Y día tras día,
esforzadamente, llegamos al undécimo día de confinamiento en nuestras respectivas
viviendas, en acatamiento a la disposición de aislamiento social dictada por el
gobierno, dentro del estado de emergencia nacional, para detener la expansión de
la epidemia global y lograr torcer la curva exponencialmente ascendente de
contagio y tornarla una curva manejable, que permita evitar el colapso de los
servicios del precario servicio de salud del país.
El plazo inicial
fijado fue de 15 días. Si fuese así, ya estaríamos a poco de llegar al final de
la cuarentena nacional. Los indicios disponibles hacen suponer, sin embargo,
que la cuarentena será prorrogada. ¿Por cuánto tiempo? ¿Una, dos semanas más?
No lo sabemos aún; se dice que el gobierno está sopesando las alternativas. De
todos modos, en el curso de esta semana, las cosas irán quedando claras.
Debemos estar preparados para asumir lo que deba hacerse.
Debemos pensar,
sobre todo, que, si ya hemos resistido once días, bien podemos resistir mucho
más. Más vale un solo esfuerzo bien hecho que uno hecho a medias que después
nos habrá de pasar inevitablemente una factura cruel. La población debe ir
haciendo conciencia de esta inminente necesidad de prorrogar la cuarentena. Es
un sacrificio, sí, pero por nosotros mismos, por nuestras familias, por
nuestros padres e hijos, por nuestros amigos, por nuestro país.
Resistir. Esa es
la palabra clave. La única vía que nos permiten las circunstancias actuales.
Resistir es luchar activamente contra muchas amenazas que turban nuestra paz,
nuestra rutina, nuestra cotidianidad, abruptamente rotas por la pandemia.
Resistir, en nuestro caso como ciudadanos, es reconstituir nuestras vidas en
los estrechos márgenes de nuestras viviendas, reorganizar o crear nuevas rutinas,
tratar en todo momento de conservar la mayor calma posible.
Resistir significa
también organizar la solidaridad, toda la que sea posible desde nuestro
confinamiento obligatorio. No acaparar productos de primera necesidad, no
abusar de las redes de internet con videos que ocupan abusivamente el ancho de
banda de la red nacional, no sacarle la vuelta a las medidas de aislamiento
social con reuniones que no están permitidas. No aprovecharse de manera ilegal
y egoísta de las circunstancias para hacer dinero.
Resistir debe
significar, sobre todo, apoyar de modo efectivo a los que menos recursos tienen,
a los que viven en la pobreza extrema o en esa zona precaria que los
economistas dieron en llamar clase media cuando apenas son familias recién
salidas de la pobreza y con la posibilidad inminente de retornar a ella. En
esto le cabe una responsabilidad central al Estado que, ante una situación de
desastre sin precedentes, debe tomar medidas extraordinarias para asegurar que
todos tengan lo indispensable en la emergencia.
Resistir,
definitivamente, no es lo que hacen los bancos cuando defienden únicamente sus
intereses y utilidades al negar a las personas un apoyo efectivo en este
momento crítico. Las condiciones que han planteado para las deudas de las
personas que no podrán producir ingresos son una burla y una muestra de
indiferencia a la necesidad de unidad nacional. El Estado debe intervenir con
medidas razonables pero decididas para regular la actitud del sistema
financiero.
Resistir significa
apoyar decididamente al personal médico y sanitario que está al frente en la
batalla contra la enfermedad. El Estado debe proveerlos con el material de
seguridad personal indispensable para que cumplan su misión, y debe ejercer un
liderazgo efectivo que los organice claramente y los capacite y equipe con todo
aquello que pueda ser conseguido para luchar contra la grave amenaza a la salud
de la población nacional.
Resistir
significa, por último, que el Estado ejerza un liderazgo efectivo y sereno,
pero firme, dentro de la Constitución, en esta lucha que no debe dar tregua a
la infección. La autoridad democrática vive un período excepcional que, por
primera vez, es para proteger a absolutamente todos los peruanos de una amenaza
mayor. Ejercer ese liderazgo con comunicación veraz, iniciativa, planes claros
y empatía es lo que la población espera.
Si logramos
resistir, no solo venceremos la enfermedad. La vida del país necesariamente
cambiará también para mejor.
Artículo de opinión de Carlos Landeo Ponce.
Un excelente artículo de Carlos Landeo, que resume el pensamiento claro de quienes ven lo mejor para el paīs en estos momentos muy difíciles que atravesamos, "resistir" "solidaridad" "apoyar" "torcer" .... son para el autor las palabras clave de un esfuerzo colectivo por salir airosos y vencedores de esta crisis sanitaria. Gracias Carlos.
ResponderEliminarEs cierto Carlos. Resistir es superar un día mas y otro y otro. No pensar en los 15 dias, sino en el siguiente, jalando al del costado para que no se quede. No existe conciencia de aquello a lo que nos enfrentamos, este virus mata, empezando por los viejos. No es un mito.
ResponderEliminarMuchas gracias por sus positivos comentarios.
ResponderEliminar#YoMeQuedoEnCasa
Sí Carlos. Quedarnos en curentena respetando normas es cuidar la salud y la vida de nuestro Perú. Cuando salgamos de esto tendremos que trabajar hombro a hombro por nuestra recuperación social. Estamos en oración por los enfermos.
ResponderEliminarHola Carlos. Doris necesita urgente comunicarse contigo. Mira tu email de iprodes. Saludos.Willy.
ResponderEliminar