Por Silvia Celi.
Los conflictos armados sitúan a las mujeres en un mayor riesgo de violencia y vulnerabilidad. Diversos factores sociales, culturales y una clara falta de autonomía económica crean contextos en los que las mujeres son más susceptibles al abuso y la explotación sexual.
"Las organizaciones humanitarias hemos tenido que adaptar nuestra respuesta a la naturaleza cambiante de la crisis siria y las necesidades que las mujeres jóvenes dejaban latentes", explica la organización humanitaria World Vision en un comunicado.
Según el Fondo de Naciones Unidas para la Población, el conflicto sirio está dejando tras de sí:
• 12.2 millones de personas afectadas por la crisis
• 3 millones de mujeres entre 15 y 49 años
• 500.000 mujeres embarazadas
• 4 millones de refugiadas fuera de las fronteras sirias
• De ellas 1 millón se encuentra en edad reproductiva (entre 15 y 49 años)
• Entre las refugiadas 70.000 mujeres están embarazadas
Tres generaciones y una mirada; una mirada sin futuro:
Amouneh tiene
6 años, la mitad de estos años los ha vivido en una tienda de un campo
de refugiados. A su corta edad ya conoce los peligros a los que se
enfrenta por ser mujer, agravados por su condición de refugiada. Amouneh
no puede ir sola al baño, pues podrían violarla; no puede soñar en un
futuro libre pues probablemente tenga que casarse sin poder elegir
cuándo y con quién.
Zeinab tiene 26 años y dejó Líbano convencida de que sería solo por unas semanas, como mucho unos meses. Ya han pasado tres años. Recuerda perfectamente su casa, la calle, el edificio, la vida que llevaba junto a su familia en el tercer piso, justo debajo del apartamento de sus suegros. Durante las primeras semanas se sintieron abandonados, lejos de su hogar, y decidieron arriesgarse y volver. Cuando llegaron no había nada. El edificio donde vivían había sido bombardeado y estaba en ruinas.
Khadijah es la suegra de Zeinab. Vive en la misma tienda que sus hijos y nietos, sufriendo día a día al ver cómo van dejando atrás la infancia entre las lonas de una tienda de refugiados. Es mayor, y los últimos años ha sufrido demasiado; por eso, su único deseo tiene nombre propio: quiere que Amouneh, así como el resto de sus nietos, tengan la oportunidad de vivir una vida feliz, lejos de la violencia en su Siria natal.
World Vision ayuda en los asentamientos con su Programa de Agua y Saneamiento:
La vida de Amouneh y la de toda su familia se ha vuelto un poco más amable porque por fin tienen agua gracias al Programa de Agua y Saneamiento que World Vision lleva a cabo en la zona para proveer de agua potable a las familias que han tenido que huir de un país en guerra.
Zeinab tiene 26 años y dejó Líbano convencida de que sería solo por unas semanas, como mucho unos meses. Ya han pasado tres años. Recuerda perfectamente su casa, la calle, el edificio, la vida que llevaba junto a su familia en el tercer piso, justo debajo del apartamento de sus suegros. Durante las primeras semanas se sintieron abandonados, lejos de su hogar, y decidieron arriesgarse y volver. Cuando llegaron no había nada. El edificio donde vivían había sido bombardeado y estaba en ruinas.
Khadijah es la suegra de Zeinab. Vive en la misma tienda que sus hijos y nietos, sufriendo día a día al ver cómo van dejando atrás la infancia entre las lonas de una tienda de refugiados. Es mayor, y los últimos años ha sufrido demasiado; por eso, su único deseo tiene nombre propio: quiere que Amouneh, así como el resto de sus nietos, tengan la oportunidad de vivir una vida feliz, lejos de la violencia en su Siria natal.
World Vision ayuda en los asentamientos con su Programa de Agua y Saneamiento:
La vida de Amouneh y la de toda su familia se ha vuelto un poco más amable porque por fin tienen agua gracias al Programa de Agua y Saneamiento que World Vision lleva a cabo en la zona para proveer de agua potable a las familias que han tenido que huir de un país en guerra.
No
es la vida que la madre de Amouneh había soñado para ella y, al
contrario de lo que se podría esperar, la vida de Amouneh es mucho peor
que la que su madre y su abuela tuvieron.
"Estando embarazada de 8 meses tenía que transportar contenedores pesados de agua de la fuente más cercana, situada a un kilómetro de distancia de nuestra tienda” recuerda Zeinab. El agua que obtenían no era suficiente para toda la familia y no tenían otra opción que la de utilizar las aguas residuales.
Khadijah lo recuerda: "El agua estaba llena de gusanos. El color era muy desagradable. Teníamos irritaciones en la piel y hongos en todo el cuerpo. Ducharse con agua sucia era lo equivalente a no ducharse en absoluto. No podía permitir que mis nietos pasaran por esta situación”.
A finales de 2013, la vida de esta y otras familias cambió sustancialmente gracias al programa de World Vision que sustituía las aguas residuales sucias por agua limpia mediante un sistema de filtrado.
"Estando embarazada de 8 meses tenía que transportar contenedores pesados de agua de la fuente más cercana, situada a un kilómetro de distancia de nuestra tienda” recuerda Zeinab. El agua que obtenían no era suficiente para toda la familia y no tenían otra opción que la de utilizar las aguas residuales.
Khadijah lo recuerda: "El agua estaba llena de gusanos. El color era muy desagradable. Teníamos irritaciones en la piel y hongos en todo el cuerpo. Ducharse con agua sucia era lo equivalente a no ducharse en absoluto. No podía permitir que mis nietos pasaran por esta situación”.
A finales de 2013, la vida de esta y otras familias cambió sustancialmente gracias al programa de World Vision que sustituía las aguas residuales sucias por agua limpia mediante un sistema de filtrado.
El trabajo de World Vision en el conflicto sirio y la crisis migratoria:
El
trabajo que realiza World Vision en el conflicto sirio y la crisis
migratoria pasa por trabajar especialmente con grupos vulnerables como
las niñas, los jóvenes y las mujeres.
Los programas de agua, higiene y saneamiento han beneficiado en el Líbano a 68.850 personas, de las cuales 37. 449 son niños.
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