31 mar 2014

OTRO DISPARATE (Y NO SERÁ EL ÚLTIMO)

La última movida de Paco Castillo, defensor de Fujimori, es de antología. Muy suelto de huesos ha anunciado la adquisición en el JNE de un kit electoral para la inscripción del movimiento político Frente Fujimori Libertad. Afirma que lo hace por orden directa de su cliente, y quién puede dudarlo: un sentenciado impaciente por salir de su prisión puede imaginar cualquier estrategia extravagante.

El caso es que esta iniciativa sigue a otras tanto o más extravagantes del propio abogado en el terreno jurídico. En fin, habrá pensado, qué se puede perder con esta nueva aventura. Con un poco de suerte, el abogado podría terminar ocupando una curul en el Congreso, mientras su cliente sigue encerrado en los amplios límites del “depa” del fundo Barbadillo donde cumple cómodamente su prisión dorada.

La movida del frente por la libertad de Fujimori también podría expresar un nuevo nivel en las diferencias dentro del fujimorismo, y una amenaza de ruptura con quienes pretendan impulsar una especie de fujimorismo sin Fujimori para las próximas elecciones. El expresidente estaría notificando que su caso tiene que ser la bandera central de ese proceso. La pretensión sería obtener una censura electoral en contra de la sanción que le impuso el Poder Judicial y así facilitar su anulación al caballazo, por la vía pura y simplemente política.

Sin duda, es una posición poco realista y hasta suicida para las pretensiones del fujimorismo de hacerse con la presidencia en 2016, pero quién puede esperar objetividad y realismo de un abogado que le vende ilusiones a su cliente y de un sentenciado que nunca imaginó que cumpliría pena alguna y que, pese a todas las condiciones de privilegio de que goza, la está cumpliendo ya por varios años.

El caso es que Fujimori quiere salir de su prisión sin haber reconocido nada, sin haber ofrecido disculpas por sus delitos ni por el daño que le hizo al país y a sus instituciones, sin pedir perdón a las víctimas de sus crímenes. Quiere salir desafiante y burlón, haciéndole una mueca de desprecio a la justicia y un guiño pícaro a quienes, durante su gobierno, lo admiraban por salirse siempre con la suya mientras hacía algo de obra.

Solo recordemos una ínfima gota de lo mucho por lo cual debe cumplir una sentencia ejemplar. En el juicio por los diarios chicha se ha confirmado hasta la saciedad el robo sistemático al Estado cometido por la banda fujimorista para financiar las sucias operaciones de destrucción de la libertad de expresión y facilitar con ello la tercera elección seguida de Fujimori. Sin embargo, muchos diarios “serios” no consideran que estas revelaciones merezcan un titular destacado en la primera plana. ¿Robó pero hizo obra?

Por ejemplo, esta semana, el exdirector administrativo del SIN José Villalobos contó cómo operaba el desvío de fondos de las cuentas del MINDEF y MININTER hacia el SIN para financiar todas las operaciones de la prensa vendida a la línea del gobierno así como la campaña electoral del año 2000. A las Fuerzas Armadas del Perú, esta banda le sacaba 10 millones de soles mensuales ese año para su campaña política, haciendo un total de 43 millones de dólares robados al Estado solamente en este caso, que es apenas una gota de lo que está probado judicialmente, que Fujimori, Montesinos y su banda robaron en toda esa década.

Artículo de Ronald Gamarra publicado en Diario16, el domingo 30 de marzo de 2014.

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