Por Teresa
Carpio V.
El domingo 8 de octubre por la
tarde muchos seguidores de redes sociales, televidentes y periodistas
rechazaban horrorizados e indignados a un abusivo llamado Martin Camino Forsyth
que arrastraba a su pareja por la calle para regresarla a su departamento con
el propósito de continuar agrediéndola. El abusivo se detuvo sólo cuando vio
que una valiente mujer y vecina de la víctima, con celular en mano, lo grababa
y le gritaba “déjala, déjala”. La hermana del agresor, por otro lado,
deslindaba rápidamente a través del facebook con el abusivo y rechazaba la
violencia contra la pareja. Otra mujer, una tía de la víctima, la apoyaba en la
comisaria. Parecía que #TocanAUnaTocanATodas se hacía realidad. La solidaridad
con la joven se generalizó.
Sin embargo, rápidamente volvimos
al verdadero pensamiento e ideología enraizada en hombres y mujeres; nos lo
recordó nada menos que la presidenta de la comisión de la mujer del congreso
del Perú, la congresista de Fuerza Popular Maritza García Jiménez quien en una
intervención en plena comisión señalaba que una mujer “puede sacar de contexto
a un agresor absolutamente sano”. Es decir, la mujer provoca la violencia y es
responsable o culpable de que los hombres las golpeen.
La mujer debe ser sumisa, callada
y obediente; la mujer debe servir a su marido, seguirlo a donde él vaya; jamás
debe contradecirlo, debe esperarlo arreglada para cuando él llegue a casa
después de trabajar y nunca debe abrumarlo con problemas como las notas de los
hijos en la escuela o cualquier otro problema simple que pueda molestarlo. Estas eran enseñanzas que se nos daban a las
mujeres hasta los años 50 y 60s y se incluía en la curricula escolar en el
curso de Educción Familiar y era parte también de las enseñanzas religiosas. Todo
esto era lo que se esperaba de las mujeres.
Esta ideología en que el hombre es
el centro y que mujeres e hijas deben servirlos y someterse porque ellos tienen
el poder y la fuerza física está enraizada en las creencias religiosas y tienen
una expresión política. Cipriani, el cardenal de Lima, ha culpabilizado a las
mujeres por las violaciones sexuales: “la mujer se pone como en un escaparate”.
Los congresistas de Fuerza
Popular durante años se vienen oponiendo a una educación con enfoque de género,
a que los adolescentes reciban información y educación sobre salud sexual y
reproductiva, a que las adolescentes y mujeres decidan sobre su cuerpo. Las
recientes denuncias de dos mujeres periodistas de televisión por la violencia
sufrida en manos de sus parejas son solo parte del 70% de mujeres víctimas de
violencia. Al agresor no se le respeta,
se le denuncia, no hay abusador bueno, la niña y la mujer no son responsables
de la violencia contra ellas. Una educación con enfoque de género y una
política de prevención contra la violencia a la niña y la mujer debe ser una
prioridad Ya.
Artículo de opinión de Teresa Carpio V.
Fuente de la Foto: Andrés Edery de El Comercio.
Fuente de la Foto: Andrés Edery de El Comercio.
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