
Los abusos sexuales en el seno de la Iglesia católica son un problema a
nivel mundial. Desde Irlanda hasta Australia, de Japón a Sudáfrica, de Bolivia
a Canadá y de Guam a Polonia, han salido a la luz denuncias sobre el abuso de
niños y niñas por parte del clero y de otros empleados de la Iglesia, además de
su encubrimiento. La dimensión del problema en América Latina sigue creciendo
ya que, aunque la región tiene una de las menores tasas de denuncias de abusos
sexuales contra el clero católico en el mundo, un número cada vez mayor de
sobrevivientes tiene el coraje de compartir sus experiencias y actuar contra
sus agresores y la institución religiosa que los ha protegido.
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