Las mujeres
constituyen la mayoría de la población adulta mayor, pero, salvo excepciones,
están subrepresentadas entre quienes perciben pensiones. Si bien en la región
se ha avanzado en la inclusión por medio de pensiones no contributivas, estas
son las prestaciones de menor monto y no permiten a las mujeres superar la
situación de pobreza.
Lograr que la dimensión de género esté presente de forma integral en el
diseño de las reformas de los sistemas de pensiones constituye un desafío. La
inclusión de las mujeres en los sistemas de pensiones es indispensable para
hacer frente a la nueva estructura de edades de la población, a la demanda y la
necesidad de autonomía económica y al ejercicio de sus derechos. Además, es
también un requisito para la sostenibilidad de los propios sistemas.
Como se verá en este estudio, el reconocimiento del cuidado en los
sistemas de pensiones resulta clave para lograr una mayor igualdad de género en
este ámbito. Estas formas de acción positiva están empezando a implementarse en
los sistemas de pensiones de algunos países de la región, si bien tienen
mayores efectos en los sistemas dotados de lógica redistributiva.
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