El año pasado la hizo de
prófugo nacional. De fujitivo y clandestino, pues. En ese papel contó con la
ayudita de sus amigos. Siendo tan mal actor -no da la talla ni para extra-,
nunca lo encontraron. Claro, nunca lo buscaron. Así estaba escrito en el guion.
Este año se internacionalizó. Aquí no más. En la otra orilla del Titicaca.
Fungió de perseguido político. Su caracterización fue simplona, chabacana, cien
por ciento impostada, tanto que la Conare lo choteó en guan. Ese rol lo ensayó
también ante el Supremo Tribunal de Justicia, logrando el mismo desastre.Después
apareció representando a una víctima, llenando de lágrimas y artificios legales
diversos escenarios judiciales de La Paz, sin brillo ni éxito.
"Cuando el prófugo apareció en Bolivia, el Perú nunca hizo lo suficiente para traerlo rápidamente. Las acciones legales no fueron acompañadas por una pública y expresa voluntad política oficial".
"Cuando el prófugo apareció en Bolivia, el Perú nunca hizo lo suficiente para traerlo rápidamente. Las acciones legales no fueron acompañadas por una pública y expresa voluntad política oficial".
Artículo de Ronald Gamarra en Hildebrandt en sus trece el día viernes 29 de mayo de 2015.
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