La situación de Venezuela empeora cada dia. No es posible saber cuándo ni cómo se tocará fondo. Lo único que está claro es que el régimen de Maduro está dispuesto a llegar a extremos antes que aceptar la posibilidad de que su poder sea cuestionado, Las condiciones se deterioran más allá de lo imaginable para un país que gozó por décadas de una prosperidad sin paralelo en el subcontinente y que, bajo el poder cjhavista, se benefició del auge más alto y prolongado de los precios petroleros de la historia. Hoy, las carencias de los venezolanos son cotidianas y afectan la mínima satisfacción de las necesidades fundamentales.
El estallido de la violencia es la amenaza que afronta hoy por hoy el gran país llanero ante la frustración creada por el desastre económico y la tozudez continuista del régimen. En todo régimen que mínimamente quiera ser o parecer democrático, ante un fracaso de la labor de gobierno se debe disponer de mecanismos de responsabilidad y alterntiva política. Si un ministro fracasa, debe renunciar. Si un gobierno hunde la economía del país, debe poder ser reemplazado. En Venezuela, el régimen chavista, en el poder durante casi dos décadas, ha producido una crisis espantosa, derrochando recursos como jamás tuvo el país, y no asume ninguna responsabilidad por ello.
A fines del año pasado las urnas hablaron con claridad contundente y dieron a la oposición la mayoría absoluta de diputados en la Asamblea Nacional. El mandato popular por un cambio fundamental quedó expresado sin la menor duda. Sin embargo, el régimen encabezado por Maduro se las ha ingeniado para oponerse a la voluntad popular y gobierna sin hacer el menor caso del poder legislativo mediante una táctica de dos aspectos. En el aspecto legal, utiliza la Corte Suprema, que controla férreamente, para neutralizar los actos del legislativo, anulándolos u obstaculizándolos. En lo político, provoca a la oposición tratando de que esta pise el palito que "justifique" una reacción del gobierno. El objetivo inemdiato es neutralizar o disolver la Asamblea.
La Corte Suprema de Venezuela ya declaró sin validez todos los actos de la Asamblea Legislativa como consecuencia de la juramentación de tres diputados cuya victoria fue cuestionada por el chavismo. Para efectos prácticos, el gobierno ejercer el poder sin contar en absoluto con el poder legislativo. Por ejemplo, este mes la Corte Suprema ha aprobado el presupuesto nacional propuesto por Maduro, sustituyéndose abiertamente al poder legislativo. Ninguna de las medidas legislativas o facultades políticas de la Asamblea ha sido acatada por el gobierno. El uso cada vez más audaz de la Suprema hace imaginar fácilmente que no está lejano el día en que esta "decrete" la disolución de la Asamblea y que Maduro proclame que solo cumple una orden judicial.
A fines del año pasado las urnas hablaron con claridad contundente y dieron a la oposición la mayoría absoluta de diputados en la Asamblea Nacional. El mandato popular por un cambio fundamental quedó expresado sin la menor duda. Sin embargo, el régimen encabezado por Maduro se las ha ingeniado para oponerse a la voluntad popular y gobierna sin hacer el menor caso del poder legislativo mediante una táctica de dos aspectos. En el aspecto legal, utiliza la Corte Suprema, que controla férreamente, para neutralizar los actos del legislativo, anulándolos u obstaculizándolos. En lo político, provoca a la oposición tratando de que esta pise el palito que "justifique" una reacción del gobierno. El objetivo inemdiato es neutralizar o disolver la Asamblea.
La Corte Suprema de Venezuela ya declaró sin validez todos los actos de la Asamblea Legislativa como consecuencia de la juramentación de tres diputados cuya victoria fue cuestionada por el chavismo. Para efectos prácticos, el gobierno ejercer el poder sin contar en absoluto con el poder legislativo. Por ejemplo, este mes la Corte Suprema ha aprobado el presupuesto nacional propuesto por Maduro, sustituyéndose abiertamente al poder legislativo. Ninguna de las medidas legislativas o facultades políticas de la Asamblea ha sido acatada por el gobierno. El uso cada vez más audaz de la Suprema hace imaginar fácilmente que no está lejano el día en que esta "decrete" la disolución de la Asamblea y que Maduro proclame que solo cumple una orden judicial.
"Lo más llamativo es que los voceros del régimen ya no ocultan que su objetivo es que, definitivamente, no haya referéndum".
Artículo de opinión de Ronald Gamarra publicado en Hildebrandt en sus trece el viernes 21 de octubre de 2016.
Fuente Hildebrand: http://hildebrandtensustrece.com/
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