12 ene 2012

Miente MOVADEF

José Carlos Agüero

La guerra ha terminado dice Alfredo Crespo, representante de MOVADEF. Ahora es tiempo de reconciliación, de paz, de superar el pasado. De que todos los que estuvieron involucrados en la guerra, de ambos bandos, sean perdonados y salgan libres.

Miente Crespo. Como todo político tradicional. Y Sendero Luminoso es un partido político viejo, reaccionario, representante de lo peor de nuestra clase política. No tiene reparos en emplear dobles discursos, manipular a los jóvenes, usar a las personas y sus problemas verdaderos, para conseguir los fines de una élite, en este caso, la élite de Sendero Luminoso.

Miente. No importa si se llama PCP, SL, MOVADEF o lo que sea. Cualquiera que conozca un poco de la historia de este partido, sabe que es una táctica corriente para ellos crear ‘organismos generados’. Miente porque la relación de MOVADEF con los dirigentes históricos de Sendero Luminoso, con la agenda que ellos han postulado desde su “acuerdo de paz” y con su ideología no es caprichosa, es estructural. Lo acaba de decir textualmente: “¿Por qué no pueden participar en la vida política del país quienes se guían por el marxismo -  leninismo - maoísmo - pensamiento gonzalo? El pensamiento gonzalo tiene un proceso y hoy día dice: solución política, amnistía general, reconciliación nacional”

¿Es que es necesario agregar algo más  a ésta auto identificación?

Miente porque no han demostrado políticamente que lo que declaran sobre la paz sea cierto. Obvio, el conflicto armado interno terminó, pero no por la vía de la voluntad, la razón, la negociación o la rendición. Terminó porque SL fue derrotado en el momento en que ejercía su más atroz ofensiva en las ciudades. Presos sus dirigentes, en 20 años no hubo una etapa de ejercicio activo por mostrar una política de arrepentimiento, de perdón, de resarcimiento hacia las víctimas que provocaron. Sí hay documentos de balance que en resumen reconocen su derrota estratégica y la necesidad de reorientar sus objetivos en un contexto de repliegue. Su llamado actual no es consistente. Hablan de perdón y reconciliación sólo porque es favorable a su coyuntura, que hoy es la inscripción ante el Jurado Nacional de Elecciones. Lo que no han hecho en 20 años, no lo van a sustituir con declaraciones de unas semanas.

En todo caso, tienen que ganarse esa legitimidad o por lo menos, el beneficio de la duda, trabajando seriamente, probando su compromiso por los derechos humanos, no despreciándolos desde el inicio. No pueden aparecer pidiendo impunidad por crímenes de lesa humanidad como si fuera cualquier cosa. Al hacerlo muestran que no comprenden que democracia y derechos humanos son indesligables. Como tampoco lo comprenden o lo comparten los fujimoristas recalcitrantes.

Deben ganarse el beneficio de la duda también, abandonando el pensamiento gonzalo como fuente de su doctrina. Este “pensamiento” ha probado que es sólo tácticamente respetuoso de las formas democráticas y que es potencialmente criminal. Una ideología como esta no puede sustentar un actor en un sistema de partidos que quiere ser democrático.  

Miente porque nada “ha terminado”. El pasado no es una página manchada a la que se da vuelta para pasar simplemente a una limpia y nueva. El resultado de su acción fueron masivas violaciones de derechos humanos. Por lo menos 70 mil muertos, al menos 15 mil desaparecidos, 4 mil sitios de entierro, 600 mil desplazados, un número indeterminado de mujeres violadas, un número incalculable de personas torturadas. Sendero Luminoso empezó esta barbarie y la más cruel versión de nuestro Estado respondió con similar brutalidad. Desde entonces, desde 1980 mismo (pasando por el hito catalizador de la CVR) se lucha por el acceso a la justicia de las personas afectadas. Los desaparecidos siguen perdidos, las fosas siguen cerradas, los deudos no han sido reparados, los juicios son apenas un triste puñado; todo, un tema marginal de nuestra agenda política. Este proceso sigue vivo, saboteado por grupos muy diversos, políticos de derecha, funcionarios indolentes, sectores militares conservadores, fujimoristas, y senderistas. La batalla por los derechos humanos no ha terminado y hoy está en retroceso.

Miente y trafica con una realidad compleja. Deben ser miles de ex integrantes de sendero luminoso o de gente que tuvo relación con ellos, en ciudades y zonas rurales, que jugaron roles diferentes en la estructura partidaria y con diferentes niveles de compromiso. Individuos, familias, anexos, comunidades, que vivieron el conflicto y lo sufrieron también. Y que desde hace muchos años buscan cada cual a su manera, el mejor modo de continuar con sus vidas, recomponer sus relaciones, trabajar, convivir con sus semejantes portando del modo menos discapacitante el estigma de haberse relacionado con la organización subversiva. Muchos de ellos fueron presos y hoy han recuperado su libertad. Otros nunca lo fueron y están en sus pueblos, arreglándoselas como pueden. En algunos sitios han encontrado caminos locales de micro-reconciliación. En otros sigue siendo un tema pendiente y delicado de tocar. Pero, qué tiene que ver MOVADEF con ellos y con estos procesos. Nada. Qué tiene que ver el pensamiento gonzalo y su pedido de solución política y paz: nada. Trafican estos dirigentes al igualar este problema real, esta situación humana difícil, con la existencia y la inscripción de su MOVADEF.

Donde no miente Alfredo Crespo es en que sí tienen 300 mil firmas, una creciente presencia en organizaciones juveniles, universidades de Lima y provincias y cierto peso político (y hasta electora) en regiones como Puno, por ejemplo. Tienen un nicho para crecer, pues en un país sin memoria y sin justicia, donde hay crecimiento pero no desarrollo, y donde los derechos humanos son deliberadamente desprestigiados, el pasado de sendero luminoso puede aparecer como justificado para las nuevas generaciones (pueden falsamente mitificarlo). Y los crímenes pueden entenderse como costos inevitables. Ese el riesgo de relativizar los derechos humanos. Riesgo que todos los grupos pro impunidad, con loca irresponsabilidad, están siempre dispuestos a jugar.    


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