Nueva
York – ¿Cuál es el tamaño y el grosor del denominado techo de cristal? Un nuevo
análisis sugiere que este techo abarca todos los aspectos de las vidas de las
mujeres, incluido el hogar, y que no está hecho de vidrio sino de sesgos y
prejuicios contra las mujeres mantenidos por hombres y también mujeres en todo
el mundo.
Estas
son las conclusiones del Índice de Normas Sociales de Género dado a conocer hoy
por el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD). Este índice
capta cómo las normas sociales pueden obstaculizar la igualdad de género en
ámbitos como la política, el trabajo y la educación. El índice incluye datos de
75 países que abarcan más del 80% de la población mundial.
Este
nuevo análisis revela que, a pesar de décadas de progreso hacia la igualdad
entre hombres y mujeres, cerca del 90% de la población mantiene algún tipo de
sesgo contra las mujeres. Esta conclusión proporciona nuevas claves sobre las
barreras invisibles a las que enfrentan las mujeres para lograr la igualdad y
abre un potencial sendero por el que avanzar para romper el techo de cristal.
Según
el índice, aproximadamente la mitad de los hombres y las mujeres del mundo
consideran que los hombres son mejores líderes políticos que las mujeres.
Asimismo, más del 40% opina que los hombres son mejores ejecutivos
empresariales y que tienen más derecho a ocupar un empleo cuando el trabajo
escasea. El 28% de las personas creen que está justificado que un marido le
pegue a su esposa.
Asimismo,
hay información disponible sobre los cambios que ha sufrido el sesgo de género
en alrededor de 30 países. Los datos indican que aunque algunos países han
experimentado una mejoría en este ámbito, las actitudes parecen haber empeorado
en otros durante los últimos años, lo que demuestra que todavía queda mucho por
hacer.
“En
las últimas décadas hemos dado importantes pasos para garantizar que las
mujeres tengan el mismo acceso que los hombres a servicios básicos. Hemos
alcanzado la paridad en la escuela primaria y reducido la mortalidad materna en
un 45% desde 1990. Sin embargo, las diferencias de género siguen siendo
patentes en otros ámbitos, especialmente en aquellos que cuestionan las
relaciones de poder y que ejercen mayor influencia para la obtención de una
igualdad real. En estos momentos, la lucha por la igualdad de género es un
relato de sesgos y prejuicios”, dice Pedro Conceição, director de la Oficina del
Informe sobre Desarrollo Humano del PNUD.
La
“brecha de poder”
Este
nuevo análisis arroja luz sobre las razones por las que siguen existiendo
enormes “brechas de poder” entre hombres y mujeres en nuestras economías,
nuestros sistemas políticos y nuestras empresas, a pesar de los avances reales
hacia la igualdad en terrenos como la educación y la salud, así como en la
eliminación de los obstáculos legales a la participación política y económica
de las mujeres.
Por
ejemplo, si bien los hombres y las mujeres votan en proporciones similares,
menos del 24% de los escaños parlamentarios en el mundo están ocupados por
mujeres y solo 10 de los 193 jefes de gobierno del planeta son mujeres. En el
mercado de trabajo, la remuneración de las mujeres es inferior a la de los
hombres y tienen una probabilidad mucho menor de ostentar cargos directivos:
menos del 6% de los directores generales de empresas del índice S&P 500 son
mujeres. Y aunque las mujeres trabajan más horas que los hombres, es más
probable que se trate de trabajo de cuidados no remunerado.
“La
labor que ha sido tan eficaz en garantizar el fin de las diferencias en ámbitos
como la salud y la educación debe evolucionar ahora y abordar algo mucho más
complejo: el sesgo profundamente arraigado —tanto entre hombres como en
mujeres— contra una verdadera igualdad. Las políticas actuales, a pesar de sus
buenas intenciones, tienen un alcance limitado”, dice Achim Steiner,
Administrador del PNUD.
Este
año se cumplen 25 años desde la Declaración y Plataforma de Acción de Beijing
(Beijing+25), el programa de empoderamiento de las mujeres más visionario de la
historia.
El
PNUD hace un llamamiento a los gobiernos e instituciones para que pongan en práctica
una nueva generación de políticas dirigidas a cambiar estas normas sociales y
prácticas discriminatorias mediante la educación, el aumento de la
sensibilización social y la aplicación de nuevos incentivos. Por ejemplo, la
utilización de mecanismos fiscales para promover una distribución equitativa de
las responsabilidades de cuidado de los hijos o la entrada de las mujeres y las
niñas en sectores tradicionalmente dominados por los hombres, como las fuerzas
armadas y las tecnologías de la información.
“#MeToo, #NiUnaMenos, #TimesUp. #UnVioladorEnTuCamino. Las manifestaciones en favor de los derechos de las mujeres que estamos viendo actualmente en todo el mundo muestran que son necesarias nuevas alternativas para un mundo diferente”, dice Raquel Lagunas, directora en funciones del Equipo de Género del PNUD. “Debemos actuar ya para superar los obstáculos que presentan los sesgos y los prejuicios si queremos avanzar a la velocidad y a la escala necesaria para lograr la igualdad de género y la visión plasmada en la Declaración de Beijing, hace más de dos décadas, y en los Objetivos de Desarrollo Sostenible.
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Fuente Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo: https://www.undp.org/content/undp/es/home/presscenter/pressreleases/2020/Gender_Social_Norms_Index_2020.html
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