Hoy se cumplen 22 años desde que Rwanda se desangraba en un genocidio, en el que 800.000 personas fueron asesinadas, 200.000 mujeres fueron violadas y dos millones de ciudadanos tuvieron que huir del país.
Casi un cuarto de siglo después, el Secretario General de Naciones
Unidas aseguró que la valentía de los supervivientes debería servir como
fuente de inspiración, ya que demuestran que la reconciliación es
posible incluso después de una tragedia así.
Sin embargo, el asesor especial de la ONU sobre la prevención del
genocidio, Adama Dieng, advirtió que el genocidio no es un
acontecimiento aislado y que ninguna parte del mundo es inmune.
"Debemos prestar más atención a la prevención. El genocidio no ocurre de
la noche a la mañana. El genocidio es un proceso. Lleva tiempo,
necesita recursos y planificación. Y sabemos que el genocidio siempre va
precedido por graves violaciones de derechos humanos", dijo el asesor.
El Titular de la ONU felicitó a los Estados miembros dentro y fuera de
la región por sus constantes esfuerzos para detener y entregar a los
prófugos y poner fin a la impunidad. Ban resaltó que la mejor manera de
evitar la repetición de tragedias semejantes es reconocer la
responsabilidad compartida y comprometerse con la acción común para
proteger a las personas en peligro.
El tema de la conmemoración de este año se centra en la lucha contra la
ideología del genocidio. En ese contexto, el Secretario General instó a
los gobiernos y demás autoridades a mantenerse firmes ante la incitación
al odio y a aquellos que instigan a la división y la violencia.
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