En un lugar tan lejano del Perú como Chibok, Nigeria, 276 niñas internas han sido secuestradas en su escuela el pasado 15 de abril cuando se preparaban para un examen final. El grupo terrorista a cargo de este crimen se hace llamar Boko Haram, cuya traducción al español es “la escuela es la maldad”. ¿Su objetivo en esta acción? Evitar, por razones supuestamente religiosas, que las mujeres se eduquen.
La tragedia ha generado una ola de repudio y solidaridad mundial. La campaña “Bring our girls back” (traigan a nuestras niñas de regreso) no ha logrado la liberación de las niñas pero sí ha logrado poner en los ojos del mundo una desgracia que es universal: se calcula que en nuestro planeta 65 millones de niñas están impedidas de estudiar. Se les niega, por diversas razones y, muchas veces con violencia, su propia independencia.
Pero, en todas partes, niñas muy valientes están desafi ando ese destino que se les quiere imponer. En el Perú, miles de niñas del área rural altoandina desafían todos los días el clima, la geografía y muchas veces el hambre para caminar horas antes de llegar a su colegio.
¿Por qué? Porque es la única forma de prosperar, de demandar justicia, de tener una mejor salud, una mejor calidad de vida. Y ese es un derecho que no puede ser exclusivo de los niños. Nunca más.
Estas niñas, cuyos padres creyeron por siglos que más ayudaban en casa o en el campo y que debían convertirse en madres analfabetas, están cambiando el Perú. Niñas que fueron víctimas del terrorismo demencial. Niñas que estudian en miles de caseríos de todo el Perú a la luz de una vela después de jornadas de duro trabajo doméstico. Niñas enviadas a Lima para estudiar siempre que acepten ser explotadas como trabajadoras del hogar sin sueldo. Esas niñas, pese a quien le pese, estudian.
Heroicas y valientes niñas en el mundo entero esperan que en esta generación se les libere de siglos de sometimiento porque niña que estudia será una mujer libre. De ahí la esperanza de la humanidad en ellas y el terror de quienes quieren callarlas.
Artículo de Rosa María Palacios en Exitosa, viernes 16 de mayo de 2014.
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