El fiscal Landa nos relata con asombró como la violencia sexual "era considerada como un producto inevitable de la guerra, visto casi como una recompensa de los soldados combatientes; es decir, se entendía que las mujeres eran como un "botín de guerra" y los hombres tenían titularidad para disponer de ellas"; y, que "los altos mandos del ejército conocían de las violaciones perpetradas por sus soldados y no sancionaban estas prácticas, ya que así se satisfacía la necesidad de los soldados de tener sexo y así podían mantenerlos combatiendo; ya que el contratar prostitutas para realizar dicha labor resultaba muy oneroso para el Estado, sin contar con la exposición de enfermedades de transmisión sexual que eso incluía".
"Los altos mandos del Ejército conocían de las violaciones perpetradas por sus soldados y no sancionaban estas prácticas, ya que así se satisfacía la necesidad de los soldados de tener sexo y así podían mantenerlos combatiendo".
Artículo de Ronald Gamarra Herrera publicado en Hildebrandt en sus trece, el viernes 01 de mayo de 2015.
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