La República: El arma de Jade (caso de Bullying)

A su corta edad, esta adolescente de 14 años prepara un docmental, una película sobre el bullying que vivió en la primaria. Valiente y con una cámara como única herramienta, ha decidido contar su historia en video. Para olvidar.

Jade Rodríguez dice que el arte es su arma contra el dolor, que prefiere bailar hip hop, cantar a su estilo temas de Amy Winehouse y hacer grabaciones con su cámara casera antes que hablar con sus psicólogos. Los odia. Dice que las terapias sólo le hacen recordar lo mal que la pasaba cuando sufrió bullying en el colegio: “Quiero olvidarme de mis problemas, distraerme, no hablarlos con un extraño”, dice, cansada de recordar ese período de su vida de forma trágica. 

Usar su creatividad le ha ayudado a enfrentar los malos momentos. 

Desde el año pasado y tras haber llevado un taller de documentales, esta adolescente de 14 años, tímida a veces, trabaja en su propia película.Un documental basado en su historia, en el que relatará las cosas malas que vivió en el colegio cuando tenía 9 años: el acoso de sus compañeros, las malas caras, los golpes y los insultos. En suma, el bullying que la deprimió por meses. 

Armada de una cámara prestada, un trípode y un estrenado talento para el lenguaje audiovisual, esta escolar alterna sus tareas del colegio con las grabaciones de "Saying good bye to Smicks" o "Diciendo adiós a Smicks". Un nombre peculiar, le decimos. "No quería que suene triste. Si llamo a lo malo de una forma divertida entonces no me parecerá tan malo", retruca la precoz directora de cine. 

LA NUEVA 

A los 9 años fue la nueva y la extranjera en su primera fiesta escolar. La organizaban sus compañeras del cuarto grado de primaria de un colegio mixto de Surco. Jade no es peruana, nació en República Dominicana y debido al trabajo de su mamá se mudó de Londres(Inglaterra) a Lima. La acababan de matricular en su nuevo colegio y estaba emocionada con su primera fiesta. Los primeros días de clase, sus compañeras habían sido muy amables con ella, pero fueron especialmente malvadas esa noche. Le dieron de tomar algo que la hizo vomitar y la grabaron con una cámara. “Al día siguiente, todos se reían de mí”, dice. Para que no subieran el video a You Tube, tuvo que aceptar ser la esclava del salón. Les hacía las tareas y estuvo obligada a perseguirlas cada vez que jugaban a las chapadas.“Tenía 9 años,  el juego no era tan inocente”, dice Jade. 

Tiempo después la cambiaron de colegio pero nuevamente le hicieron bullying: “Era un colegio donde todos eran rubios. Yo parecía más peruana que ellos. Me ponían notas feas en mi casillero. Me perseguían diciéndome: negra, negra, negra”.
Un día, harta, le dio un puñete a uno de los niños que la molestaba. Lo expulsaron a él, pero al cabo de unos días la pandilla regresó con un arsenal más pesado. La empezaron a atacar por internet: “Me dejaban mensajes en el Ask.fm (Una red social parecida al Facebook donde cualquier desconocido puede dejar comentarios en el muro de los usuarios). Me decían que me muera junto con malas palabras”.

Iba a cumplir los 10 años y regresó a dormir con su mamá porque tenía pesadillas: “Pensaba cosas malas. Cuando decían que me muera pensaba en morirme…”.   

¿QUIÉN ES SMICKS? 

Hasta antes de estos episodios, Jade tenía un sueño: quería ser actriz y lucirse frente a cámaras. Pero como las bromas pesadas sobre su físico la intimidaron tanto, declinó. Sin embargo, recuperada, buscó otro sueño. Se dijo que si no podía ser actriz, sería quien estuviera al mando, detrás de cámaras. Y así su sueño resucitó: ahora quiere ser cineasta. 

Su madre hizo lo que toda madre: lo posible. Navegando en el internet se encontró con una escuela de documentalistas para gente no especializada. La Escuela de Cine de lo Real de Sonia Goldenberg prometía vacantes para gente de toda edad. Pronto Jade se convirtió en la mejor alumna del taller. 

Fue a través de Goldenberg que conocimos su historia: “Jade es la prueba de que no es necesario tener una experiencia previa para hacer un documental y que éste puede servir de una forma terapéutica”, dice la profesora.

Volviendo al documental, Jade llama Smicks a todo lo malo que le pasó. “Es mi subconsciente que ha memorizado todo lo feo”, señala. En el guion es una voz que repite las ofensas de sus compañeros, pero que poco a poco se va apagando conforme sus amigos y sus papás van diciendo cosas buenas sobre ella.  Smicks se hace más débil mientras Jade sale bailando o cantando en las escenas del documental hasta que al final desaparece y al fin le dice adiós a Smicks.

"Hice el documental porque quería sacar lo malo que tenía adentro de una forma productiva. Sobre el bullying y sobre las cosas buenas que me ayudaron a superarlo como el baile, el canto y mi familia”.

Aún no ha terminado su proyecto. En esta etapa entrevistará a psicólogos y apsiquiatras. Será la que interroga no la interrogada. Planea además comprarse un par de lentes especiales que tienen una cámara acoplada para grabar si algún compañero es atacado en su colegio.

Finalmente, piensa realizar otro documental. Este segundo trabajo estará basado en el criquet, su deporte favorito.
“Quiero demostrarle a todos los que me han lastimado que ya lo superé y que soy fuerte”. A los niños  y niñas que sufren de bullying les dice: “Aunque piensen en lugares oscuros jamás vayan tan lejos. A veces hay parpadeos de luz a los que tienes que ir corriendo porque pueden abrir grandes oportunidades".

Texto: Juana Gallegos.

Fotografía: Alberto Pereyra.
Fuente Dominical de La República: http://www.larepublica.pe/25-05-2014/el-arma-de-jade