Gobierno, en manos de conservadores, no ha decidido aún si adoptará algunas medidas que emanan de la investigación, como la de exigir a los curas católicos que informen de los casos de abusos que escuchen en confesión. La conferencia episcopal australiana declaró el pasado junio que no cumplirá esa legislación estatal en caso de aprobarse.
Notas relacionadas:
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Fuente El País: https://elpais.com/sociedad/2018/10/22/actualidad/1540195869_271905.html
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