"Crónica de una sentencia histórica en torno a los abyectos crímenes de Accomarca", columna de opinión de Ronald Gamarra.
En el dia citado con gran antelación para la sentencia del caso Accomarca, los jueces no llegaron a la hora establecida por ellos mismos, las 11 de la mañana. Eran ya las 7 de la noche y tampoco se asomaban, ni daban la menor explicación a nadie, con gran desconsideración por los familiares de las decenas de víctimas de aquella espantosa masacre de hace 31 años. Ocho horas después de la hora, los familiares llegados desde la comunidad campesina de Accomarca, en la provincia de Vilcashuamán, continuaban esperando a los magistrados para que dictaran la sentencia. ¡Qué maltrato! ¡Cuánta falta de respeto! Pero así fue a lo largo de un juicio realmente interminable.
Mientras los acompaño, recuerdo. Rememoro, aunque les arda a los promotores de la impunidad de los peores crímenes. El 14 de agosto de 1985 el destacamento del Ejército peruano denominado "Lince" compuesto por 12 patrullas, realizó una operación en la comunidad campesina de Accomarca, situada al sur de la provincia de Vilcashuamán, en el departamento de Ayacucho, que resulto en una espantosa atrocidad: 69 campesinos fueron asesinados a sangre fría luego de haber sido detenidos y concentrados en una choza de la quebrada de Lloccllapampa.Las mujeres , previamente violadas. El procedimiento fue expeditivo: los ametrallaron en bulto y los reventaron con granadas. Una matanza pues. Un My Lay andino.
Despierto a la víctima más joven: Edwin Ochoa, de apenas 4 meses de nacido. Desentierro a la de mayor edad: Pastor Gomez de 81 años. Evoco a los 69 sacrificados : 27 eran niñas, niños y adolescentes. Me convenzo: entre los abusos cometidos contra la infancia en todo el mundo, no cabe duda de que este debe encontrarse entre los más infames. De los martirizados, treinta y cinco eran mujeres. Veintidós personas tenían más de 50 años, diez de estas, mas de 65. Una masacre alevosa contra gente indefensa que no opone resistencia alguna. Por supuesto, no fueron las únicas víctimas. Los comuneros señalan "En Accomarca asesinaron a 69 personas, pero se produjeron 189 huérfanos". Y el terror sembrado en toda la comunidad, cuyos habitantes pasan a engrosar el número de los desplazados, en lugar de recibir la protección de nuestro ejército.
Me pregunto, ¿a qué se debe que un destacamento militar asesine friamente y sin vacilar a decenas de campesinos, hermanos nuestros? ¿Por qué matar a personas que no son combatientes y que, por sus condiciones y edad ni siquiera tienen noción de la violencia que se desarrolla a su alrededor? ¿Cuál es la lógica que puede guiar una brutalidad de esta naturaleza y magnitud?
La explicación está en la lógica que gobernaba entonces la estrategia militar. Accomarca estaba en una zona donde operaba Sendero Luminoso, en consecuencia sus pobladores eran, de hecho, asumidos sin más como "base social" del senderismo y, en consecuencia, dentro de está lógica perversa y falsa, podían y debían ser eliminados. Para los estrategas militares de entonces, la acción de Accomarca representaba una "represalia" contra Sendero. Esta lógica sencilla y brutal se aplicó durante muchos años, por lo demás, sin éxito, hasta que fue reemplazada por otra que empezó a privilegiar la colaboración con los campesinos.
