16 feb 2014

“SE CAE DE MADURO” dice Ronald Gamarra

Lea “Se cae de Maduro”, la columna de Ronald GamarraLas manifestaciones estudiantiles de esta semana en Venezuela han dejado al descubierto, por si alguien todavía lo dudaba, el carácter represivo del gobierno encabezado por Maduro. Un gobierno que controla todos los resortes del poder hasta abusar cotidianamente de ellos, pero que es incapaz de tolerar una mínima protesta estudiantil. O quizás por eso mismo: no puede aceptar ni la menor manifestación de  protesta popular porque inmediatamente queda al descubierto su naturaleza excluyente, hegemonista e intolerante.

La reacción del régimen chavista es en realidad una expresión de la profunda debilidad que atraviesa actualmente. Perdida la figura carismática de su líder originario, ducho en osadía y demagogia que su sucesor se muestra incapaz de emular cuando quiere imitarlo, resultando apenas una ridícula caricatura, el chavismo se encuentra hoy ante el fracaso clamoroso de su proyecto después de 15 años en el poder. La crisis económica que golpea duramente al país que dispone de las mayores reservas de petróleo del mundo, precisamente en el momento en que el combustible tiene precios históricos nunca alcanzados, solo puede explicarse por una monumental incompetencia e irresponsabilidad en el manejo de la economía y de los asuntos públicos.

En Venezuela, los desequilibrios macroeconómicos acumulados en década y media de alegre derroche y evidente corrupción, han llevado a la inflación más alta del mundo, a un mercado negro de divisas donde el tipo de cambio decuplica el irreal tipo de cambio oficial, y a una situación de desabastecimiento general de productos básicos en que la escasez afecta por lo menos a la cuarta parte de los productos de la canasta básica de las familias. Y lo peor para el gobierno es que no tienen a quién culpar. Venezuela no sufre un bloqueo económico y la burguesía del país hace tiempo que fue neutralizada o cooptada por la nueva burguesía chavista. Nadie les ha impedido hacer lo que les ha dado la gana. Sus patéticos reclamos de ser víctimas de una conspiración carecen de la menor verosimilitud y no engañan ni a sus propios seguidores.

Maduro sabe que camina sobre la cuerda floja y que el primer peligro proviene no de la disidencia popular y democrática, que él denomina “derecha fascista”, sino de sus propios compañeros del chavismo, varios de cuyos líderes se sienten con mayor derecho a comandar la “revolución” y están atentos a desbancarlo y reemplazarlo a la primera oportunidad que se les presente para ofrecer su cabeza como chivo expiatorio de la situación desastrosa del país. Por eso no puede permitirse hacer concesiones a la oposición, pues necesita una situación de enfrentamiento para poner en tensión sus propias fuerzas e impedir la disensión en las propias filas del chavismo 

Pero ese juego también tiene un límite: la crisis económica. ¿Hasta qué punto puede seguir postergando decisiones que pueden costarle merecidamente el poder a él y al chavismo, sin recurrir a la anulación de los pequeños márgenes de los que aun dispone la oposición democrática? Al evaluar esta condición, surge inevitablemente el fantasma de un golpe de estado que establezca una dictadura chavista desembozada. Y el marco probable de tal movida tendría que darse cuando aun disponen del 50 por ciento del electorado.

No en balde se han dado pasos preventivos en esa dirección y uno de ellos fue el retiro de Venezuela del sistema interamericano de derechos humanos, medida propia de bárbaros, aplaudida a rabiar por los derechistas que aquí exigen que el Perú haga lo mismo: cómo se ve que los polos antidemocráticos se juntan de la manera más natural.

Artículo de Ronald Gamarra publicado en Diario16, el domingo 16 de febrero de 2014.
Fuente Diario16: http://www.diario16.com.pe/

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