25 may 2018

¡A cuántas personas habrá jodido el general Donayre!

¿A cuántas personas inocentes les habrá destruido la vida el general Edwin Donayre cuando actuaba como oficial con responsabilidad político-militar en Ayacucho? Hay que presumirlo, a juzgar por el repugnante "método de investigación" que el ex comandante general del Ejército, hoy congresista, ha exhibido, orondo y jactancioso, para tener una sucia trampa e intentar incriminar por apología del terrorismo a la joven Gabriela Eguren, trabajadora del Lugar de la Memoria, calumniándola sin escrúpulo ni remordimiento, protegido por su inmunidad de parlamentario.

Disfrazarse con peluca y sombrerito poblano para hacerse pasar por víctima de las fuerzas armadas, hacerse acompañar por otros tres que igualmente se hacen pasar  por damnificados y con los cuales se reparte los roles a cumplir en la celada, emboscar a una joven  trabajadora incauta, que cree estar prestando ayuda a verdaderas víctimas, grabarle en secreto durante un recorrido qye hacen que se prolongue por casi tres horas, jalarle la lengua y ponerle palabras en la boca para que caiga y diga algo que, luego de groseros cortes de edición, pueda representar una "prueba"... ¡qué asco!

El General Donayre sabe perfectamente que esa joven no tiene nada que ver  con el terrorismo. Pues ni siquiera lo que él ha recortado y presenta en su video califica, ni de lejos, como apología de nada. Sabe perfectamente que es una joven que a penas empieya su vida laboral. Que por su edad nisiquiera es posible que formara parate de Sendero Luminoso o del MRTA. Sabe que le ha "jalado la lencgua" para que diga algo, cualquier cosa, que 'el pueda presentar a su regalado gusto. Qué le importa joderle la vida a una joven que podría ser su nieta con tal de brillar como político "antiterrorista".

Por eso es inevitable preguntar: ¿a cuánta gente inocente habrás jodido sin remordimientos, general Donayre? Porque esa forma de proceder revela destreza y frialdad que solo se obtienen cuando uno se ha encallecido con la costumbre. Cuando uno se ha habituado a golpear sin preocuparse ya de si se trata del enemigo verdadero o no. Cuando las víctimas inocentes solo son ya "daños colaterales" que no cabe evitar ni lamentar. Cuando la verdad ya no interesa, sino la supuesta efectividad del golpe administrado al adversario.

Y después dicen que no hubo abusos por parte de las Fuerzas del Estado en la acción antisubversiva en Ayacucho y otros lugares. El general Donayre nos ha demostrado ahora mismo, con su tenebroso y patán proceder en relación con la joven trabajadora Gabriela Eguren, que en esa acción antisubersiva tomaron parte militares como él, capaces de empapelar y destruirle la vida  sin miramientos a una persona inocente. Por la razón más mezquina: para echar a rodar una vulgar maquinación política del fujimorismo para intervenir y destruir el Lugar de la Memoria, que tanto odian.

En esa maniobra, estos intrigantes encabezados por Edwin  Donayre y Francesco Petrozzi han demostrado cuán profundo es su odio a la memoria y la verdad expuestas desde la perspectiva de la democracia y el respeto a los derechos humanos. Todo eso vomitaron sobre todo eso lo vomitaron sobretodo en la sesión de la comisión congresal a la cual citaron a la ministra de Cultura, que hizo un papelón al intentar ponerse de costado en lugar de defender el Lugar de la Memoria y a sus trabajadores, demostrando que este gobierno está dispuesto a someterse a las majaderías del fujimorismo más reaccionario.

Pero en esa grosera exhibición de músculo, los fujimoristas demostraron cuán ignorantes y estúpidos pueden ser. Y así, entre las muchas sandeces que soltaron, resalta por su torpeza el ataque cavernícola al historiador y escritor José Carlos Agüero.  Y ante el vergonzoso silencio de la ministra, proclamaron como "prueba" de que el LUM hace apología del terrorismo el hecho de que Agüero forma parte de una comisión que elabora lineamientos para las actividades de  de esta entidad. ¡Sus padres fueron senderistas! gritaban como si no hubiese nada más que decir.

Qué gente tan ignorante y desinformada. O, tal vez, cuánta mala fe acumulada. Lo más probable:  una combinación de ambas cosas. José Carlos Agüero nunca fue ni es parte de ninguna organización terrorista, ni siquiera participa en política. Es un académico, autor literario y activista por los derechos humanos. Entre otras obras, es autor de un libro particularmente hermoso, lúcido y conmovedor, "Los rendidos", que ha tenido importante difusión en nuestro país. Pero, claro, esta gente no lee. La verdad es que son tan necios que probablemente no lo entenderían si lo leyeran. 

"Los rendidos"  es una de las reflexiones más valiosas sobre la posibilidad de la memoria y la reconciliación en nuestro país, luego de la experiencia violenta de los años 80. Es también una reflexión hondamente comprometida, en la cual el autor se atreve a examinar su doloroso caso personal, ser hijo de militantes de Sendero  que perdieron la vida en ello, como un punto de partida para hacer posible una reflexión tan necesaria como elusiva. Es un libro que concita la admiración y el reconocimiento tanto del mundo académico como de los lectores no especializados. 

¿Qué quieren los fujimoristas? ¿Qué se incrimine a los hijos por lo que hicieron los padres cuando aquellos eran niños? Pues bien, el inquebrantable amor filial no impide a José Carlos Agüero considerar objetivamente en su libro la responsabilidad de sus padres como militantes, tomar distancia radical frente a ella y expresar profundo pesar por las víctimas que pudieron causar. Esto está totalmente claro, en negro sobre blanco, en "Los rendidos". O los fujimoristas padecen grave deficiencia de comprensión de lectura o sencillamente no leen ni se actualizan. 

José Carlos Agüero - mis respetos y mi solidaridad, JC - ejerce un compromiso admirable y poco común, en nuestro medio y en nuestro tiempo, en la búsqueda de paz y reconciliación en nuestro país. Precisamente esa capacidad de reflexión y análisis, esa lucidez y aún en medio del dolor, ese equilibrio ético para afrontar un tema tan trajinado por las pasiones e intereses más mezquinos, hacen que la presencia de Agüero en el LUM sea uno de los mayores aciertos del Ministerio de Cultura. Mal, muy mal hace la ministra en pretender tomar distancia. 

Si la pandilla de Donayre, Petrozzi y companía querían dárselas de limpios y listos líderes del antiterrorismo, han terminado de demostrar precisamente lo contrario. Uno puede creer que más deshonestos, tramposos e ignorantes, más necios en suma, ya no pueden ser. Pero pueden. Tender trampas, soltar calumnias, arruinar la vida a personas inocentes, eso es parte de su metodología, de su saber hacer. No han dejado de ser la misma banda montesinista de los anos 90. Pensar que esta gente pretende nuevamente gobernar el Perú. Tal vez ya lo están haciendo. 

Artículo de opinión de Ronald Gamarra Herrera publicado en Hildebrandt en sus trece el día viernes 25 de mayo de 2018.

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