Mientras el país entero habla de la cachetada que el Presidente de la República propinó a un joven que le gritó “corrupto”, otros asuntos pasan desapercibidos. Al Padre Mario Bartolini se lo ha acusado del delito de rebelión, lo que puede llevar a su expulsión del país, por haberse expresado y apoyado las demandas de los pueblos indígenas en Yurimaguas, en el contexto de los hechos de Bagua de junio del año pasado.
Con el conflicto social aumentando según reportes de la Defensoría del Pueblo, y con los mecanismos estatales y civiles para intermediar estos conflictos débiles o deslegitimados, la iglesia cumple desde hace largos años un rol importante. Esta labor le viene costando fuertes ataques a este sector de la iglesia ¿acaso se busca que no haya nadie que medie entre el poder, las empresas y las poblaciones?
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