Los profesores que atienden a estudiantes migrantes y refugiados carecen de la preparación necesaria y es necesario dotarlos con una mejor formación, según indica un nuevo documento publicado por el informe de Seguimiento de la Educación en el Mundo de la UNESCO, con motivo del Día Mundial de los Refugiados que se celebró el 20 de junio.
La UNESCO argumenta que muchos de estos menores sufrieron experiencias traumáticas antes de abandonar sus hogares, durante su travesía o en el proceso de establecerse en un nuevo entorno o país y "desarrollan estrés tóxico con consecuencias negativas que también afectan a su capacidad de aprender".
El conflicto de larga duración en Siria sirvió como referente para la creación de un documento que busca proporcionar una mejor formación para los docentes, de manera que estos puedan ofrecer apoyo sicosocial a los menores que sufrieron situaciones traumáticas.
Un claro ejemplo de la difícil situación a la que se enfrentan los profesores, lo proporcionar Jenny Carioline Herbst, maestra de una Clase de Bienvenida para recién llegados a Alemania.
"Tuve un alumno que estuvo detenido en Iraq: si le gritabas, salía corriendo de la habitación y no regresaba. No he recibido ningún tipo de formación específica. Y sí, me sentí abrumada. A menudo, los maestros no se dan cuenta de que los niños traumatizados no pueden aprender como los otros niños. Estos niños a menudo se han convertido en jefes del hogar y a menudo carecen de un entorno seguro en el que sanar su trauma".
"Las cifras recopiladas por la UNESCO, eñalan que, en Alemania, una quinta parte de los niños refugiados padecen trastornos de estrés postraumático, la misma situación en la que se encuentran en Noruega una tercera parte de los ciento sesenta niños no acompañados solicitantes de asilo y que proceden de Afganistán, Irán y Somalia".
También en países con bajos y medios ingresos
Pero estos guarismos no se limitan a los menores desplazados en países de altos ingresos. Las naciones con ingresos medios y bajos también sufren las consecuencias de este fenómeno. Así, el 75% de los 331 desplazados internos en los campamentos en el sur de Darfur, en Sudán, encajaban con los criterios de diagnóstico del trastorno de estrés postraumático, y el 38% sufre depresión.
El estudio indica que, ante la falta de centros de salud, son las escuelas las que representan un rol determinante en el restablecimiento de la sensación de estabilidad en los menores. Por eso, la UNESCO señala que los profesores “necesitan conocimientos básicos sobre los síntomas del trauma y cómo proporcionar ayuda a los estudiantes".
En la actualidad, diversas ONG como el Comité Internacional de Rescate, iACT y Plan Internacional capacitan a los docentes, pero su alcance no es suficiente.
"Los maestros no son y nunca deben ser considerados especialistas en salud mental, pero pueden ser una fuente crucial de apoyo para los niños que sufren traumas si se les brinda la formación adecuada", dijo Manos Antoninis, director del Informe de Seguimiento de la Educación en el Mundo.
La UNESCO argumenta que muchos de estos menores sufrieron experiencias traumáticas antes de abandonar sus hogares, durante su travesía o en el proceso de establecerse en un nuevo entorno o país y "desarrollan estrés tóxico con consecuencias negativas que también afectan a su capacidad de aprender".
El conflicto de larga duración en Siria sirvió como referente para la creación de un documento que busca proporcionar una mejor formación para los docentes, de manera que estos puedan ofrecer apoyo sicosocial a los menores que sufrieron situaciones traumáticas.
Un claro ejemplo de la difícil situación a la que se enfrentan los profesores, lo proporcionar Jenny Carioline Herbst, maestra de una Clase de Bienvenida para recién llegados a Alemania.
"Tuve un alumno que estuvo detenido en Iraq: si le gritabas, salía corriendo de la habitación y no regresaba. No he recibido ningún tipo de formación específica. Y sí, me sentí abrumada. A menudo, los maestros no se dan cuenta de que los niños traumatizados no pueden aprender como los otros niños. Estos niños a menudo se han convertido en jefes del hogar y a menudo carecen de un entorno seguro en el que sanar su trauma".
"Las cifras recopiladas por la UNESCO, eñalan que, en Alemania, una quinta parte de los niños refugiados padecen trastornos de estrés postraumático, la misma situación en la que se encuentran en Noruega una tercera parte de los ciento sesenta niños no acompañados solicitantes de asilo y que proceden de Afganistán, Irán y Somalia".
También en países con bajos y medios ingresos
Pero estos guarismos no se limitan a los menores desplazados en países de altos ingresos. Las naciones con ingresos medios y bajos también sufren las consecuencias de este fenómeno. Así, el 75% de los 331 desplazados internos en los campamentos en el sur de Darfur, en Sudán, encajaban con los criterios de diagnóstico del trastorno de estrés postraumático, y el 38% sufre depresión.
El estudio indica que, ante la falta de centros de salud, son las escuelas las que representan un rol determinante en el restablecimiento de la sensación de estabilidad en los menores. Por eso, la UNESCO señala que los profesores “necesitan conocimientos básicos sobre los síntomas del trauma y cómo proporcionar ayuda a los estudiantes".
En la actualidad, diversas ONG como el Comité Internacional de Rescate, iACT y Plan Internacional capacitan a los docentes, pero su alcance no es suficiente.
"Los maestros no son y nunca deben ser considerados especialistas en salud mental, pero pueden ser una fuente crucial de apoyo para los niños que sufren traumas si se les brinda la formación adecuada", dijo Manos Antoninis, director del Informe de Seguimiento de la Educación en el Mundo.
Cinco sugerencias del informe
- el entorno ha de ser seguro, acogedor y receptivo.
- los profesores que trabajan con estudiantes migrantes y refugiados que sufrieron traumas se encuentran con dificultades específicas y necesitan formación para enfrentarse a los retos en las aulas.
- las acciones psicosociales demandan que los servicios de educación, salud y protección social cooperen entre ellos.
- Las intervenciones de educación social y emocional deben ser culturalmente sensibles y adaptarse a cada contexto. También deben proporcionarse a través de actividades extracurriculares.
- No debe ignorarse la participación de la comunidad y de los padres.
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Fuente ONU Noticias: https://news.un.org/es/story/2019/06/1458141
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