Identifico a los ejecutores directos de la masacre: los subtenientes Telmo Hurtado y Juan Rivera Rondón. Por supuesto, no son los únicos responsables. Ellos actuaron en cumplimiento de órdenes de su comando. Así lo ha confesado y reconocido públicamente en el juicio el propio Hurtado: "Cumplí órdenes... la responsabilidad no termina conmigo, sino muy por el contrario... conduce hacia arriba". Registro al general Wilfredo Mori Orzo, ex comandante general de la II División de Infantería y ex jefe político militar de Ayacucho. Al coronel Nelson Gonzales Feria. Al coronel Carlos Medina Delgado. Ambos oficiales del Estado Mayor Operativo (EMO) de la mencionada División. Entre otros, claro. Dudo: ¿el tribunal sentenciará también a estos jefes o se contentará con los pobres diablos? Esta es la cuestión, a estas alturas.
El frío y la espera me invitan a creer que nadie olvidará a Telmo Hurtado razonando por qué era necesario matar a los niños de Accomarca. Lo hizo en 1985, días después de la masacre, ante la comisión investigadora que se constituyó en el Congreso. Sus jefes lo presentaron entonces como el único responsable, lo cual es inverosímil, pero a cambio le ofrecieron toda la protección posible. El fuero militar le dio una pena mínima, "por negligencia"; eso era todo lo que merecía para los jueces castrenses el asesinato aleve de 69 campesinos. Fujimori lo amnistiaría, como a cientos, como a miles de represores. Hurtado siguíó ascendiendo en el Ejército hasta el grado de mayor. En el año de 2002 fugó a Estados Unidos al caer el chino y su amnistía, al anularse la rídicula sentencia del anacronismo ese llamado fuero militar.
Oculto la vergüenza ajena que siento por el maltrato a los familiares, haciendo memoria. Hurtado contó con protección al más alto nivel. En setiembre de 1985, el general Jorge Flores Torres, ministro de Guerra del Presidente Alana García, declaró que Telmo Hurtado era "un luchador por la democracia". Posteriormente, el fujimorismo también lo protegió. Marttha Chávez declaró: "Este señor era un jovencito cuando en 1982 lo mandaron a combatir una subversión que nadie entendía". También dijo, comprensiva como nunca la hemos visto: "Hay que ponerse en sus zapatos". Las declaraciones de Martha Chávez sobre Telmo Hurtado fueron brindadas a Panorama, en 1999, y reproducidas en Caretas, n 1570.
Treinta y un años ha tomado llegar al día en que un tribunal emite sentencia sobre la masacre de Accomarca. Ya es de noche. Hace más frío. Familiares, periodistas, policías y defensores de derechos padecen de entumecimiento. Pasadas las 7, nos llega el anuncio esperado. El tribunal se constituye, por fin. Entonces desfilan solemnes Brousett, Bendezú y Vidal.
Nuevos maltratos. A todos. No permiten el ingreso de periodistas ni público; solo admiten a una pequeña parte de los más de cién familiares que esperan horas y horas ante las puertas del Penal Castro Castro. Desazón entre quienes se quedaron fuera. Reclamos. Ninguna autoridad hace caso. Ante la insistencia de Carlos Rivera, admiten a ocho periodistas. Alboroto. Los ocho más ágiles ganan la puerta (César Romero, el primero), los demás se jodieron. Sólo prensa escrita. Expresa negativa al ingreso de cámaras de TV. Los del rubro "otros", defensores de derechos humanos, nos quedamos afuera, acompañando a la noche y enamorando al frío.
Se inicia la audiencia. Solo están presentes Hurtado, que está preso, y William Zapata, quien se sabe absuelto. Todos los demás machazos se corrieron, volaron. Se fueron de patrulla. Comienzan a leer las cuestiones de hecho. Parece seguro que condenarán a Telmo Hurtado. ¿Sentenciarán a quienes dieron las órdenes? Son más de las 9 de la noche y hace rato que debí entregar este artículo. Don César me estará puteando."
Me pregunto, ¿a qué se debe que un destacamento militar asesine friamente y sin vacilar a decenas de campesinos, hermanos nuestros? ¿Por qué matar a personas que no son combatientes y que, por sus condiciones y edad ni siquiera tienen noción de la violencia que se desarrolla a su alrededor? ¿Cuál es la lógica que puede guiar una brutalidad de esta naturaleza y magnitud?
