Alberto Fujimori firmó los decretos para que el MEF (Ministerio de Economía y Finanzas) hicera las transferencias de dinero. La FAP (Fuerza Aerea del Perú) y el Ejército enviaron entonces más de 120 millones de soles al tenebroso SIN (Servicio de Inteligencia Nacional) para operaciones de inteligencia que nunca se ejecutaron. Al frente del SIN previamente había empoderado a
su carnal Montesinos. El dinero fue utilizado para la organización y
financiamiento de la denominada “prensa chicha”: Entre 1998 y 2000, y en
el contexto de su campaña por la rerreelección, don Alberto dispuso de
esos millones para la compra de los titulares y primeras páginas de los
medios de comunicación de albañal y sentina (La yuca, El mañanero, La
chuchi, Más, Conclusión, El chato, El tío, El chino, El referéndum), con
los que manipuló a la opinión pública atacando y enlodando a sus
adversarios de manera infame y, sobre todo, posicionando su imagen con
fines de perpetuarse en el poder.
Finalmente, Fujimori suscribió
las resoluciones supremas de justificación de gastos de carácter secreto
respecto de operaciones de inteligencia que no se realizaron y que
supuestamente se hicieron con las partidas transferidas al SIN.
Fujimori
se hizo transferir el dinero, lo controló y dispuso vía su yunta
Montesinos y lo empleó para reelegirse y lanzar caca en periódico a sus
críticos. Por ello han sido condenados cuantos participaron en la
inmundicia: dueños de esos periódicos, ministros de Defensa, jefes
reales y formales del SIN, etc. En su momento, Fujimori también lo fue.
Ayer,
Villa Stein, naranja por temperamento y fujimorista por convicción, le
dio una manita. Ayer, Fujimori logró librar su responsabilidad en este
caso con la ayudita de don Javier, quien otra vez tuvo la habilidad de
juntar tras de sí a sus pares de la Sala Penal Permanente de la suprema
corte, y de dictar la ponencia sin haberla escrito. Mandó al tacho la
inicial condena. Sin roche. Al diablo con ella. Fujimori no sabía nada y
nunca tuvo vinculación funcional con los dineros del SIN. El SIN pudo
depender directamente de Fujimori según la ley y los hechos, pero ese es
un detalle, casi una anécdota, nos cuenta don Javier. Fujimori no tuvo
la disponibilidad jurídica sobre los gastos reservados de dicho
Servicio, nos fabulan don Javier y asociados.
El argumento es muy peligroso. Va más
allá del caso Fujimori. Según él, el Presidente de la República, los
congresistas, los gobernadores, los alcaldes y ene funcionarios públicos
más no cometen delito de peculado porque no tienen el manejo directo de
fondos públicos. Advertidos estamos. El fallo es una proclama a la
impunidad general. Una vez más, don Javier pretende salvar varios
tiburones con una sola sentencia.
Aqui la resolución del Recurso de Nulidad en caso Diarios Chicha:
Artículo de Ronald Gamarra publicado en el Diario La República.
Fuente La República: http://larepublica.pe/impresa/politica/794809-el-fallo-de-la-suprema-es-una-proclama-la-impunidad
Artículo de Ronald Gamarra publicado en el Diario La República.
Fuente La República: http://larepublica.pe/impresa/politica/794809-el-fallo-de-la-suprema-es-una-proclama-la-impunidad
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