Este proyecto de ley permite que los hombres y mujeres homosexuales sean, por primera vez, ciudadanos iguales en su propio país.
Después de esta primera batalla por la unión civil en nuestro país, que sirvió para deslindar argumentos y campos, veamos un poco qué ocurre en el mundo. Dentro de algunas semanas, en Irlanda se decidirá sobre el matrimonio igualitario mediante un referéndum. Considero oportuno reproducir aquí el elocuente discurso pronunciado por el ministro de sanidad del gobierno irlandés, Leo Varadkar, en defensa del derecho al matrimonio igualitario. Leo Varadkar es militante de la igualdad de derechos para las personas homosexuales. Lean a continuación su discurso.A lo largo de la historia son numerosos los ejemplos de buenas personas que han estado en el lado equivocado de la historia. Somos reacios al cambio, así que suele ser más fácil aceptar que las cosas sean como siempre han sido.
¿Por qué arriesgarnos a lo que el cambio podría acarrear? Hace cincuenta años, las mujeres no podían servir como jurados en este país y tenían que renunciar a la función pública cuando se casaban. Ambas cosas nos parecen increíbles hoy, pero fueron apoyadas en su momento por muchas personas buenas y honorables, que no pudieron ver el daño que estas políticas estaban causando, o la validez de los argumentos de la otra parte, que a menudo se veían como radicales, en vez de modernos.
Este es un proyecto de ley que nos pide que actuemos como legisladores para todo el país, para las generaciones futuras, y que hagamos algo que beneficie a largo plazo a toda la sociedad.
Este no es un proyecto de ley sobre el “matrimonio gay”, sino sobre el “matrimonio igualitario”. No se trata de debilitar una de las instituciones más fuertes de la sociedad, se trata de fortalecer su peso, hacerla inclusiva y para todos.
Se trata de eliminar la sensación de vergüenza, aislamiento y humillación de muchos, que se sienten excluidos. Se les hace saber que Irlanda es un país que cree en la igualdad ante la ley de todos sus ciudadanos.
Este proyecto de ley permite que los hombres y mujeres homosexuales sean, por primera vez, ciudadanos iguales en su propio país. No hay excepciones; no hay advertencias; no hay condiciones; exactamente iguales. Esto no es un acto de generosidad hacia una minoría, es un acto de liderazgo de una mayoría.
Es el reconocimiento de que la mayoría no alcanza su superioridad haciendo que otro grupo se sienta inferior. Reconoce que las relaciones homosexuales son iguales a las relaciones entre personas de distinto sexo, y al hacerlo, todos experimentan una mejoría sin verse disminuidos.
En esta Cámara hemos escuchado fuertes apoyos a la igualdad ante el matrimonio desde todos los lados, pero no debemos permitir que se convierta en una campaña en la que hablamos a los que ya están convencidos.
Hay personas buenas y honorables en este país que no están seguras sobre el matrimonio igualitario. No tienen prejuicios. Tan solo tienen preocupaciones. No debemos descartar o ignorar sus preocupaciones, sino que debemos tratar de darles respuesta, guiarlos y aliviarlos.
Nos corresponde a nosotros convencerlos de que este cambio es para mejor.
Quizás una forma de hacerlo es pedir a todos que piensen en el mejor matrimonio que conozcan, el más amoroso, el más estable e inspirador, y que luego se hagan a sí mismos algunas sencillas preguntas:
¿Ese matrimonio tendrá más probabilidades de separarse porque se casen dos hombres o dos mujeres? ¿La introducción del divorcio socavó realmente esas relaciones conyugales, o han sobrevivido intactas?
¿El fin de la exclusión del matrimonio socavará el matrimonio o la institución sobrevivirá intacta?
Los que hablan más alto en contra del matrimonio igualitario proclaman que el matrimonio es un componente fundamental de la base de nuestra sociedad, pero sin embargo, parecen pensar que es una institución tan frágil que necesita ser envuelta entre algodones, congelada en el tiempo, y negada a aquellos en quien no confían o entienden.
En lugar de ser los verdaderos adalides del matrimonio, casi le tienen miedo, porque no creen que sea lo suficientemente robusto como para resistir el cambio, la evolución y la modernidad.
Nosotros sí creemos en el matrimonio como institución, y por ello también creemos que el matrimonio igualitario lo fortalecerá y también fortalecerá a la sociedad.
Artículo de Ronald Gamarra Herrera publicado en Diario16 el domingo 15 de marzo de 2015.
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