La explicación está en la lógica que gobernaba entonces la estrategia militar. Accomarca estaba en una zona donde operaba Sendero Luminoso, en consecuencia sus pobladores eran, de hecho, asumidos sin más como "base social" del senderismo y, en consecuencia, dentro de está lógica perversa y falsa, podían y debían ser eliminados. Para los estrategas militares de entonces, la acción de Accomarca representaba una "represalia" contra Sendero. Esta lógica sencilla y brutal se aplicó durante muchos años, por lo demás, sin éxito, hasta que fue reemplazada por otra que empezó a privilegiar la colaboración con los campesinos.
Identifico a los ejecutores directos de la masacre: los subtenientes Telmo Hurtado y Juan Rivera Rondón. Por supuesto, no son los únicos responsables. Ellos actuaron en cumplimiento de órdenes de su comando. Así lo ha confesado y reconocido públicamente en el juicio el propio Hurtado: "Cumplí órdenes... la responsabilidad no termina conmigo, sino muy por el contrario... conduce hacia arriba". Registro al general Wilfredo Mori Orzo, ex comandante general de la II División de Infantería y ex jefe político militar de Ayacucho. Al coronel Nelson Gonzales Feria. Al coronel Carlos Medina Delgado. Ambos oficiales del Estado Mayor Operativo (EMO) de la mencionada División. Entre otros, claro. Dudo: ¿el tribunal sentenciará también a estos jefes o se contentará con los pobres diablos? Esta es la cuestión, a estas alturas.
El frío y la espera me invitan a creer que nadie olvidará a Telmo Hurtado razonando por qué era necesario matar a los niños de Accomarca. Lo hizo en 1985, días después de la masacre, ante la comisión investigadora que se constituyó en el Congreso. Sus jefes lo presentaron entonces como el único responsable, lo cual es inverosímil, pero a cambio le ofrecieron toda la protección posible. El fuero militar le dio una pena mínima, "por negligencia"; eso era todo lo que merecía para los jueces castrenses el asesinato aleve de 69 campesinos. Fujimori lo amnistiaría, como a cientos, como a miles de represores. Hurtado siguíó ascendiendo en el Ejército hasta el grado de mayor. En el año de 2002 fugó a Estados Unidos al caer el chino y su amnistía, al anularse la rídicula sentencia del anacronismo ese llamado fuero militar.
Oculto la vergüenza ajena que siento por el maltrato a los familiares, haciendo memoria. Hurtado contó con protección al más alto nivel. En setiembre de 1985, el general Jorge Flores Torres, ministro de Guerra del Presidente Alana García, declaró que Telmo Hurtado era "un luchador por la democracia". Posteriormente, el fujimorismo también lo protegió. Marttha Chávez declaró: "Este señor era un jovencito cuando en 1982 lo mandaron a combatir una subversión que nadie entendía". También dijo, comprensiva como nunca la hemos visto: "Hay que ponerse en sus zapatos". Las declaraciones de Martha Chávez sobre Telmo Hurtado fueron brindadas a Panorama, en 1999, y reproducidas en Caretas, n 1570.
Treinta y un años ha tomado llegar al día en que un tribunal emite sentencia sobre la masacre de Accomarca. Ya es de noche. Hace más frío. Familiares, periodistas, policías y defensores de derechos padecen de entumecimiento. Pasadas las 7, nos llega el anuncio esperado. El tribunal se constituye, por fin. Entonces desfilan solemnes Brousett, Bendezú y Vidal.
Nuevos maltratos. A todos. No permiten el ingreso de periodistas ni público; solo admiten a una pequeña parte de los más de cién familiares que esperan horas y horas ante las puertas del Penal Castro Castro. Desazón entre quienes se quedaron fuera. Reclamos. Ninguna autoridad hace caso. Ante la insistencia de Carlos Rivera, admiten a ocho periodistas. Alboroto. Los ocho más ágiles ganan la puerta (César Romero, el primero), los demás se jodieron. Sólo prensa escrita. Expresa negativa al ingreso de cámaras de TV. Los del rubro "otros", defensores de derechos humanos, nos quedamos afuera, acompañando a la noche y enamorando al frío.
