11 oct 2015

La República: Madres antes de tiempo

Dos estudios revelan que aún no se ha logrado frenar el incremento de embarazos adolescentes en el país. Sin políticas de educación sexual, las menores quedan a la deriva. Las gestantes aseguran que sus embarazos no fueron deseados, que pensaron abortar o en quitarse la vida.

En la foto de su DNI amarillo se le ve aún con aspecto de niña: lleva una cola de caballo y unos ganchitos de colores en el pelo. La de la foto es Jocelyn, una adolescente de 15 años que acaba de dar a luz a un saludable bebé en el hospital de Essalud Edgardo Rebagliati.  Mientras le acomoda el ropón a su criatura  le responde a la obstetra Verónica Espinoza unas preguntas de rutina: “Sí, me han atendido bien acá, las enfermeras no me han criticado como en otras clínicas”, le dice. La especialista le recomienda tomar una bebida multiprotéica porque tiene baja la hemoglobina. “Cuidado con la anemia”, le advierte.

"Es de vital importancia tener cuidado con las madres adolescentes. Ya que su cuerpo aún no ha alcanzado la madurez pueden correr riesgos", agrega.

Jocelyn, como la hemos llamado para proteger su identidad, es una de las dos adolescentes que han alumbrado hoy jueves en el hospital. Ambas se suman al número de madres precoces que fueron atendidas este año en el Rebagliati y que, según el equipo de médicos del pabellón de Obstetricia, va en subida. “El 2010 atendimos a 120 adolescentes gestantes. El 2013 llegamos a 600”, señala la obstetra Espinoza. En tres años los casos de niñas que cuelgan los uniformes para preparar biberones se ha quintuplicado.

Lo del Rebagliati no es un caso aislado, es una muestra de lo que está pasando a nivel nacional. Según lo reportado en la Encuesta Demográfica y de Salud Familiar, ENDES 2014, los casos de embarazos adolescentes han aumentado en el país de 12.5% en el 2011 a 14.6% en el 2014, principalmente en la selva y el norte.

Para los voceros del Centro de Promoción y Defensa de los Derechos Sexuales y Reproductivos (Promsex) estas cifras revelan una realidad que el Estado no quiere encarar. Su directora Susana Chávez dice que "no hay una política de Estado en educación sexual para los adolescentes y un verdadero plan para prevenir los casos de violación sexual, pues hay que recordar que el 78% de las víctimas son menores de 18 años”.

La doctora Espinoza es más optimista. Dice que Essalud implementó hace años talleres de educación sexual en varios colegios de la capital que dieron buenos resultados. "Los escolares se enteraron de los diferentes métodos anticonceptivos. Sin embargo, el trabajo debe ser intersectorial. El Ministerio de Educación debe capacitar también a sus profesores para que les puedan transmitir a sus alumnos información para prevenir embarazos no deseados".
En medio de esta discusión están los adolescentes quienes ni siquiera pueden acceder gratuitamente a un condón pues la Ley General de Salud se los restringe. "El artículo 4 señala que  no se debe dar anticonceptivos a menores de edad que no estén acompañados de un adulto", explica Daniel Aspilcueta, Coordinador Nacional de la Estrategia Sanitaria de Salud Sexual y Reproductiva del Ministerio de Salud.

Y la ley no es la única que corta a los adolescentes la voluntad de tener una vida sexual responsable. También está la religión, la desigualdad sexual y la condena social. Jocelyn, nuestra precoz madre, dice que sí sabía de métodos anticonceptivos, que quiso usar un preservativo pero que su pareja, un muchacho de veinte años, no quiso cuidarse: "A  mí me hablaron en el colegio cómo se podía cuidar una mujer pero me daba vergüenza ir a comprar en la farmacia, qué iban a pensar mal de mí", dice.

"Mi hija se dejó violar"

El doctor Luis Távara, médico gineco-obstetra, dio a conocer esta semana su estudio sobre el "Impacto del embarazo en la salud de las adolescentes", publicado por Promsex, y que  explora a fondo las reacciones físicas y emocionales de las menores de 12 a 17 años que se enteran que están en cinta.

