Bolivia es por, por amplio margen, el país de toda Latinoamérica donde más embarazos adolescentes se producen.
No
se trata solamente de un problema de falta de información y educación
sexual para adolescentes, o de poco acceso a métodos anticonceptivos.
Estadísticas señalan que las menores cada
vez están más expuestas a ser víctimas de trata de personas con fines
de explotación sexual, violencia de género, violaciones, secuestros y
otros delitos que agudizan el problema del embarazo adolescente en Bolivia y el resto de la región.
El
más reciente informe sobre el "Estado de la población mundial", del
Fondo de las Naciones Unidas para la Población (UNFPA, por sus siglas en
inglés), señala que la tasa de natalidad en mujeres entre 15 y 19 años
en Bolivia es de 116 por cada 1.000 en ese país.
Mientras que el promedio regional de partos en adolescentes es de 77 por cada 1.000.
El reporte, presentado a fines del año pasado, indica que detrás de Bolivia se encuentran Honduras, donde 101 adolescentes dan a luz por cada 1.000, y Venezuela, con 95 casos en cada millar de mujeres.
Bolivia se ubica, además, sólo detrás de Haití como el país con mayor mortalidad materna y en este parámetro duplica el promedio latinoamericano.
La
tasa de mortalidad materna en ese país es de 206 por cada 100.000
nacidos vivos, mientras que en América Latina el promedio es de 92 en
cada 100.000.
¿Las causas en Bolivia?
Expertos consultados por BBC Mundo señalaron que el fenómeno del
embarazo adolescente es un problema cada vez más grande en varios países
de América Latina.
Alberto Castro, oficial de Salud Sexual y
Reproductiva de UNFPA en Bolivia, le explicó a BBC Mundo que la
legislación de ese país es avanzada en cuanto a sexualidad, pero que hay
aspectos que deben mejorarse.
"La Constitución boliviana incluye importantes avances, pero ahora luchamos porque el Estado amplíe el acceso de adolescentes a la educación sexual, la prevención y la salud", explicó el funcionario.
El
representante de UNFPA añadió que, entre los motivos del crecimiento
del embarazo adolescente en Bolivia, está la ausencia de educación
integral sobre sexualidad.
"Lo que falta no son anticonceptivos, sino una demanda informada de ellos. Los adolescentes tienen una vida sexual sin información, educación, ni salud apropiadas", añadió.
Ante tal situación, el gobierno boliviano anunció que programas en todos los municipios
del país para brindar información a los jóvenes sobre cómo prevenir
embarazos no deseados.
Bajo el lema de "Vivir mi sexualidad responsablemente", el Ministerio de Salud boliviano realiza ferias educativas.
En
una declaración a medios bolivianos, la ministra de Salud, Ariana
Campero, destacó que gracias a los programas que se implementan, los
casos de embarazos precoces se han reducido en los últimos años.
Según
cifras del gobierno boliviano reportadas en 2016, la tasa de fecundidad
en mujeres de 15 a 19 años es de 88 nacimientos por cada 1.000.
El
partido de Evo Morales, además, intenta ampliar las causales de
práctica de un aborto legal en razón a la forma en la que se produjo el
embarazo, la condición socioeconómica, la edad y la situación familiar
de la mujer afectada.
De acuerdo al oficialismo boliviano, el 10% de las muertes de mujeres en ese país se producen por abortos mal practicados.
UNFPA
señala que existe un vínculo entre los altos índices de embarazo
adolescente y elevada la mortalidad materna en Bolivia, pues los embarazos en menores son en sí embarazos de riesgo.
A
pesar de la estadística, sectores como la Iglesia católica, el gremio
de médicos y partidos de oposición están en contra de la propuesta de
ley para ampliar las causales de embarazo legal en ese país.
¿Quiénes son las víctimas?
Además
de las cifras del reporte de UNFPA, encuestas y estudios hechos en
Bolivia señalan que el porcentaje de mujeres entre 10 y 19 años que ya
son madres o se encuentran embarazadas oscila entre el 18% y el 23%.
Alberto
Castro explicó que, de acuerdo con los datos disponibles, los casos se
multiplican en familias de condiciones socioeconómicas precarias y
niveles de estudio bajos.
Además, el embarazo adolescente en Bolivia es un fenómeno más fuerte en las áreas rurales que en las ciudades.
Por
su parte, Miriam Suárez, directora de Casa de La Mujer, una
organización independiente con sede en la ciudad boliviana de Santa
Cruz, explicó que el embarazo adolescente es un reflejo de la desigualdad y la discriminación.
"¿Dónde
se encuentra la mayor cantidad de embarazos de menores? ¿En los
colegios privados con familias estables o en las áreas con menores
recursos de donde las niñas huyen para escapar de la pobreza y la
violencia?", comentó Suárez.
La representante de Casa de la Mujer acotó que, en muchos casos, las adolescentes ven "como una tabla de salvación" a personas que terminan abusando de ellas y dejándolas embarazadas.
"Los
embarazos no deseados de menores están relacionados a la pobreza, a la
falta de salud y educación. Muchas veces se trata de abusos del entorno
más cercano como los parientes, profesores o los 'amigos' de los
padres", afirmó Suárez.
El flagelo de la trata y la violencia
A
todo lo anterior hay que añadirle otros delitos relacionados con la
trata de personas, la prostitución infantil, la violencia sexual y la
violencia sexual comercial.
Para Castro, de UNFPA, en el caso de la trata de personas en Bolivia "fue todo un cambio social, pues hasta hace pocos años lo que sucedía no era ni una muestra de lo que ocurre ahora".
Según la Fiscalía General de Bolivia, los casos de trata anuales se han duplicado en los últimos cinco años.
Entre 2012 y fines de 2015 se registraron 2.119.
Además, 7 de cada 10 mujeres reconocen haber sufrido alguna forma de abuso o acoso sexual.
"Las menores son el objetivo más codiciado por los tratantes. Es un fenómeno nuevo que ha crecido de manera sorprendente en toda la región", afirma Suárez.
La directora de Casa de la Mujer añade que las
menores logran salir de las redes de la trata con múltiples abortos,
muchas veces mal practicados, y en varias oportunidades con más de un
hijo.
"Lamentablemente, para una niña o adolescente acceder a la justicia en estos casos es muy difícil. No sólo porque el sistema judicial es poco efectivo, sino porque los tratantes amedrentan a las menores", explicó.
Suárez señaló que las jóvenes que logran escapar o son rescatadas "hablan una vez y después se encierran. Ya no dicen nada".
"Se van con sus familias o abandonan la ciudad por los amedrentamientos".
La
activista reconoce que así es muy difícil, pero al igual que UNFPA o el
gobierno boliviano, insiste en que los esfuerzos para contener este
problema deben surgir de todos los sectores de la sociedad.
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