13 feb 2015

"Villa Stein la embarra", por Ronald Gamarra

"Es cierto que el expediente era débil pero a la hora de rechazarlo el magistrado no tomó en cuenta un hecho capital: la legislación boliviana sí contemplaba la complicidad en el delito de peculado", dice Ronald Gamarra.

Ciertamente la investigación fiscal del caso La Centralita aún está incompleta. No se termina de armar. Huamán no ha ayudado en eso. La carpeta está verde. Es una mezcla desordenada y heterogénea de diligencias, declaraciones y documentación. Pese a los esfuerzos de la procuraduría en los tiempos de Salas y Vilcatoma. Claro está, los cargos contra César Álvarez, Martín Belaunde y compañía alcanzan el nivel de atribución propio de la inicial etapa procesal en la que se encuentra. Allí están descritos. En varias disposiciones fiscales. Fluyen de los actuados. Con base en ellos, y conocida la presencia del prófugo en Bolivia, la jueza elaboró el requerimiento de detención preventiva de Martín Belaunde con fines de extradición, primero, y la solicitud de extradición, después.














En fin, otra más de Javier Villa Stein. Su odio contra quienes cuestionamos la corrupción lo controla. Su animadversión contra los caviares que según él ha iniciado una persecución contra todos, lo altera. Su rechazo a la procuraduría le hace perder los papeles. Su afán de protagonismo, de ir contra la corriente, lo vence. Su deseo de dejar sentada la sensación de que en este específico episodio judicial estaría la mano amiga de Ollanta Humala lo gana. Su apuesta por la impunidad lo excita. 

Artículo de Ronald Gamarra publicado en Hildebrandt en sus trece, el viernes 13 de febrero de 2015.

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