La Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) presentó el “Informe sobre pobreza y derechos humanos en América”, el primer informe temático en abordar esta materia.
En la última década se lograron importantes avances en la región en
materia de derechos sociales, económicos, culturales y ambientales
(DESCA), que permitieron a grandes sectores de la población salir de la
pobreza y la pobreza extrema. Sin embargo, estos logros se encuentran
hoy en riesgo de retroceso. A través de este informe, la Comisión
Interamericana busca contribuir a los esfuerzos para reducir y erradicar
la pobreza en América, con recomendaciones orientadas a mejorar y
fortalecer la legislación, las políticas y acciones de los Estados a fin
de garantizar que los derechos humanos de las personas que viven en la
pobreza sean debidamente respetados y protegidos.
La CIDH observa con preocupación que la persistente situación de pobreza y
pobreza extrema en los Estados Miembros de la Organización de los
Estados Americanos (OEA) se traduce en graves obstáculos para el goce
efectivo de los derechos humanos. La CIDH ha constatado en sus visitas a
países que las personas que viven en la pobreza enfrentan obstáculos
geográficos, económicos, culturales y sociales para ejercer sus derechos.
En muchas regiones, las personas en situación de pobreza, viven alejadas de los
lugares de trabajo, de las plazas comunales, de los mercados y se les
dificulta el acceso a los servicios públicos, tales como agua potable,
saneamiento, red de energía, centros de salud, escuelas y a las
instituciones que prestan servicios sociales. Asimismo, en ocasiones, se
ven expuestas a recorrer largas distancias y transitar por caminos,
infraestructuras y carreteras en mal estado, poniendo en peligro su
propia vida.
Estos obstáculos que enfrentan cotidianamente las personas, grupos y
colectividades que viven en situación de pobreza se amalgaman entre sí,
generando condiciones de trabajo degradantes y peligrosas, viviendas
insalubres, alimentación inadecuada, riesgo a sufrir enfermedades,
exposición a la violencia, acceso desigual a la justicia, y baja o
ninguna participación en los procesos de toma de decisiones pertinentes a
su condición.
Esta situación afecta particularmente a grupos históricamente discriminados,
tales como las mujeres, niños, niñas y adolescentes, pueblos indígenas,
poblaciones afrodescendientes, migrantes, personas privadas de libertad,
personas con discapacidad, población LGBTI y personas mayores. La CIDH
urge a los Estados considerar los factores de riesgo que enfrentan estas
personas y desarrollar políticas sociales para responder y remediar su
situación de pobreza, así como enfrentar activamente las múltiples
formas de discriminación que han sufrido históricamente.
Los Estados tienen la obligación de adoptar pasos deliberados, concretos y
orientados a cumplirlas para avanzar en la erradicación de la pobreza en
América. Deben abordar la problemática de la pobreza desde un enfoque
de derechos humanos, desarrollando estrategias para garantizar los
derechos al trabajo digno, salud, alimentación, vivienda, y educación,
garantizando el empoderamiento económico y social de las personas que
viven en pobreza. Deben asimismo posibilitar la participación de las
personas que viven en situación de pobreza, tomando en cuenta sus
experiencias y perspectivas.
La CIDH y la Relatoría Especial para los Derechos Económicos, Sociales,
Culturales y Ambientales (REDESCA) reafirman su compromiso de colaborar
con los Estados americanos en la elaboración e implementación de
políticas públicas con enfoque en derechos humanos para garantizar una
vida digna a las personas que viven en la pobreza y lograr
progresivamente la plena erradicación de la pobreza en el hemisferio.
No hay comentarios:
Publicar un comentario