9 mar 2019

Opinión: Después de 15 años el Congreso de la República sigue siendo protagonista de hechos de violencia contra las mujeres, las niñas y los niños


#8M: Después de 15 años el @congresoperu sigue siendo protagonista de hechos de violencia contra las mujeres, las niñas y los niños
                                                                                                                                   Teresa Carpio V.
En el año 2004 el congresista por Puno Leoncio Torres Ccalla fue acusado de violar a una adolescente de 16 años que trabajaba para él, en el Congreso de la República. Antero Flores Araoz, para ese entonces, presidente del Congreso, evaluaba su gestión de esta manera “aparte de chiboladas no todo es malo en el congreso”.  Refiriéndose así, en forma despectiva y sin darle importancia a la violación sexual cometida contra una menor de edad por un congresista.

Sobre este terrible hecho de violencia di cuenta en un artículo publicado en La República, titulado: “Al margen de las chiboladas y memoria de mis putas tristes”. El porqué del título lo pueden encontrar en la nota de ese entonces, 22 de diciembre del 2004.

Quince años después, el congreso del Peru sigue siendo protagonista de hechos de acoso y violencia sexual: Mamani, Lopez Vilela y, ahora último, el congresista Lescano seran solo la punta del iceberg de un patrón de conducta más generalizado? Algunos congresistas últimamente se mantienen callados, ya no dan entrevistas ni declaran a los medios. La respuesta podría estar, dicen algunos, al temor de que aparezcan ex asesoras y ex trabajadoras que se vieron obligadas a renunciar porque no podían aguantar el acoso de algunos “padres de la patria”.

Hijos no reconocidos, pensiones alimenticias no pagadas: Al igual que en el 2004, varios congresistas actuales cuentan con sentencias judiciales por no cumplir con el pago de la pensión alimenticia y/o el reconocimiento de sus hijos. Estos hechos son, también, un tipo de violencia tipificada en nuestra legislación.


La conducta violenta hacia la mujer y la niña no ha cambiado: 23 casos de feminicidios en tan solo dos meses de iniciado el año; 76% de las víctimas de violencia sexual son menores de edad, en su gran mayoría niñas; 40% de los agresores son cercanos a la familia; las niñas violadas que quedan embarazadas las siguen obligando a dar a luz, poniendo en peligro su vida hasta llegar a la muerte, como la niña de 13 años que falleció en Ica después de una cesárea, en este, precisamente, mes de marzo. Por eso, este #8M no es de celebración, es de lucha, de denuncia del sistema patriarcal, por una educación de género, por igualdad y no impunidad. La denuncia y sanción a los “padres de la patria” abusadores, sería un buen inicio. Por ahí, debemos empezar a cambiar.

"Al margen de las chiboladas y memoria de mis putas tristes", artículo de hace 15 años sobre la violencia sexual a una adolescente de 16 años cometida por un congresista de Puno, publicado en La República.

Escribe Teresa Carpio V.  

No hay comentarios:

Publicar un comentario