
Es tan discreto que pasa inadvertido aunque esté, aunque aparezca, aunque sea tan responsable como los demás. Como aquella noche infame de noviembre del 2012, en la que voto por la sanción a Javier Diez Canseco. ¿Alguien lo recuerda? Claro que no, pero allí estuvo y con su voto allanó la injusticia. Como en julio del 2013, idus en que disciplinadamente apoyó la repartija de cargos para el Tribunal Constitucional y la Defensoría del Pueblo. ¿Lo ubican? Imposible, pero allí también estuvo y festejó la barbarie. O en el mismo julio del 2013, oportunidad en la que con su voto acompañó la negativa de incluir la orientación sexual y la identidad de género como agravantes específicos para los casos de crímenes de odio. ¿Era él? Sí, era don Agustín. Su decisión apuntaló el oscurantismo que se respira en el Congreso en lo que atañe a los derechos del colectivo LGBTI.
"El congresista despidió a Diómedes Navarro. Y a él, ¿quién lo despide? ¿Quizá Ollanta Humala? ¿Tal vez Nadine Heredia? Nadie, por cierto. Ni uno ni otra".
Artículo de Ronald Gamarra Herrera publicado el día de hoy, viernes 09 de mayo del 2014.
Fuente Hildebrandt: hildebrandtensustrece.com
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