"Estos fachos sostienen que lo que ellos denominan "ideología de género" tiene por objetivo real imponer la homosexualidad entre la niñez".
La Primera Sala Civil de la Corte Superior de Lima dispuso esta semana, como medida cautelar, que el Ministerio de Educación suspenda de manera inmediata la aplicación del Currículo Nacional de Educación Básica en cuanto al enfoque de género que contiene. Esto tiene relación con la demanda de acción popular ejercida por el colectivo ultraconservador Padres en Acción que busca anular dicho currículo e imponer la hegemonía de sus propios prejuicios reaccionarios sobre la educación pública en nuestro país.
La medida judicial, que duda cabe, si bien es provisional, significa un duro golpe contra la posibilidad de una educación pública basada en la libertad, la tolerancia y la igualdad de derechos. Y evidencia, al mismo tiempo, una vergonzosa claudicación frente a una demanda farragosa, plagada de criterios confusos y arbitrarios que revelan la profunda ignorancia de los demandantes, prisioneros ellos mismos de una verdadera obsesión, con ribetes de delirio, sobre diversos aspectos de la sexualidad que para ellos siguen siendo tabú.
En resumen, estos fachos sostienen que lo que ellos denominan "ideología de género" tiene por objetivo real imponer la homosexualidad entre la niñez. Así de simple, claro y delirante. Así de alucinante. Así de estúpido, de absurdo. Lo dicen una y otra vez en su página de Facebook, donde son, por cierto, mucho más directos, contundentes y sinceros que en su embarullada demanda judicial. Por ejemplo publican que "al parecer, la agenda gay no solo ha sido impuesta en el currículo escolar bajo la fachada de igualdad de género sino que también quiere ser instaurada en la constitución peruana". Una verdadera pastrulada.
Este concepto se desborda hasta el terreno de la paranoia, cuando afirman que "el looby LGBTI está tomando fuerza en todo el mundo y es contra la ideologización que estamos luchando". Y más allá: "con el enfoque ideologizado de la sexualidad se quiere promover entre los niños como normales y glamorosas prácticas y conductas sexuales que van en contra de la naturaleza humana". Por cierto, según ellos, estos es el objetivo de una conspiración universal, el resultado de un plan secreto, coordinado por la ONU, nada menos.
Así, pues, no es sorprendente que digan estupideces públicamente, una y otra vez, sin sonrojarse, como aquella pachotada de que el propósito del currículo educativo nacional es "homosexualizar" a los peruanos y particularmente a la infancia. Pocas veces se ha visto una expresión tan completa y rídicula del pánico a la homosexualidad como el de estos extremistas. Uno podría creer que esta gente necesita urgentemente atención psicológica o incluso psiquiátrica. O, quizás, un curso introductorio y elemental de educación sexual para dummies.
Son tan carcas que el año pasado protestaron contra la ministra Marilú Martens cuando al condenar el asesinato de mujeres, uso la palabra feminicidio, que para ellos es sospechosa, llegando al extremo de negar la violenia contra la mujer: "No la apoymos, señora ministra... tras sus declaraciones donde manifiesta que en nuestra ociedad el "feminicidio" es la causa principal de la violncia, usted realiza una opinión sesgada que no representa la realidad que vivimos en nuestra sociedad. Los delitos contra la vida, el cuerpo y la salud se han incrementado en agravio de hombres y mujeres por igual".
Hace solo unos días, criticaron al Ministerio de la Mujer y Poblaciones Vulnerables porque, según ellos, la política de esta entidad del Estado estaría "incentivando relaciones de pareja desde que son niños-adolescentes (no se diga las relaciones pederastas)". Afirmación falsa e irresponsable que, por supuesto, no demuestra m ni prueban en lo mínimo, pero que les es muy útil para sabotear groseramente cualquier esfuerzo en prode los derechos de la mujer y las minorías sexuales, así como del derecho a la información y la asistencia sanitariaque tienen los jóvenes en relación son su sexualidad.
No hay, pues, que subestimarlos. Sería un grave error. El discurso mñas absurdo siempre puede encontrar quien le preste oídos. Por lo pronto, ya han paralizado el currículo educativo nacional con esta medida cautelar. Y en los hechos van colocando a su gente en el control del Ministerio de Educación con la complacencia del ministro Idel Vexler y un gobierno como el e PPK, dispuesto a entregar todo a cambio de cualquier apoyo. Además, cuentan con el respaldo de bien premunidas sectas religiosas así como del inefable cardenal Cipriani y el catolicismo más reaccionario, y el apoyo político del aprofujimorismo.
