20 ago 2017

Si no hay solución... ¡La huelga continúa!

Pablo Zavala Barrio.

El lema que encabeza el presente escrito ha estado en las gargantas y sentimientos de los trabajadores, (hombres y mujeres), que desde hace décadas recurren a la huelga buscando mejorar las condiciones materiales, espirituales y jurídicas que les permitan una vida más digna, y el desempeño de sus diversas labores y ocupaciones de manera más adecuada y eficiente. Nadie puede negar que las calles del país son testigos históricos de estas demandas. En el marco de la actual huelga magisterial queremos proponer las siguientes reflexiones.


Consideramos que la actual huelga en el magisterio nacional, es una edición más resultante de las políticas de Estado y de gobiernos de turno que mantienen, desde hace un buen tiempo, una concepción y estructura de organización de la educación peruana que, en el marco de un modelo de desarrollo socioeconómico, político y cultural tecnocrático, mercantilista y utilitarista impuesto, desdeñan el reconocimiento y respeto de la dignidad humana y la condición de sujetos de derechos de los trabajadores, con las consecuencias y secuelas que sin duda dejan.  Pensamos que mientras esta situación no cambie, podrá abrirse negociaciones y llegar a acuerdos coyunturales, pero no habrá solución verdadera, integral, duradera a este y otros conflictos sociales en el país y la huelga/s se reeditarán, una y otra vez. 

Frente a este hecho, y reconociendo, en gran medida, las demandas de los maestros y maestras por condiciones más dignas de vida y desempeño profesional, creemos que la verdadera solución a alcanzar va más allá de la lucha básicamente reivindicativa coyuntural, y que al margen de los “logros” que se alcancen, seguirán manteniendo las mismas estructuras socioeconómicas y  políticas que generaron la actual edición del conflicto, dando pié, sin duda, a nuevas  movilizaciones y paralizaciones en el futuro. 

Tal vez se dirá que pensar en un cambio que compromete estructuras es un sueño, una utopía, y que la actual situación del magisterio nacional no puede esperar. Ciertamente, las mejoras salariales y de condiciones laborales del magisterio ameritan una atención perentoria, pero ello no avala que luego de logradas (si es que se logran) la lucha por cambiar las estructuras y políticas que generaron el problema se abandonen. En esta perspectiva, los maestros y maestras no deben olvidar que su rol y actuación en el país no es solo la de un profesional asalariado, sino esencialmente la de un actor social con una responsabilidad ética y política que implica la formación de personas y ciudadanos capaces de construir una sociedad verdaderamente democrática, solidaria, inclusiva, donde las personas puedan convivir reconociendo y respetando la dignidad y derechos de todos. Por su parte, el Estado y los gobernantes deben entender que la educación no es solo un servicio, (hoy deficiente y en crisis), sino un derecho humano fundamental.
 

Fuente: Pablo Zavala Sarrio.

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