Informe "Seguridad alimentaria y emigración". Por qué la gente huye y el impacto que esto tiene en las familias que permanecen en El Salvador, Guatemala y Honduras.
Hay una correlación entre las prolongadas sequías y la inseguridad
alimentaria en El Salvador, Guatemala y Honduras y el aumento de la
migración irregular de ciudadanos de estos países hacia Estados Unidos,
reveló un nuevo estudio realizado por el Programa Mundial de Alimentos (PMA) y otros organismos multilaterales.
Los jóvenes y aquellos que viven en una situación particularmente
vulnerable son quienes más tienden a migrar, especialmente aquellos que
habitan en el llamado "Corredor Seco", la zona que atraviesa los tres
países centroamericanos más propensa a las sequías.
El informe "Seguridad alimentaria y migración", demuestra la
necesidad de invertir en programas alimentarios a largo plazo para
alentar a las personas a quedarse en sus comunidades y así reducir el
impacto en sus familias, que se quedan atrás, y, además, evitar los
riesgos que sufren los migrantes al emprender viajes peligrosos.
"Los programas de seguridad alimentaria a largo plazo en zonas tan
vulnerables como el Corredor Seco centroamericano donde más de 2
millones de personas han estado en situación de inseguridad alimentaria
en los últimos 4 años debido a una sequía consecutiva, tienen que
implementarse rápidamente para evitar no solamente más vulnerabilidad y
más cuestiones humanitarias sino menos migración", dijo el director
regional del PMA para América Latina y el Caribe, Miguel Barreto.
Los familiares de quienes migran se enfrentan a la carga de pagar sus
deudas y, si la migración no tiene éxito, estas deudas se agrandan y la
inseguridad alimentaria aumenta. Muchos centroamericanos tienen que
vender sus tierras, animales y pertenencias para poder comer.
Por otro lado, el 78% de las familias entrevistadas en el estudio
aseguraron que reciben remesas y para el 42% son la única fuente de
ingresos.
"Las remesas que vienen del exterior después que las personas migran no solucionan el problema", agregó Barreto.
Más de la mitad del dinero recibido de los emigrantes es utilizado
por los miembros de la familia para comprar alimentos, seguido por las
inversiones agrícolas -como comprar tierras y animales- e invertir en
pequeñas empresas.
El estudio fue financiado y producido conjuntamente por el Banco
Interamericano de Desarrollo (BID), el Fondo Internacional de Desarrollo
Agrícola (FIDA) y el Programa Mundial de Alimentos (PMA), con la
colaboración de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM)
y la Organización de los Estados Americanos (OEA).
Fuente WPF: https://docs.wfp.org
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