La Corte Suprema tiene ahora en sus manos la decisión final sobre este caso. Es la oportunidad para sentar cátedra poniendo en su sitio a los majaderos y paranoicos ultraconservadores y reafirmar los principios constitucionales de libertad, tolerancia e igualdad. Pero, ¿lo hará? Por el bien del Perú, esperemos que sí. De lo contrario, una larga noche se hará sobre lo que se ha avanzado en cuanto a conceptos clave para una educación pública de calidad y volveremos a estar prisioneros de la ideología reaccionaria de gente que extraña los tiempos de la Santa Inquisición.
Este concepto se desborda hasta el terreno de la paranoia, cuando afirman que "el looby LGBTI está tomando fuerza en todo el mundo y es contra la ideologización que estamos luchando". Y más allá: "con el enfoque ideologizado de la sexualidad se quiere promover entre los niños como normales y glamorosas prácticas y conductas sexuales que van en contra de la naturaleza humana". Por cierto, según ellos, estos es el objetivo de una conspiración universal, el resultado de un plan secreto, coordinado por la ONU, nada menos.
Así, pues, no es sorprendente que digan estupideces públicamente, una y otra vez, sin sonrojarse, como aquella pachotada de que el propósito del currículo educativo nacional es "homosexualizar" a los peruanos y particularmente a la infancia. Pocas veces se ha visto una expresión tan completa y rídicula del pánico a la homosexualidad como el de estos extremistas. Uno podría creer que esta gente necesita urgentemente atención psicológica o incluso psiquiátrica. O, quizás, un curso introductorio y elemental de educación sexual para dummies.
Son tan carcas que el año pasado protestaron contra la ministra Marilú Martens cuando al condenar el asesinato de mujeres, uso la palabra feminicidio, que para ellos es sospechosa, llegando al extremo de negar la violenia contra la mujer: "No la apoymos, señora ministra... tras sus declaraciones donde manifiesta que en nuestra ociedad el "feminicidio" es la causa principal de la violncia, usted realiza una opinión sesgada que no representa la realidad que vivimos en nuestra sociedad. Los delitos contra la vida, el cuerpo y la salud se han incrementado en agravio de hombres y mujeres por igual".
Hace solo unos días, criticaron al Ministerio de la Mujer y Poblaciones Vulnerables porque, según ellos, la política de esta entidad del Estado estaría "incentivando relaciones de pareja desde que son niños-adolescentes (no se diga las relaciones pederastas)". Afirmación falsa e irresponsable que, por supuesto, no demuestra m ni prueban en lo mínimo, pero que les es muy útil para sabotear groseramente cualquier esfuerzo en prode los derechos de la mujer y las minorías sexuales, así como del derecho a la información y la asistencia sanitariaque tienen los jóvenes en relación son su sexualidad.
No hay, pues, que subestimarlos. Sería un grave error. El discurso mñas absurdo siempre puede encontrar quien le preste oídos. Por lo pronto, ya han paralizado el currículo educativo nacional con esta medida cautelar. Y en los hechos van colocando a su gente en el control del Ministerio de Educación con la complacencia del ministro Idel Vexler y un gobierno como el e PPK, dispuesto a entregar todo a cambio de cualquier apoyo. Además, cuentan con el respaldo de bien premunidas sectas religiosas así como del inefable cardenal Cipriani y el catolicismo más reaccionario, y el apoyo político del aprofujimorismo.
La Corte Suprema tiene ahora en sus manos la decisión final sobre este caso. Es la oportunidad para sentar cátedra poniendo en su sitio a los majaderos y paranoicos ultraconservadores y reafirmar los principios constitucionales de libertad, tolerancia e igualdad. Pero, ¿lo hará? Por el bien del Perú, esperemos que sí. De lo contrario, una larga noche se hará sobre lo que se ha avanzado en cuanto a conceptos clave para una educación pública de calidad y volveremos a estar prisioneros de la ideología reaccionaria de gente que extraña los tiempos de la Santa Inquisición.
Artículo de opinión de Ronald Gamarra Herrera publicado en Hildebrandt en sus Trece el día viernes 16 de marzo de 2018.
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