El estudio está basado en las respuestas de 139 menores de cuatro hospitales del país (uno de Piura, otro de Sullana y dos de Lima).

El primer dato que salta a la vista es que 17 de las entrevistadas confesaron que su embarazo fue producto de una violación sexual. "Las relaciones sexuales de mi hija no fueron consentidas", declaró la madre de una menor de 14 años. "Mire, mi hija fue violada por un primo mío. Yo le decía que bote el embarazo porque él está preso en el penal. Yo le reprochaba y le decía por qué se dejó por qué no se defendió y se dejó violar". Este caso fue reportado en Sullana

Las que tuvieron relaciones sexuales consentidas revelaron que su maternidad no fue deseada. La mayoría tuvo sexo sin protección sin pensar que podrían embarazarse.

Desde su experiencia, la obstetra Espinoza, del hospital Rebagliati, explica: Los adolescentes tienen una serie de mitos sobre su sexualidad. Dicen cosas como "una no puede quedar embarazada si es la primera relación sexual" o "si lo hago de pie no hay peligro" o "si lo hago en silencio no quedaré en cinta". Respuestas como esas reflejan qué tan desamparados de información están los adolescentes peruanos, a quienes los grupos conservadores niegan datos valiosos sobre anticonceptivos a temprana edad. "Porque suponen que si les hablas de sexo les despertarás el deseo sexual cuando las evidencias dicen todo lo contrario", agrega Espinoza.

Una vez confirmado el embarazo, indica el estudio de Távara, 19 de las 139 adolescentes quiso interrumpir el embarazo:."Pensé en tener un aborto, pero no lo intenté", dijo Maruja de 15 años. Otro grupo reducido, 9 de las 139, confesó que al enterarse de su situación intentó quitarse la vida tomando raticidas, insecticidas o inflingiéndose cortes en el cuerpo. "Yo como madre sí intenté que ella aborte", dice la madre de Mafalda de 14 años, y luego agrega: "ella intentó quitarse la vida por el enamorado, se tomó veneno de ratas"

Un embarazo riesgoso

El cuerpo de una menor, una púber de 12 años, definitivamente no está preparado para albergar un bebé. El doctor gineco-obstetra del hospital Rebagliati, Fenner Rodríguez,  explica: "Ser una adolescente gestante implica riesgos durante y después del embarazo. La estructura anatómica de esa menor no está madura, su esqueleto no está preparado para soportar el peso de la barriga, la pelvis no está desarrolla para dar paso al bebé durante el parto y, después del nacimiento, las madres pueden hacer cuadros de anemia".

Hay casos en que estas complicaciones de salud pueden terminar con la muerte. 
A esa conclusión llegó el estudio de salud sexual y reproductiva de las especialistas Susana Chávez y Elisa Juárez,  "Historias para no olvidar, la violencia como factor asociado a la muerte materna de adolescentes". 

En la publicación se cuenta el triste desenlace de diez adolescentes gestantes que murieron entre los años 2012 y 2014 en dos regiones del país, Ucayali y Piura.  Esas muertes se pudieron evitar. Estas son algunas de las víctimas que el Estado no quiere ver y ante las que algunos parlamentarios voltean la cara:
Rosi, 17 años, falleció en su casa 10 días después de provocarse un aborto debido a una infección.  Estela, 14 años, se suicidó a los siete meses de embarazo. Su madre la encontró convulsionando. Se enteró que su hija esperaba un niño una semana antes de que falleciera. Anita, 17 años, murió debido a un shock séptico. No tuvo controles prenatales. Cuando fue al centro de salud le dijeron que no cumplía con los requisitos del Sistema Integral de Salud (SIS).

Jocelyn, nuestra flamante madre adolescente, planea terminar la secundaria tan pronto pueda dejar al bebé con su mamá. Quiere ser enfermera. Tendrá que esforzarse el doble para alcanzar esa meta

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