"No temblar ante la posibilidad o necesidad de disolver constitucionalmente este Kongreso para convocar a elecciones parlamentarias de las cuales surja un nuevo congreso, libre de la malhadada escoria que lo secuestró en el 2016".
Como una rata, huyó.Viéndose perdido, fugó con una ayudita de sus amigos. Ante la alternativa de dar con su miseria en Piedras Gordas, escapó al amparo de sus hermanitos. Vamos, lo pensó, lo planificó y se escabulló gracias a los fujimoristas y apristas que infestan el Congreso. Se fue a Madrid, sí, a Madrid, desde donde otros peruanos igualmente corruptos, bien cebados y atormentadores de bicilcletas se ríen de nuestra justicia.
Si alguien dudaba de que en el núcleo duro del fujimorismo anida una afinada organización para delinquir, que habita el hampa bajo disfraz, la escandalosa fuga del supremos juez corrupto César Hinostroza Pariachi, protegida, propiciada y encubierta descaradamente por la banKacda fujimorista, con el entusiasta apotyo del aprismo, debería convencerlo de lo contrario de una buen vez por todas. Pues, por donde se le mire, este supremo sinvergüenza, cabecilla de la red de magistrados, políticos y empresarios enquistada en el sistema judicial, contó desde el primer momento con la complicidad del fujimorismo y su aliado para burlar la justicia.
El 7 de julio, mediante los primeros audios, todos empezamos a saber quién era y a qué se dedicaba con ahínco el juez Hinostroza. Muy pococs días después, a nadie le cabía ya la menor duda sonbre la total corrupción y la peligrosidad de este personaje tenebroso, un verdadero Montesinos de nuestra época o, mjor, un personaje digno de emular a El Padrino por su capacidad para organizar a decenas uy decenas de magistrados y autoridades que se le sometían y le prestaban sumisa obediencia para llevar a cabo sus planes de control y enriquecimiento a través de las instituciones.
Sin embargo, a pesar de innumerables y cada vez más escandalosos audios, el juez Hinostroza pudo seguir en plena libertad gracias a la banKada fujimorista. Mientras otros integrantes de su red eran allanados, intervenidos y detenidos por el Ministerio Público y el Poder Judicial, él seguía libre, felíz y silbando como un pájaro pues no podía ser arrestado debido a la inmunidad que le amparaba como juez supremo, y la camorra, digo la banKada, se encargaba de que las cosas siguieran así para él, des-pa-ci-to, demorando todo lo posible con los más vulgares pretextos para dar paso a la denuncia constitucional planteada en su contra.
El Ministerio Público, a través del fiscal supremo Pablo Sánches Velarde, actúo con diligencia para lograr que se le impusiera la única medida restrictiva de libertad que encontró el modo de hacer pasar: una restricción del salir del país por el lapso de tres meses, así como para presentar ante el Congreso la correspondiente denuncia constitucional. Pero la banKada mayoritaria que ha secuestrado el Congreso mandó la denuncia constitucional a dormir el sueño de los justos. Todo ello, mientras los Kongresistas se desvivían por encontrar el modo de eludir la acusación.
Presionado por la opinión pública y por el Presidente Vizcarra, finalmente la banKada no pudo seguir eludiendo ver el caso Hinostroza. Pero solo lo hizo casi 100 días después del 7 de julio. Y al tramitar la denuncia constitucional, intentaron una nueva maniobra tratando de liberar a Hinostroza de la denuncia por asociación criminal para impedir que fuese investigado y procesado por delitos mayores, limitando radicalmente la acción de la justicia. La maniobra no pudo pasar porque chocó con la decidida oposición del país.
Sin embargo, a pesar de innumerables y cada vez más escandalosos audios, el juez Hinostroza pudo seguir en plena libertad gracias a la banKada fujimorista. Mientras otros integrantes de su red eran allanados, intervenidos y detenidos por el Ministerio Público y el Poder Judicial, él seguía libre, felíz y silbando como un pájaro pues no podía ser arrestado debido a la inmunidad que le amparaba como juez supremo, y la camorra, digo la banKada, se encargaba de que las cosas siguieran así para él, des-pa-ci-to, demorando todo lo posible con los más vulgares pretextos para dar paso a la denuncia constitucional planteada en su contra.
El Ministerio Público, a través del fiscal supremo Pablo Sánches Velarde, actúo con diligencia para lograr que se le impusiera la única medida restrictiva de libertad que encontró el modo de hacer pasar: una restricción del salir del país por el lapso de tres meses, así como para presentar ante el Congreso la correspondiente denuncia constitucional. Pero la banKada mayoritaria que ha secuestrado el Congreso mandó la denuncia constitucional a dormir el sueño de los justos. Todo ello, mientras los Kongresistas se desvivían por encontrar el modo de eludir la acusación.
Presionado por la opinión pública y por el Presidente Vizcarra, finalmente la banKada no pudo seguir eludiendo ver el caso Hinostroza. Pero solo lo hizo casi 100 días después del 7 de julio. Y al tramitar la denuncia constitucional, intentaron una nueva maniobra tratando de liberar a Hinostroza de la denuncia por asociación criminal para impedir que fuese investigado y procesado por delitos mayores, limitando radicalmente la acción de la justicia. La maniobra no pudo pasar porque chocó con la decidida oposición del país.
Artículo de opinión de Ronald Gamarra Herrera publicado en Hildebrandt en sus trece el viernes 19 de octubre de 2018.
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