Quienes trabajamos en la protección y promoción de los derechos de la niñez
repetimos frecuentemente que “sin presupuesto no hay derechos”. Y es
que a la hora del discurso todos apuestan por la defensa de los niños,
niñas y adolescentes, pero la asignación presupuestal no suele reflejar
ese entusiasmo. La situación no nos sorprende, porque todavía hay
quienes ven el mal llamado gasto público en la niñez y la adolescencia
como “gasto” y no como lo que es en realidad: inversión en desarrollo
humano.
Maria Luisa Fornara de Unicef en Perú.
Maria Luisa Fornara de Unicef en Perú.
El Estado peruano, al ser parte de la Convención sobre los Derechos del Niño, adquirió el
compromiso de adoptar todas las medidas administrativas, legislativas y
de otra índole para dar efectividad a los derechos, y a hacerlo hasta el
máximo de recursos disponibles. Unicef ha acompañado los esfuerzos
hasta ahora desplegados por el Estado y la sociedad civil para
identificar, con un alto nivel de rigor y desagregación, los recursos
públicos invertidos en la niñez y la adolescencia.
El Informe del
Gasto Público en Niñas, Niños y Adolescentes, elaborado conjuntamente
por los ministerios de Economía, de Educación, de Salud, de la Mujer y
Poblaciones Vulnerables, de Desarrollo e Inclusión Social, la Mesa de
Concertación para la Lucha contra la Pobreza y Unicef, nos dice desde
hace tres años si el Estado peruano está cumpliendo o no con el
compromiso adquirido.
De acuerdo con este informe, en los últimos dos años, se ha incrementado gradualmente la asignación de recursos en el grupo de los y las adolescentes de 12 a 17 años en comparación con los niños y niñas de menor edad, pero todavía mantiene la menor asignación relativa. Así, en el 2016, 36% del gasto en la población menor de 18 años correspondió al grupo de 0 a 5 años, 33% al de 5 a 11 años, y 31% al de 12 a 17 años. En el contexto del bono demográfico que está viviendo el Perú, conviene reflexionar acerca de estas cifras y analizar en qué medida las acciones de política pública a las que se orientan estos recursos contribuirán efectivamente a que el país aproveche al máximo este bono.
Más allá de la obligación
jurídicamente vinculante señalada, existen múltiples razones económicas,
sociales y políticas para priorizar la inversión en la infancia y la
adolescencia en cualquier contexto. Las inversiones e intervenciones
adecuadas, oportunas y pertinentes para cada etapa del ciclo de vida
redundarán en una mejor calidad de vida para cada niño, niña y
adolescente en lo individual y, a la vez, en incrementos de
productividad y competitividad para el país en su conjunto. Por el
contrario, la carencia de inversión en la niñez vulnera los derechos de
niños, niñas y adolescentes, priva a toda la sociedad de la contribución
económica de las nuevas generaciones y a la construcción de soluciones
colectivas para alcanzar mayores niveles de prosperidad social.
Escribe Maria Luis Fornara Representante de Unicef en el Perú.
Fuente El Peruano: http://elperuano.pe/noticia-ninez-y-adolescencia-inversion-impostergable-61881.aspx
Fuente El Peruano: http://elperuano.pe/noticia-ninez-y-adolescencia-inversion-impostergable-61881.aspx
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