21 ene 2018

"Indulto: caso perdido en San José" por Ronald Gamarra

"...¿Quién diablos asesora a Kuczynski en la toma de decisiones tan desastrosas? Especial responsabilidad tiene en todo este affaire el indescriptible ministro de justicia".

Históricamente, el Estado peruano nunca se ha defendido bien ante la Corte Interamericana de Derechos Humanos (CorteIDH). Esto es una verdad que no necesita mayor demostración. Prácticamente un axioma. En primer lugar, porque el Estado tiene numerosos casos que implican violaciones reales, palpitantes, serias, de derechos humanos, que no se ha sabido afrontar con transparencia, verdad y apego a los estándares internacionales en materia de derechos humanos (salvo los primeros años tras la caída de Fujimori).
En San José, nuestra representación ha insistido, una y otra vez, en una defensa absurda, contradictoria, errática. Siempre, más de lo mismo. Por eso, ayer y antier, la hemos embarrado. Casi siempre se ha recurrido a la política torpe del avestruz, aquella de negar toda responsabilidad, aun ante pruebas escandalosas por su contundencia. O a la política de la ambivalencia y la torpeza como coartada: a echar la culpa de las violaciones de derechos humanos a los gobiernos anteriores, como si la responsabilidad del Estado se diluyera con la asunción de una nueva administración política; a reconocer parcialmente el cimren perpetrado para luego no admitir responsabilidad internacional y pretender zafarnos de la sanción; a alegar la falta de agotamiento de los recursos internos, justo en la temporada en la que admitíamos ciertos hechos, y sin indicar cuáles recursos y si  que estos se encontraban efectivamente disponibles. O a la poítica del absurdo: en el 2012, en uno de ls picos más altos de nuestras desverguenza, el Estado presentó dos agentes y dos tesis, una negando a la otra. ¡Una defensa cojonuda! En fin, en San José solo hemos conocido del desastre y el descalabro. 
 
(...).
Y a este ministro incompetente e irresponsable, reincidente en artimañas pésimamente concebidas y ejecutadas, lo han ratificado para seguir ejerciendo el cargo, ciertamente para seguir metiendo la pata hasta la ingle, en el denominado gabinete de la "reconciliación". Todo un premio gratuito a la incompetencia. Porque ni siquiera la complicidad merece ser premiada cuando las cosas se hacen tan a lo burro. Tal como van las cosas, y con los genios que tiene al mando de la nave, al Gobierno solo le queda elegir la forma en que va a perder el caso en San José de Costa Rica.

Artículo de opinión de Ronald Gamarra Herrera publicado en Hildebrandt en sus trece el viernes 19 de enero de 2018.

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