25 nov 2010

Violencia, Yo?
















Sofía García Carpio
Equipo de Incidencia
IPRODES
 


Ayer me preguntaron si alguna vez había sufrido algún tipo de violencia?

Respondí que no, que felizmente me encontraba en ese 30% de mujeres alrededor del mundo que jamás había experimentado algún tipo de violencia física o sexual durante mi corta existencia. Luego me di cuenta de que aún me quedan muchos años por recorrer y que eso significa que aún no estoy a salvo de que no me ocurra.

Noviembre es el mes en que se celebra mundialmente el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, esta fecha fue elegida en conmemoración de las tres hermanas Mirabal, activistas políticas de la República Dominicana, quiénes en 1960 fueron asesinadas por orden del gobernante Rafael Trujillo.

Estas mujeres no sólo fueron asesinadas por estar en contra de un corrupto y violador de derechos humanos, sino porque representaron un grupo político con poder; mujeres al poder y con poder no es la combinación adecuada en la sociedad política de entonces ni de ahora.

Las mujeres, las niñas y las adolescentes de ayer y de hoy sufren todo tipo de violencia, ya sea física, sexual y psicológica. La violencia contra la mujer no distingue la edad, la raza, la condición social o económica, la cultura, la educación, la orientación sexual, entre otros, la violencia contra la mujer se da por el hecho mismo de ser mujer, ya sea en tiempos de paz como en tiempos de guerra.

Las mujeres y niñas peruanas no se salvaron en tiempo de guerra, durante el conflicto armado interno, corrieron la misma suerte que las mujeres y las niñas de la República Democrática del Congo, de Ruanda y de la Ex Yugoslavia. Sufrieron todo tipo de violencia sexual (esclavitud sexual, violación sexual, desnudos forzados, esterilización forzada, prostitución forzada, uniones forzadas) por parte de Sendero Luminoso, del MRTA y del Ejército Peruano.

El Informe Final de la Comisión de la Verdad y Reconciliación (CVR) señaló que 527 mujeres soportaron algún tipo de violencia sexual y; que en su mayoría eran quechua hablantes, pobres, analfabetas, de las zonas más azotadas por la violencia. Fueron utilizadas para denigrar al enemigo, usadas como objetos y cuerpos de guerra, invisibles y marginales para una sociedad y una guerra de hombres. Aquellos que no fueron capaces de “cuidar a sus mujeres”, ahora quieren silenciar los hechos, esconderlos y enterrarlos en aquellas bases militares donde les fueron arrebatadas a mujeres y niñas: la vida, la dignidad, la autonomía.

Hoy, el Registro Único de Víctimas (RUV) ha registrado casi 5,000 mujeres que han sufrido algún tipo de violencia sexual durante el conflicto armado interno. Esta cifra revela el sub-registro que la CVR señaló, pero también revela que existen más mujeres que no han contado su historia por temor, por miedo a la revictimización, por el estigma.

Hoy, esas mujeres valientes que han declarado y contado su verdad, aún no han obtenido justicia ni reparación; su situación no es fácil, se encuentran en medio de una vorágine de violencia al recordar, al denunciar, al tratar de olvidar; y finalmente dejar pasar.


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