Cientos de niños centroamericanos han sido detenidos en la frontera sur de Estados Unidos y separados de sus padres desde el pasado octubre, ha denunciado la Oficina del Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Derechos Humanos.
"Urgimos a Estados Unidos a terminar inmediatamente con la separación de las familias", decía la portavoz Ramina Shadasani, que también pidió al Gobierno "que deje de criminalizar" lo que "como máximo" debería ser una falta administrativa: la entrada o estancia irregular en el país.
La portavoz de la Oficina sostuvo que Estados Unidos cambió sus leyes migratorias en enero del 2017 al asumir la presidencia Donald Trump y comenzó a implementar una política de "tolerancia cero" con los inmigrantes indocumentados que pasa por "quitarles sus hijos".
Los primeros casos se registraron en octubre, pero esto comenzó en enero de 2017 cuando el presidente de Estados Unidos proclamó dos órdenes ejecutivas sobre migración. La separación de los niños es consecuencia directa de esa decisión", explicaba Shamdasani.
Varios centenares de niños han sido separados de sus padres en la frontera desde octubre, incluso un bebé de un año, dijo, citando informaciones de organizaciones de la sociedad civil estadounidense.
Separar familias y detener menores de edad representa una "violación grave de los derechos del niño".
El único país que no reconoce los derechos de los niños
Shamdasani recordó que Estados Unidos sigue siendo el único país en el mundo en no haber ratificado la Convención de Naciones Unidas sobre los derechos del niño, pero aun así, dijo "los niños nunca deberían ser detenidos debido a razones vinculadas a su estatuto migratorio o al de sus padres".
El Ejecutivo estadounidense asegura que los niños son separados para que no sean detenidos junto a los padres, pero, según la portavoz, la verdad es que los menores también son retenidos. Una vez que los padres han cumplido sentencia, los hijos a veces son deportados junto a sus progenitores o a veces permanecen, en función del caso.
"Pedimos a las autoridades estadounidenses que adopten alternativas que eviten privar la libertad y que permita a los niños permanecer con sus familias", añadió. "No hay nada normla en detener a los niños, siempre constitutye una violación a sus derechos".
Último recurso
El portavoz de la Agencia de Nciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) añadió que "proteger la unidad de la familia es un derecho fundamental de los refugiados, la unidad de la familia es sacrosanta y siempre deber{ía ser preservada en el interés de los niños y de la sociedad como un todo".
William Spindler explicó que la detención "debería ser el último recurso" y se deben tomar medidas para asegurar la unidad familiar.
La mayoría de estas familias salieron de Guatemala, Honduras y El Salavador, países donde la población sufre altos niveles de violencia.
Por eso, estos inmigrantes indocumentados tienen derecho a ser escuchados y a solicitar protección internacional como refugiados.
Fuente ONU Noticias: https://news.un.org/es/story/2018/06/1435151
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