En las últimas dos semanas, diez mujeres han realizado denuncias públicas contra el expresidente Óscar Arias por acoso, abuso y violación.
"La motivación del agresor sexual no tiene que ver en realidad con la práctica sexual, es decir, no es por el sexo, sino que detrás hay una cuestión de tener poder sobre otra persona, de sentirse superior", explicó Ana María Jurado, psicóloga de la Universidad de Costa Rica (UCR).
En las últimas dos semanas, diez mujeres realizaron acusaciones públicas contra el Premio Nobel de la Paz y expresidente de Costa Rica, Óscar Arias Sánchez (1986-1990 / 2006-2010), por agresiones sexuales de acoso, abuso y violación.
En ese contexto, UNIVERSIDAD consultó a dos expertas en psicología acerca del comportamiento de agresores y víctimas en este tipo de violencia.
Tanto Jurado como la psicóloga Paola Brenes, del Centro de Investigación en Estudios de la Mujer (CIEM) de la UCR, señalaron que "los crímenes sexuales no son por sexo, sino por poder".
"Rita Segato (antropóloga argentina) dice claramente que hay una dimensión de poder vertical y una horizontal en la violencia sexual. Hay una vertical que consiste en mostrarle a la mujer que se tiene más poder que ella, es aleccionadora, es una forma de recordarnos a las mujeres nuestro papel en sociedad, y decirnos: "entienda que usted no puede caminar tranquila por esta calle porque la voy a tocar y va tener que andar con miedo". Y está la horizontal que tiene que ver con los pares, los otros hombres, una forma de decirles: "vean que yo también soy importante y tengo poder a partir de lo que le estoy haciendo a esa mujer", expuso Brenes.
Ambas expertas mencionaron que, en función de ese ejercicio de poder, los ofensores sexuales eligen a su perfil de víctimas.
"Dentro de la universidad trabajamos el tema del hostigamiento sexual y abordamos los mitos. Algunos dicen que los hombres no se pueden controlar, que tienen ese instinto. Entonces les pregunto: ¿Por qué un profesor ataca a la estudiante y no a la decana? Bueno, porque el agresor elige dónde está la vulnerabilidad", agregó la experta.
"un ofensor sexual puede ser cualquiera, de todos los estratos socioeconómicos y todas las apariencias físicas", señaló por su parte Jurado.
Reacción de las víctimas
Las psicólogas también se refirieron a las reacciones que puede tener una víctima de agresión sexual.
"Todos traemos una programación, que muy probablemente es genética, sobre cómo reaccionar ante eventos extremos. Dentro de eso hay tres posibilidades: la reacción de huida, la de ataque y otra es qudarse paralizada. Saber cuál va ser la reacción es muy difícil porque esa es una cosa genética que probablemente se dispara con el evento. Se puede modificar con aprendizaje y con la interacción con el medio"; explicó Jurado.
Las psicólogas coincidieron en que cuando una víctima reacciona ante la agresión quedándose "congelada", esto nunca puede interpretetarse como un consentimiento ante el acto sexual.
"Rita Segato (antropóloga argentina) dice claramente que hay una dimensión de poder vertical y una horizontal en la violencia sexual. Hay una vertical que consiste en mostrarle a la mujer que se tiene más poder que ella, es aleccionadora, es una forma de recordarnos a las mujeres nuestro papel en sociedad, y decirnos: "entienda que usted no puede caminar tranquila por esta calle porque la voy a tocar y va tener que andar con miedo". Y está la horizontal que tiene que ver con los pares, los otros hombres, una forma de decirles: "vean que yo también soy importante y tengo poder a partir de lo que le estoy haciendo a esa mujer", expuso Brenes.
Ambas expertas mencionaron que, en función de ese ejercicio de poder, los ofensores sexuales eligen a su perfil de víctimas.
"Dentro de la universidad trabajamos el tema del hostigamiento sexual y abordamos los mitos. Algunos dicen que los hombres no se pueden controlar, que tienen ese instinto. Entonces les pregunto: ¿Por qué un profesor ataca a la estudiante y no a la decana? Bueno, porque el agresor elige dónde está la vulnerabilidad", agregó la experta.
"un ofensor sexual puede ser cualquiera, de todos los estratos socioeconómicos y todas las apariencias físicas", señaló por su parte Jurado.
Reacción de las víctimas
Las psicólogas también se refirieron a las reacciones que puede tener una víctima de agresión sexual.