Se inicia la audiencia. Solo están presentes Hurtado, que está preso, y William Zapata, quien se sabe absuelto. Todos los demás machazos se corrieron, volaron. Se fueron de patrulla. Comienzan a leer las cuestiones de hecho. Parece seguro que condenarán a Telmo Hurtado. ¿Sentenciarán a quienes dieron las órdenes? Son más de las 9 de la noche y hace rato que debí entregar este artículo. Don César me estará puteando."
Sorpresa. La noche anuncia votación dividida del tribunal. La ponencia de Brousett no fue compartida por las magistradas Bendezú y Vidal, sobre todo por esta última (es lo que trasciende), tanto respecto a la no responsabilidad de los mandos superiores a Telmo Hurtado como a un número importante de los soldados. Ahí la razón de su no comparecencia al penal a las 11 de la mañana, de su silencio de 8 horas. Nada por cierto que justifique el maltrato a los familiares. Me imagino los afanes de la mañana, las correrías de la tarde, la cara de Brousett, los apuntes y estilos de Vidal, la dolorosa decisión de Bendezú. Todo un golpe en el tribunal. Claro, nada que excuse el desplante a los familiares.
Los relatores se suceden en la lectura pero el sentido del fallo se anuncia, invariable, contundente. Sorpresa en Castro Castro. Carajo, un poco de justicia. El tribunal califica el espanto que fue Accomarca como una matanza colectiva ejecutada con absoluto desprecio a la dignidad humana, un asesinato masivo con crueldad, con desprecio a la dignidad, en contra de civiles. Remata: lo de Accomarca es una grave violación de derechos humanos compatible con el delito de lesa humanidad. El voto en mayoría carga en contra de cinco soldados, dos jefes de patrulla, dos oficiales del EMO y el mismísimo comandante general de la II División, el hasta ahora intocable Mori Orzo. Escuchamos en boca del Poder Judicial lo que siempre se supo: fue este general quien dio la orden verbal de incursionar y eliminar, que los del EMO participaron en la adopción de la orden, que la misma fue transmitida a Hurtado por el G-2 Martínez Uribe Restrepo, que Rivera Rondón, otro jefe de patrulla, recibió la misma autorización de convertirse en asesino. Que semanas después, se siguió matando. Limpiando. A balazos, con ferocidad. Enterrando los cabos sueltos. Campesinos y campesinas que sabían demasiado, o que podían saber. O que indagaban. Preguntones. Sobrevivientes. Que la II División, y el mismo Ejército como institución, ocultaron la matanza (Resaltado nuestro).
En la madrugada del jueves, un puñado de accomarquinos fue testigo de una reivindicación a los suyos, a su pueblo. Con el corazón a punto de explotar, con lágrimas en sus rostros, tuvieron que creer. Wilfredo Mori Orzo condenado a 25 años, por unanimidad; Nelson Gonzales Feria y Carlos Delagdo Medina condenados a 25 años, por mayoría; Telmo Hurtado condenado a 23 años, por unanimidad (vencerá en mayo de 2026); Juan Rivera Rondón condenado a 24 años, por unanimidad; y 5 soldados, a 10 años. Como reparación civil, el tribunal acordó la suma de 150,000 mil soles a los herederos de cada una de las víctimas. Por supuesto, también se dieron absoluciones. La de José William Zapata, la más notoria.
