El Lugar de la Memoria, la Tolerancia y la Inclusión Social (LUM) abrió sus puertas a la ciudadanía esta semana al inaugurar la primera etapa del recinto que se construye frente al mar, en Miraflores. Un conjunto de actividades conmemorativas y simbólicas congregó a un público plural, variado en cuanto a procedencia y mentalidad, pero fervorosamente unido en una misma voluntad de no olvidar ni encubrir el pasado y el presente de violencia y exclusión, para construir una sociedad democrática de paz y justicia.
El LUM es el memorial más notorio de una serie de lugares de memoria que han surgido en la última década en todo el país. Son decenas de lugares de memoria, surgidos por la acción espontánea y con los propios recursos modestos de grupos ciudadanos de reflexión o de familiares de víctimas de la violencia, o de comunidades afectadas colectivamente por la violencia. Se trata de un movimiento muy importante que marcha a contracorriente de las variadas tendencias negacionistas que, desde el senderismo o el terrorismo de Estado, buscan impedir el esclarecimiento de lo ocurrido para encubrir a los responsables de las atrocidades que padecimos entre 1980 y 1995.
Así, el LUM y aquellas decenas de lugares de memoria esparcidos en todo el país están empezando a dar cumplimiento a una de las recomendaciones más significativas formuladas por la Comisión de la Verdad y Reconciliación (CVR) hace ya diez años. Los lugares de la memoria abordan el importantísimo aspecto simbólico, frecuentemente descuidado, y convocan al ejercicio vivo de la historia para no repetir los errores y horrores del pasado y aun de hoy.
La memoria es peligrosa, qué duda cabe. Los que tienen las manos manchadas de sangre lo saben bien; por eso se oponen a ella. Los memoriales sobre y contra la violencia no surgen sin resistencia o abierta hostilidad. El santuario de La Hoyada, en los terrenos del antiguo cuartel Los Cabitos, en Huamanga, donde se enterraron e incineraron clandestinamente los cuerpos de cientos de personas que fueron asesinadas estando detenidas, está en permanente peligro de invasión o destrucción. Los familiares de las víctimas mantienen hace ya muchos años un sordo conflicto con las autoridades hostiles a su legítima intención de constituir el santuario en La Hoyada.
El LUM también ha tenido que surgir entre la hostilidad y la desconfianza de sectores poderosos. En tal sentido, su apertura representa una importante victoria de la sociedad civil. Todos debemos agradecer la contribución de innumerables personas, entre las cuales se encuentra lo mejor de la intelectualidad y el arte de nuestro país. No es por azar que se compraran el pleito Mario Vargas Llosa, Fernando de Szyszlo y Diego García Sayán al asumir sucesivamente la presidencia de la Comisión de Alto Nivel encargada de llevar adelante este proyecto. Sabemos que no ha sido nada fácil.
Mención aparte merece el importante donativo realizado por el gobierno de Alemania, ascendiente a dos millones de euros, que permitió dar inicio a la obra. Esto fue crucial pues sucedió cuando la Comisión no contaba con recursos del Estado. Todavía no olvidamos aquellas resoluciones supremas firmadas por Alan García nombrando a los integrantes de la Comisión, pero subrayando que el Lugar de la Memoria no debía contar con dinero del Estado. Se esperaba, pues, que los esfuerzos de la Comisión naufragaran por falta de medios. No sucedió así gracias al gobierno de Alemania, un gobierno conservador que, inspirado en la propia historia de su país, comprende la importancia de los lugares de memoria y los apoya.
Artículo de Ronald Gamarra publicado en Diario16, el domingo 08 de junio de 2014.
Fuente Diario16: http://diario16.pe/columnista/42/ronald-gamarra/3347/bienvenido-lum
No hay comentarios:
Publicar un comentario