El fujiaprismo logró reorganizarse y recomponerse en vísperas de la elección de la nueva mesa directiva del Congreso en julio, de tal manera que logró recuperarla por completo después de casi un año, en la cual la aparatosa caída de Keiko Fujimori en sus enredos judiciales, la defección de Salaverry y la puesta en pública evidencia de los íntimos vinculos entre la bancada apronaranja y los más connotados líderes de la mafia judicial, a quiénes están obligados a blindar cueste lo que cueste, los dejo como un barco a la deriva, desconcertados, divididos y desorientados.
Pero aqui están nuevamente, orondos, frescos como lechugas y, como siempre desafiantes, apandillados, enseñando los colmillos a tirios y troyanos. Y les importa especialmente un comino la opinión unánime de la nación, que quiere verlos fuera de sus arrellanadas curules cuanto antes, para reemplazarlos en elecciones por nuevos parlamentarios que no tengan las cargas delincuenciales que lucen con descaro gran número de los actuales congresistas. Ya sabemos que nunca hubo un congreso tan vergonzoso e infame como el dominado por la actual mayoría parlamentaria.
La recuperación fujiaprista tiene dos componentes. Por un lado, han logrado apuntalar las grietas que amenazaban atomizarlos, neutralizando sobre todo a sus parlamentarios de provincias, y han logrado reconstruir una dirección debido a que Keiko Fujimori sigue ejerciendo el liderazgo de la facción fujimorista desde la cárcel, donde ha recibido más de 500 visitas de los más connotados capitostes de su facción. Evidentemente, la detenida Keiko Fujimori goza de privilegios y atenciones en el penal donde por ahora reside, que no tienen las demás detenidas.
Keiko, en consecuencia, tiene tiempo y posibilidades para hacer política con tanta amplitud como cuando estaba libre en su residencia. Los fujimoristas, en trance de verse reducidos a la nada, se aferran a su liderazgo que, aunque decadente, todavía es capaz de tejer conspiraciones y trampas. Y no puede ser de otro modo porque le va en ello la posibilidad de una sentencia judicial. Porque sólo mediante maniobras políticas que lleven a una total inestabilidad en el gobierno, la sociedad y en los cuerpos encargados de investigar sus delitos, puede esperar escapar a la sanción que le corresponde.
El segundo componente de la recuperación fujimorista se basa en su alianza con el variado bloque ultraconservador conformado por una derecha "intelectual" venida a menos, carente de seguidores, pero que provee opinión y argumentos hechizos en abundancia; el bloque de empresarios , muchos de ellos implicados en actos de corrupción en obras públicas, que ya se pusieron abiertamente la camiseta naranja como única posibilidad de escapar de sus líos judiciales; y sobre todo, la manga de fanáticos religiosos muy bien financiados por sus cómplices en el extranjero, que proveen "masas".
A lo anterior se añade la numerosa colección de topos con que cuentan en el Congreso, una especie de oportunistas, traficantes y náufragos que pululan por los pasillos del Legislativo, lo suficientemente abundante como para darles la mayoría holgada con la que ganaron la mesa directiva en julio. Y han hallado en el empresario Pedro Olaechea Álvarez Calderón un presidente del Congreso a la medida de los propósitos del fujiaprismo, dispuesto a servirlos hasta las últimas consecuencias, como lo acaba de demostrar con su pública pechada al presidente Vizcarra.
Así con las hachas desvainadas, esperanban a Vizcarra el 28 de julio, cuando este los sorprendió con su propuesta de adelanto de elecciones generales para el próximo año. Aunque ante esta propuesta reaccionaron al principio con histeria, poco a poco van decantando los elementos de su táctica de enfrentamiento, consolidando su ofensiva. Y es que el presidente Viscarra también ha cometido errores como en Tía María, y sobretodo no cuenta en el Congreso prácticamente con nadie que lo respalde y sea de fiar en la gestión de su propuesta.