Terminada la audiencia, tras las apelaciones de los abogados y el fiscal, Hurtado volvió a su celda y William ganó la calle. Todavía falta recorrer la Corte Suprema para que el fallo sea definitivo. No es la mejor sentencia - tampoco es mala- pero es lo que se le pudo arrancar al Poder Judicial tras treinta y un años de persistencia de los accomarquinos. Ellos lo consiguieron. Ahora, a cerrar las fronteras y capturarlos. No descartaría buscarlos incluso en los cuarteles. Salvo Telmo Hurtado , los condenados por la matanza de Accomarca se encuentran libres y en calidad de contumaces. ¿Seguirá encubriéndolos el Ejército? Pregunto nomás.
Artículo de Ronald Gamarra Herrera publicado en Hildebrandt en sus trece, el viernes 02 de setiembre de 2016.
Fuente: http://hildebrandtensustrece.com/
Lea también: "31 años y 7 horas tardo la justicia en el Caso Accomarca".
Los relatores se suceden en la lectura pero el sentido del fallo se anuncia, invariable, contundente. Sorpresa en Castro Castro. Carajo, un poco de justicia. El tribunal califica el espanto que fue Accomarca como una matanza colectiva ejecutada con absoluto desprecio a la dignidad humana, un asesinato masivo con crueldad, con desprecio a la dignidad, en contra de civiles. Remata: lo de Accomarca es una grave violación de derechos humanos compatible con el delito de lesa humanidad. El voto en mayoría carga en contra de cinco soldados, dos jefes de patrulla, dos oficiales del EMO y el mismísimo comandante general de la II División, el hasta ahora intocable Mori Orzo. Escuchamos en boca del Poder Judicial lo que siempre se supo: fue este general quien dio la orden verbal de incursionar y eliminar, que los del EMO participaron en la adopción de la orden, que la misma fue transmitida a Hurtado por el G-2 Martínez Uribe Restrepo, que Rivera Rondón, otro jefe de patrulla, recibió la misma autorización de convertirse en asesino. Que semanas después, se siguió matando. Limpiando. A balazos, con ferocidad. Enterrando los cabos sueltos. Campesinos y campesinas que sabían demasiado, o que podían saber. O que indagaban. Preguntones. Sobrevivientes. Que la II División, y el mismo Ejército como institución, ocultaron la matanza (Resaltado nuestro).
En la madrugada del jueves, un puñado de accomarquinos fue testigo de una reivindicación a los suyos, a su pueblo. Con el corazón a punto de explotar, con lágrimas en sus rostros, tuvieron que creer. Wilfredo Mori Orzo condenado a 25 años, por unanimidad; Nelson Gonzales Feria y Carlos Delagdo Medina condenados a 25 años, por mayoría; Telmo Hurtado condenado a 23 años, por unanimidad (vencerá en mayo de 2026); Juan Rivera Rondón condenado a 24 años, por unanimidad; y 5 soldados, a 10 años. Como reparación civil, el tribunal acordó la suma de 150,000 mil soles a los herederos de cada una de las víctimas. Por supuesto, también se dieron absoluciones. La de José William Zapata, la más notoria.
Terminada la audiencia, tras las apelaciones de los abogados y el fiscal, Hurtado volvió a su celda y William ganó la calle. Todavía falta recorrer la Corte Suprema para que el fallo sea definitivo. No es la mejor sentencia - tampoco es mala- pero es lo que se le pudo arrancar al Poder Judicial tras treinta y un años de persistencia de los accomarquinos. Ellos lo consiguieron. Ahora, a cerrar las fronteras y capturarlos. No descartaría buscarlos incluso en los cuarteles. Salvo Telmo Hurtado , los condenados por la matanza de Accomarca se encuentran libres y en calidad de contumaces. ¿Seguirá encubriéndolos el Ejército? Pregunto nomás.
Artículo de Ronald Gamarra Herrera publicado en Hildebrandt en sus trece, el viernes 02 de setiembre de 2016.
Fuente: http://hildebrandtensustrece.com/
Lea también: "31 años y 7 horas tardo la justicia en el Caso Accomarca".
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