5 dic 2014

"EL SÍNTOMA DE FERGUSON", columna de Ronald Gamarra


Lea "El síntoma de Ferguson", la columna de Ronald GamarraFerguson es una ciudad pequeña de poco más de 20 mil habitantes, situada en el estado de Missouri, en el corazón de los Estados Unidos. Una ciudad pequeña como otras miles del enorme país. 

A pesar de ello, la paz social de los Estados Unidos depende desde hace varios meses de lo que sucede en Ferguson, que esta semana ardió con protestas masivas y violentas a raíz de la absolución de un policía blanco que mató a un joven negro hace unos meses, hecho que pone sobre la mesa, una vez más, la cuestión del racismo y el abuso de la fuerza en la actuación de la policía norteamericana.

El hecho ocurrió el 9 de agosto. Aunque los detalles no se han aclarado satisfactoriamente, los hechos gruesos son conocidos. Durante una intervención policial a dos jóvenes, se produce un altercado entre el polícia Darren Wilson, de 28 años, y el adolescente Michael Brown, de 18. Luego de un forcejeo entre ambos, el adolescente huye. El policía lo persigue y dispara hasta 12 veces contra él, matándolo, luego de acertarle con seis tiros, el último de los cuales produce la muerte inmediata. El chico no portaba arma de ninguna clase.

Michael Brown había terminado la escuela secundaria pocos días antes. No registraba antecedentes por infracciones a la ley. Tampoco era un joven de conducta conflictiva en la escuela. Los maestros de su escuela lo describen como un tipo tranquilo. La policía afirma que, aparentemente, momentos antes del incidente que le costó la vida, Brown habría tenido otro, en una tienda, donde habría tenido un altercado con un empleado. Otros sostienen que Brown habría sustraído un paquete de cigarrillos de un establecimiento de autoservicio.

Luego de la muerte del joven, muchas personas expresaron su dolor amontonando ramos de flores en el lugar donde ocurrió la tragedia. Lamentablemente las ofrendas fueron deshechas y retiradas por agentes de la policía, lo que contribuyó a acrecentar el sentimiento de abuso e indignación. La imposición del toque de queda y de drásticas medidas de control en los días siguientes no hicieron sino establecer un clima de aguda tensión social. Sucede que la población de Ferguson es abrumadoramente negra, pero la policía y las autoridades de la ciudad, por el contrario, casi exclusivamente blancos.

La tensión tuvo una pausa con la promesa de una investigación para aclarar cabalmente lo sucedido y sancionar a los que se identificara como responsables. No obstante ello, el gran jurado que se constituyó para este propósito cerró sus deliberaciones con la decisión de no formular ningún cargo contra el policía Darren Wilson. Este a su vez declaró que estaba "con la conciencia tranquila porque había actuado correctamente". La indignación de la población de Ferguson percibe esta decisión como una provocación. Esta es la causa de la tensión renovada y las violentas protestas de hoy.

Días después de la decisión del jurado de Ferguson, un niño de 12 años, Tamir Rice, fue muerto a tiros por la policía en un parque de Cleveland cuando jugaba con su pistola de juguete. El policía que le disparó declara haber creído que se trataba de un arma auténtica. 

Es inútil intentar tapar el sol con un dedo. Las estadísticas y los estudios sobre la actuación policial en los Estados Unidos muestran un claro y pronunciado sesgo, que revela la enorme carga del prejuicio aún no superado en contra de las minorías étnicas y la población afro en particular. Encarar esta realidad y trabajar persistentemente para cambiarla es una tarea que está por hacer en las instituciones que aplican la ley, como la policía, a la cual debe llegar el gran avance que los Estados Unidos han alcanzado en la lucha contra la discriminación en otros ámbitos.


Artículo de Ronald Gamarra publicado en Diario16 el domingo 30 de noviembre de 2014.

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