El aprofujimorismo se siente ahora en capacidad de lanzar un desafío frontal archivando sine die la propuesta de adelanto de elecciones y especula con diversas salidas, desde la destitución del presidente Vizcarra declarando su vacancia por cualquier motivo que puedan manipular, hasta la posibilidad de cogobernar con la vicepresidenta Mercedes Aráoz hasta el 2021 y que sea Vizcarra el único que salga de su cargo para intentar meterlo preso. Los más fanáticos de la facción fujiaprista, como Rosa Bartra o Mulder, están muy confiados en que estos son objetivos que están en sus manos alcanzar.
Pero su ofensiva es aún mayor. También se proponen, en lo inmediato, decapitar de un tajo al equipo especial de fiscales que investiga el caso Lava Jato. Muy especialmente se proponen acabar ya, de una vez, con Rafael Vela y José Domingo Pérez, para lo cual han movido sus fichas enla junta de fiscales supremos: Pedro Chávarry, Tómas Aladino Gálvez y Víctor Rodríguez Monteza, los tres involucrados en la banda de Los Cuellos Blancos del Puerto, encabezada por el extraditable César Hinostroza Pariachi.
Estos tres fiscales exigen formal y descaradamente a la fiscal de la Nación la remoción de los fiscales que investigan los casos en los cuales ellos mismos se hallan involucrados. Les importa un comino la ética, la deontología profesional y las apariencias. Los fujimoristas también confían en que el Tribunal Contitucional les dará, por fin, esta vez, la libertad de Keiko Fujimori, que les ha sido negada por todas las instancias del Poder Judicial. Estas son las batallas que se juegan ahora en el frente judicial.
Y al mismo tiempo pretenden recuperar respaldo ciudadano promoviendo iniciativas demagógicas como el proyecto de ley que acaban de presentar sus aliados, los fundamentalistas religiosos, para que los padres de familia puedan cuestionar según sus particulares convicciones religiosas los contenidos de los textos escolares aprobados por el Ministerio de Educación. Se trata de una nueva ofensiva contra el enfoque de igualdad de género en la educación, con la cual pretenden recuperar el calor de masas que hace mucho les impide recuperar la calle.
La recuperación fujiaprista tiene dos componentes. Por un lado, han logrado apuntalar las grietas que amenazaban atomizarlos, neutralizando sobre todo a sus parlamentarios de provincias, y han logrado reconstruir una dirección debido a que Keiko Fujimori sigue ejerciendo el liderazgo de la facción fujimorista desde la cárcel, donde ha recibido más de 500 visitas de los más connotados capitostes de su facción. Evidentemente, la detenida Keiko Fujimori goza de privilegios y atenciones en el penal donde por ahora reside, que no tienen las demás detenidas.
Keiko, en consecuencia, tiene tiempo y posibilidades para hacer política con tanta amplitud como cuando estaba libre en su residencia. Los fujimoristas, en trance de verse reducidos a la nada, se aferran a su liderazgo que, aunque decadente, todavía es capaz de tejer conspiraciones y trampas. Y no puede ser de otro modo porque le va en ello la posibilidad de una sentencia judicial. Porque sólo mediante maniobras políticas que lleven a una total inestabilidad en el gobierno, la sociedad y en los cuerpos encargados de investigar sus delitos, puede esperar escapar a la sanción que le corresponde.
El segundo componente de la recuperación fujimorista se basa en su alianza con el variado bloque ultraconservador conformado por una derecha "intelectual" venida a menos, carente de seguidores, pero que provee opinión y argumentos hechizos en abundancia; el bloque de empresarios , muchos de ellos implicados en actos de corrupción en obras públicas, que ya se pusieron abiertamente la camiseta naranja como única posibilidad de escapar de sus líos judiciales; y sobre todo, la manga de fanáticos religiosos muy bien financiados por sus cómplices en el extranjero, que proveen "masas".
