22 may 2017

"Elisa Mathews tenía siete años", por Ronald Gamarra

La violencia, el desangramiento, desgraciadamente, no ha terminado en Colombia. A pesar de los Acuerdos de Paz suscritos por el Gobierno y las FARC, siguen los asesinatos por motivos políticos. Ahora los asesinos  son los denominados "paramilitares", agrupaciones ilegales de gente armada y protegida por cierta derecha que se niega  a reconocer los Acuerdos de Paz y persiste en su propio camino de criemn y rencor. Asesinan a dirigentes sociales, líderes de base, activistas de partidos de izquierda, a sabiendas de que no son parte de las FARC. Los asesinan porque avivar el clima de violencia es la forma de traerse abajo los Acuerdos de Paz.

Hace pocos días esta sistemática ola de crimen golpeó terriblemente a un compatriota nuestro, un peruano, Daniel Mathews, especialista en Literatura a nivel de doctorado y respetado docente de la especialidad. Su pequeña hija Elisa, de sólo siete años de edad, que residía con su familia materna en Colombia, en el valle del Cauca, fue aesinada precisamente en un atentado cometido, desde una camioneta blanca, por una banda de paramilitares pretendía asesinar a la madre de la niña, la dirigente social Paula Menotevideo, en cuyos brazos se encontraba.

Por azar, la madre sobrevivió, más no a la niña. Daniel expresa la dimensión de esta tragedia: "Destrozado... Una bala, que estaba destinada a Paula Monteverde, le cayó a nuestra hija Elisa. A sus suete años pagó por las ideas de sus padres. Ella no tuvo tiempo de forjar sus propias ideas. Los paramiliatres se lo quitaron todo". 

Los paramilitares son la expresión brutal del odio que se niega a desaparecer. La prueba de la irracionalidad de una derecha que ve un buen negocio en proseguir la violencia y en particular los asesinatos de dirigentes sociales, sindicales, barriales. No nos engañemos, se trata de asesinos a sueldo. A tanto por asesinato. Un sicariato al servicio de la derecha más brutal, de ciertos propietarios terratenientes, de empresarios y autoridades mafiosas que ven un peligro en la organización independiente de los sectores desposeídos, que no renuncian a plantear sus reivindicaciones y demandas dentro de la democracia y el Estado de derecho, en el marco de los Acuerdos de Paz.

Daniel Mathews, a pesar de su dolor, tiene la lucidez para explicar claramente lo que está ocurriendo actualmente en ciertas regiones  rurales de Colombia como el valle del Cauca: 
"Estoy más tranquilo y más informado. Así que escribo. El valle del Cauca es hoy un espacio peligros. De los 117 líderes sociales  asesinados el 2016, 57 son de esta zona. Todavía no se entierra a Elisa Mathews y ya han asesinado a Jorge Chantre. Sólo en el primer trimestre de este año se han producido 14 crímenes en este punto suroccidental del país (35 en todo el país). Y la pregunta es ¿qué pasó con el acuerdo de paz? Lo que ocurrió fue que la guerra interna no era solo entre las FARC y el gobierno. Había un tercer componente que no participó de ningún acuerdo: los paramiliatres".

Con la misma claridad, Mathwes identifica y denuncia el origen político y los intereses materiales en juego que explican y sostienen la actuación de los paramilitares:
"Ojo que  el uribismo ganó el pleibiscito sobre el acuerdo de paz. La mitad del país apoya a los paras, aunque suene demencial (...) Uribe ha llamado a "boicotear el acuerdo de paz" y eso solo se puede hacer de una manera: continuando la guerra. En el caso del Cauca hay claros intereses en que importantes extensiones de terreno queden en manos de los paramilitares. Por eso el ensañamiento".

La respuesta ante esa brutal arremetida es un renovado llamado a luchar por la paz, por una paz efectiva, cierta, y una urgente exhortación al gobierno de Colombia, presidido por Juan Manuel Santos, ahora finalizando su mandato, para poner de inmediato mano dura sobre los paramilitares y sus crímenes. Está en juego la paz y hay que impedir que estos grupos de asesinos a sueldo se la arrebaten al país entero:

"La lucha continúa. Tenemos que obligar a Santos a tener una actitud más fuerte contra los paras. Si no, el acuerdo de paz se convertirá en una derrota más del pueblo; ahora solo la derecha mata. Viva Colombia. Viva Latinoamérica". 

Conocí a Daniel Mathews en San Marcos, cuando ambos estudiábamos Derecho. Luego enrumbo sus interéses y esfuerzos intelectuales hacia la literatura. Defensor de derechos humanos desde la primera hora, Mathews siempre ha sido un inalterable defensor de la paz con justicia. También es un activista constante por la defensa de Chilca, localidad al sur de Lima, donde reside, contra la voracidad de los depredadores urbanos. Alguna vez lo defendí en un juicio que le puso un alcalde por ese inagotable activismo. Y vaya que Mathews tenía razón. La reciente captura del alcalde de Chilca nos demuestra hasta qué punto las mafias se enseñorearon del distrito. Toda la solidaridad con Mathews en este momento tan triste para él, para Colombia y nosotros.

Artículo de Ronald Gamarra Herrera publicado en Hildebrandt en sus trece el viernes 19 de mayo de 2017.
Fuente Hildebrandt en sus trece: http://hildebrandtensustrece.com/

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