19 sept 2017

Los jueces en el cine» de José Narváez Hernández

No fue el Derecho la disciplina que primero se inte­resó por el cine: ni para efectos didácticos ni por parte de los investigadores, pero una vez que comenzó a hacerlo ya no hubo marcha atrás. Antes que el Derecho, fueron, principalmente, la historia y también la antropología, la sociología, la filosofía o la política, junto a otros saberes, los que utilizaron el cine para ampliar su visión y perspec­tiva. Entre los que se dedicaban a esas disciplinas, siempre hubo escépticos que renegaron del uso del cinematógrafo, como hoy los hay entre los juristas, pero a medida que se iban editando obras de mayor calado y ensayando nuevos experimentos, los prejuicios contra el uso de este medio artístico de masas fueron quedando atrás. Muchos de los que nos dedicamos al Derecho y Cine solo querríamos que, tras la explicación de una temática jurídica, bien oral­mente o por escrito, además de apuntarse la bibliografía al uso, se indicara la filmografía correspondiente: el saber sigue y seguirá siendo fundamentalmente literario, pero el cine aporta un instrumento que, en relación con los cono­cimientos adquiridos, hace surgir las preguntas; fuerza a la reflexión. En el caso del Derecho, esto es así en muchos ámbitos, pero en unos más que en otros: para el Derecho constitucional, el Derecho penal o el procesal; para la fi­losofía y la historia del Derecho, parece que el cine es más útil que para el Derecho registral, el administrativo o el concursal. Pero me desagrada emplear el término “útil”, porque del cine, de este uso particular del cine, se beneficia -creo- todo el estudio del Derecho; lo mismo que ocurre con las otras humanidades jurídicas, enfrentadas a criterios meramente utilitarios y reduccionistas.

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