A lo anterior se añade la numerosa colección de topos con que cuentan en el Congreso, una especie de oportunistas, traficantes y náufragos que pululan por los pasillos del Legislativo, lo suficientemente abundante como para darles la mayoría holgada con la que ganaron la mesa directiva en julio. Y han hallado en el empresario Pedro Olaechea Álvarez Calderón un presidente del Congreso a la medida de los propósitos del fujiaprismo, dispuesto a servirlos hasta las últimas consecuencias, como lo acaba de demostrar con su pública pechada al presidente Vizcarra.
Así con las hachas desvainadas, esperanban a Vizcarra el 28 de julio, cuando este los sorprendió con su propuesta de adelanto de elecciones generales para el próximo año. Aunque ante esta propuesta reaccionaron al principio con histeria, poco a poco van decantando los elementos de su táctica de enfrentamiento, consolidando su ofensiva. Y es que el presidente Viscarra también ha cometido errores como en Tía María, y sobretodo no cuenta en el Congreso prácticamente con nadie que lo respalde y sea de fiar en la gestión de su propuesta.
El aprofujimorismo se siente ahora en capacidad de lanzar un desafío frontal archivando sine die la propuesta de adelanto de elecciones y especula con diversas salidas, desde la destitución del presidente Vizcarra declarando su vacancia por cualquier motivo que puedan manipular, hasta la posibilidad de cogobernar con la vicepresidenta Mercedes Aráoz hasta el 2021 y que sea Vizcarra el único que salga de su cargo para intentar meterlo preso. Los más fanáticos de la facción fujiaprista, como Rosa Bartra o Mulder, están muy confiados en que estos son objetivos que están en sus manos alcanzar.
Pero su ofensiva es aún mayor. También se proponen, en lo inmediato, decapitar de un tajo al equipo especial de fiscales que investiga el caso Lava Jato. Muy especialmente se proponen acabar ya, de una vez, con Rafael Vela y José Domingo Pérez, para lo cual han movido sus fichas enla junta de fiscales supremos: Pedro Chávarry, Tómas Aladino Gálvez y Víctor Rodríguez Monteza, los tres involucrados en la banda de Los Cuellos Blancos del Puerto, encabezada por el extraditable César Hinostroza Pariachi.
Estos tres fiscales exigen formal y descaradamente a la fiscal de la Nación la remoción de los fiscales que investigan los casos en los cuales ellos mismos se hallan involucrados. Les importa un comino la ética, la deontología profesional y las apariencias. Los fujimoristas también confían en que el Tribunal Contitucional les dará, por fin, esta vez, la libertad de Keiko Fujimori, que les ha sido negada por todas las instancias del Poder Judicial. Estas son las batallas que se juegan ahora en el frente judicial.
Y al mismo tiempo pretenden recuperar respaldo ciudadano promoviendo iniciativas demagógicas como el proyecto de ley que acaban de presentar sus aliados, los fundamentalistas religiosos, para que los padres de familia puedan cuestionar según sus particulares convicciones religiosas los contenidos de los textos escolares aprobados por el Ministerio de Educación. Se trata de una nueva ofensiva contra el enfoque de igualdad de género en la educación, con la cual pretenden recuperar el calor de masas que hace mucho les impide recuperar la calle.
Nada está dicho por el momento. Los cálculos aprofujimoristas no toman en cuenta algo esencial: la opinión y el temperamento de la inmensa mayoría del pueblo peruano, que quiere y exige que se larguen. Pero el desprecio al pueblo, con el cual se conducen actualmente, puede reventarles terriblemente en su propio rostro y conducirlos a su descalabro definitivo.
Artículo de Opinión de Ronald Gamarra Herrera publicado en Hildebrandt en sus trece el viernes 23 de agosto de 2019.
Artículo de Opinión de Ronald Gamarra Herrera publicado en Hildebrandt en sus trece el viernes 23 de agosto de 2019.
Fuente Hildebrandt: http://www.hildebrandtensustrece.com/
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