El Poder Ejecutivo ha planteado una reforma radical del modo de elección de los integrantes del Consejo Nacional de la Magistratura. Lo hizo el propio presidente Kuczynski, entre otras iniciativas legales, en su discurso del 28 de julio. Pero la iniciativa trae cola, muy larga y de la mala. Malísima. Parte de una premisa correcta: la necesidad de reformar el Consejo Nacional de la Magistratura (CNM) que en los últimos años ha caído en un descrédito absoluto. Total. Ilegitimidad ganada a pulso y día a día. Pero plantea una alternativa que, de aplicarse tal cual está formulada, acarreará un resultado peor de lo que actualmente hay.
La alternativa presentada por Kuczynski- trabajada sin el concurso y probablemente sin el conocimiento de la ministra Pérez Tello- tiene el aval de haber sido "conversada" con Keiko Fujimori. ¿Qué miedo! Pero lo que se presenta bajo el manto consensual de las fuerzas dominantes del ejecutivo y el legislativo esconde la amenaza inminente, real, de la politización o partidarización del nombramiento y el control de jueces y fiscales. Una barbaridad. Una horrenda historia ya sufrida. Una lamentable película que no deseamos volver a ver. Una vuelta al pasado. Como si 150 años de aplicación del modelo no hubiera sido suficiente. ¿Qué te pasa, PPK? En el corto plazo, eso significa lisa y llanamente emtregarle al fujimorismo el poder decisivo sobre el Poder Judicial y el Ministerio Público. Los pánfilos pepekausas están dispuestos a ceder todo a cambio de paz, y los fujimoristas saben muy bien qué es lo que les interesa.
En la propuesta de Kuczynski, el nuevo CNM estaría conformado por representantes de cuatro entidades: el propio poder ejecutivo, el poder legislativo, el poder judicial y el Ministerio Público. Estos, a su vez, elegirían a un quinto integrante. En otras palabras: las entidades definidamente políticas del Estado (ejecutivo y legislativo) tendrían la mitad del poder de decisión, y en realidad la mayoría, si imponen al quinto integrante. Este es el escenario más probable en la realidad peruana, donde la independencia judicial nunca ha existido ni ha sido respetada plenamente.
En términos concretos, dada la coyuntura política 2016-2021, con un parlamento dominado absolutamente por el fujimorismo, con un ejecutivo alarmado y tembloroso después de la caída de tres ministros en un año ante la prepotencia fujimorista (y sus propias limitaciones), lo más probable es que el supuesto representante del ejecutivo termine siendo alguien del gusto de Keiko. Con dos representantes en el proyectado CNM, imponer el nombramiento del quinto integrante es un asunto sencillo. Keiko Fujimori, quien más bien debería responder ante las autoridades por una serie de hechos oscuros, resultará siendo la gran electora.
Otros que andan felices con el regalito presidencial (una ofrenda gratuita e ingenua con que se pretende aplacar a los tiburones) son los apristas. Gracias a sus posiciones ganadas desde hace décadas en el Poder Judicial y en el Ministerio Público, y gracias a su alianza con el fujimorismo, la dinámica minoría parlamentaria aprista estará en condiciones óptimas de sacar a su voluminoso líder limpio de polvo y paja de cualquier investigación sobre la corrupción en su segundo gobierno, especialmente lo relacionado con el caso Odebrecht, en el que también chapotea Keiko.
Este proyecto, cocinado en un par de noches de julio por Kuczynski en su iluso intento de aplacar la furia de Keiko, debe ser combatido y denunciado. El problema del actual CNM radica en la calidad de los consejeros, es decir, en el modo de que su elección sea ajena a la repartija política.
¡No a la politización corrupta de la magistratura! Por el contrario, que se ratifique y mejore la participación de la sociedad, corrigiendo los errores que han permitido a ciertos impresentables auparse en el CNM.
La alternativa presentada por Kuczynski- trabajada sin el concurso y probablemente sin el conocimiento de la ministra Pérez Tello- tiene el aval de haber sido "conversada" con Keiko Fujimori. ¿Qué miedo! Pero lo que se presenta bajo el manto consensual de las fuerzas dominantes del ejecutivo y el legislativo esconde la amenaza inminente, real, de la politización o partidarización del nombramiento y el control de jueces y fiscales. Una barbaridad. Una horrenda historia ya sufrida. Una lamentable película que no deseamos volver a ver. Una vuelta al pasado. Como si 150 años de aplicación del modelo no hubiera sido suficiente. ¿Qué te pasa, PPK? En el corto plazo, eso significa lisa y llanamente emtregarle al fujimorismo el poder decisivo sobre el Poder Judicial y el Ministerio Público. Los pánfilos pepekausas están dispuestos a ceder todo a cambio de paz, y los fujimoristas saben muy bien qué es lo que les interesa.
En la propuesta de Kuczynski, el nuevo CNM estaría conformado por representantes de cuatro entidades: el propio poder ejecutivo, el poder legislativo, el poder judicial y el Ministerio Público. Estos, a su vez, elegirían a un quinto integrante. En otras palabras: las entidades definidamente políticas del Estado (ejecutivo y legislativo) tendrían la mitad del poder de decisión, y en realidad la mayoría, si imponen al quinto integrante. Este es el escenario más probable en la realidad peruana, donde la independencia judicial nunca ha existido ni ha sido respetada plenamente.
En términos concretos, dada la coyuntura política 2016-2021, con un parlamento dominado absolutamente por el fujimorismo, con un ejecutivo alarmado y tembloroso después de la caída de tres ministros en un año ante la prepotencia fujimorista (y sus propias limitaciones), lo más probable es que el supuesto representante del ejecutivo termine siendo alguien del gusto de Keiko. Con dos representantes en el proyectado CNM, imponer el nombramiento del quinto integrante es un asunto sencillo. Keiko Fujimori, quien más bien debería responder ante las autoridades por una serie de hechos oscuros, resultará siendo la gran electora.
Otros que andan felices con el regalito presidencial (una ofrenda gratuita e ingenua con que se pretende aplacar a los tiburones) son los apristas. Gracias a sus posiciones ganadas desde hace décadas en el Poder Judicial y en el Ministerio Público, y gracias a su alianza con el fujimorismo, la dinámica minoría parlamentaria aprista estará en condiciones óptimas de sacar a su voluminoso líder limpio de polvo y paja de cualquier investigación sobre la corrupción en su segundo gobierno, especialmente lo relacionado con el caso Odebrecht, en el que también chapotea Keiko.
Este proyecto, cocinado en un par de noches de julio por Kuczynski en su iluso intento de aplacar la furia de Keiko, debe ser combatido y denunciado. El problema del actual CNM radica en la calidad de los consejeros, es decir, en el modo de que su elección sea ajena a la repartija política.
¡No a la politización corrupta de la magistratura! Por el contrario, que se ratifique y mejore la participación de la sociedad, corrigiendo los errores que han permitido a ciertos impresentables auparse en el CNM.
Artículo de Ronald Gamarra Herrera publicado en el semanario Hildebrandt en sus trece, el viernes 04 de agosto de 2017.
Fuente: http://hildebrandtensustrece.com/
Notas relacionadas:
- "Reforma constitucional del CNM en el Perú, escuchen a la academia", por DPLF.
- "Sí a la reforma del CNM, No a la interferencia y repartija política", por Justicia Viva del IDL.
Fuente: http://hildebrandtensustrece.com/
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