#8M:
Después de 15 años el @congresoperu sigue siendo protagonista de hechos de
violencia contra las mujeres, las niñas y los niños
Teresa
Carpio V.
En el año 2004
el congresista por Puno Leoncio Torres Ccalla fue acusado de violar a una adolescente
de 16 años que trabajaba para él, en el Congreso de la República. Antero Flores
Araoz, para ese entonces, presidente del Congreso, evaluaba su gestión de esta
manera “aparte de chiboladas no todo es malo en el congreso”. Refiriéndose así, en forma despectiva y sin
darle importancia a la violación sexual cometida contra una menor de edad por
un congresista.
Sobre este
terrible hecho de violencia di cuenta en un artículo publicado en La República,
titulado: “Al margen de las chiboladas y memoria de mis putas tristes”. El
porqué del título lo pueden encontrar en la nota de ese entonces, 22 de
diciembre del 2004.
Quince años
después, el congreso del Peru sigue siendo protagonista de hechos de acoso y
violencia sexual: Mamani, Lopez Vilela y, ahora último, el congresista Lescano
seran solo la punta del iceberg de un patrón de conducta más generalizado?
Algunos congresistas últimamente se mantienen callados, ya no dan entrevistas
ni declaran a los medios. La respuesta podría estar, dicen algunos, al temor de
que aparezcan ex asesoras y ex trabajadoras que se vieron obligadas a renunciar
porque no podían aguantar el acoso de algunos “padres de la patria”.
Hijos no
reconocidos, pensiones alimenticias no pagadas: Al igual que en el 2004, varios
congresistas actuales cuentan con sentencias judiciales por no cumplir con el
pago de la pensión alimenticia y/o el reconocimiento de sus hijos. Estos hechos
son, también, un tipo de violencia tipificada en nuestra legislación.
La conducta
violenta hacia la mujer y la niña no ha cambiado: 23 casos de feminicidios en
tan solo dos meses de iniciado el año; 76% de las víctimas de violencia sexual
son menores de edad, en su gran mayoría niñas; 40% de los agresores son
cercanos a la familia; las niñas violadas que quedan embarazadas las siguen
obligando a dar a luz, poniendo en peligro su vida hasta llegar a la muerte,
como la niña de 13 años que falleció en Ica después de una cesárea, en este, precisamente, mes
de marzo. Por eso, este #8M no es de celebración, es de lucha, de denuncia del
sistema patriarcal, por una educación de género, por igualdad y no impunidad.
La denuncia y sanción a los “padres de la patria” abusadores, sería un buen
inicio. Por ahí, debemos empezar a cambiar.
"Al margen de las chiboladas y memoria de mis putas tristes", artículo de hace 15 años sobre la violencia sexual a una adolescente de 16 años cometida por un congresista de Puno, publicado en La República.
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