Los conflictos causan índices mucho más elevados de violencia sexual. Asimismo, dejan a las mujeres en una situación muy vulnerable ante la pobreza, la pérdida del trabajo y la destrucción de bienes, como por ejemplo, sus casas. Los servicios básicos de salud se desmoronan, agravados por una tasa de mortalidad materna que es en promedio 2,5 veces más alta en países que sufren o han sufrido un conflicto.
El Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados informa de que las mujeres representan el 49 por ciento de las personas refugiadas en todo el mundo (según datos disponibles) principalmente como resultado de los conflictos, y a menudo atraviesan mayores dificultades por motivos degénero en comparación con los hombres en estas situaciones.
En el año 2000, el Consejo de Seguirdad de las Naciones Unidas aprobó la resolución 1325 sobre las mujeres, la paz y la seguridad, que supuso un hito histórico. Esta resolución reconoce que la guerra afecta de manera diferente a las mujeres, y reafirma la necesidad de aumentar el papel de las mujeres en la toma de decisiones respecto a la prevención y la resolución de conflictos. Se han logrado avances: en 2013, más de la mitad de todos los acuerdos de paz firmados incluían referencias a las mujeres, la paz y la seguridad. Pero el ritmo del cambio es demasiado lento. De 19992 a 2011, las mujeres representaron menos del cuatro por ciento de las personas signatarias en acuerdos de paz y menos del 10 por ciento de las personas negociadoras en las mesas de paz.
La Declaración y Plataforma de Acción de Beijing, aprobada en 1995 por 189 Estados miembros de las Naciones Unidas, hizo de las mujeres y los conflictos armados una de las 12 esferas de especial preocupación. De manera inequívoca, afirmaba que la paz está estrechamente relacionada con la igualdad entre mujeres y hombres y con el desarrollo.
La Plataforma de Acción definió una serie de medidas esencialespara promover tanto la paz como la igualdad mediante la reducción de los gastos militares y el control de la disponibilidad de los armamentos. También manifestaba que las mujeres deben participar en la toma de decisiones relacionadas con la resolución de los conflictos, y reconocía que las mujeres han impulsado de forma determinante las iniciativas a favor de la paz. Por otra parte, resaltaba que aquellas personas que han huido de los conflictos tienen derecho a participar plenamente en todos los aspectos de los programas que les ayuden a recuperarse y reconstruir sus vidas.
Desde entonces, varias partes del mundo se hann visto afectadas por luchas encarnizadas que han hecho retroceder décadas el desarrollo y los logros de las mujeres. En su mayoría, los compromisos de Beijing no se han cumplido, pese a que su urgencia nunca ha sido tan evidente.
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