"Todos traemos una programación, que muy probablemente es genética, sobre cómo reaccionar ante eventos extremos. Dentro de eso hay tres posibilidades: la reacción de huida, la de ataque y otra es qudarse paralizada. Saber cuál va ser la reacción es muy difícil porque esa es una cosa genética que probablemente se dispara con el evento. Se puede modificar con aprendizaje y con la interacción con el medio"; explicó Jurado.
Las psicólogas coincidieron en que cuando una víctima reacciona ante la agresión quedándose "congelada", esto nunca puede interpretetarse como un consentimiento ante el acto sexual.
"Más bien la paralización es la reacción más común, porque hay como un momento de shock, de no entender lo que está pasando. Porque, por ejemplo, estamos hablando de otra cosa y de repente me atacan", ejemplificó Jurado.
Añadió que también es común que las víctimas mantengan en secreto lo que les sucedió o que muchas veces se lo comparten a personas que las desmotivan a interponer una denuncia judicial.
“Por un lado, hay muchos agresores sexuales que amenazan a la víctima, la extorsionan y especialmente si estás hablando de niñas. En mujeres adultas el fenómeno es muy complicado porque, primero, han observado toda la reacción social en otros casos de violencia sexual, entonces piensan que nadie les va a creer”.
"No es que no se lo dicen a nadie, pero he visto que la gente a la que se lo cuentan casi siempre las desestimulan a hacer un procedimiento, a plantear la denuncia. Es como una forma de hacer que esto no pasó”, agregó la profesora universitaria.
"No es que no se lo dicen a nadie, pero he visto que la gente a la que se lo cuentan casi siempre las desestimulan a hacer un procedimiento, a plantear la denuncia. Es como una forma de hacer que esto no pasó”, agregó la profesora universitaria.
Añadió que muchas víctimas sufren trastornos como consecuencia de la agresión, en los que en ocasiones olvidan por completo lo ocurrido o lo ven como si no hubiese sido real.
Sobre este punto, Brenes comentó: “Solamente las mujeres que tienen algún grado de fortaleza, como una empresaria, una médica psiquiatra, una comunicadora de una ONG internacional (en referencia a mujeres que han hecho denuncias en los últimos días) pueden dar un paso al frente y hablar. Me preocupan otras mujeres que no tengan un título, que la condición socioeconómica sea otra”, comentó.
Diez denuncias
El 5 de febrero UNIVERSIDAD dio a conocer la denuncia de una médica y activista contra las armas nucleares quien asegura haber sufrido una violación sexual por parte de Arias. Ella narró su relato a este medio y presentó el caso en la vía penal.
Desde ese día, otras nueve mujeres han hecho denuncias públicas contra Arias por situaciones de acoso y abuso sexual. Solo una de ellas también inició un expediente judicial.
Los casos más recientes son el de la empresaria María del Pilar Báez Montes de Oca, de 65 años, quien narró a La Nación que, en el 2008, una amiga periodista -a quien identificó como Viviam Quesada- la llevó a la casa del entonces presidente Arias pues le había dicho que quería presentarle a un amigo.
Según Báez, en cierto momento Quesada dijo que tenía que irse.
"Por cortesía acepté quedarme un rato más y luego irme. Seguimos conversando en un sofá y, de pronto, simplemente se lanzó a tocarme los senos. Yo me lo quité de encima y le dije ¿qué le pasa?. Él permaneció sentado y empezó a desabrocharse el pantalón hasta mostrarme su miembro y entonces me dijo: "Pilar, usted pasa la noche conmigo, estamos solos y el mayordomo tampoco está; la casa está con llave y no se puede ir", afrimó la empresaria al diario.
Desde ese día, otras nueve mujeres han hecho denuncias públicas contra Arias por situaciones de acoso y abuso sexual. Solo una de ellas también inició un expediente judicial.
Los casos más recientes son el de la empresaria María del Pilar Báez Montes de Oca, de 65 años, quien narró a La Nación que, en el 2008, una amiga periodista -a quien identificó como Viviam Quesada- la llevó a la casa del entonces presidente Arias pues le había dicho que quería presentarle a un amigo.
Según Báez, en cierto momento Quesada dijo que tenía que irse.
"Por cortesía acepté quedarme un rato más y luego irme. Seguimos conversando en un sofá y, de pronto, simplemente se lanzó a tocarme los senos. Yo me lo quité de encima y le dije ¿qué le pasa?. Él permaneció sentado y empezó a desabrocharse el pantalón hasta mostrarme su miembro y entonces me dijo: "Pilar, usted pasa la noche conmigo, estamos solos y el mayordomo tampoco está; la casa está con llave y no se puede ir", afrimó la empresaria al diario.
En el 2008, se dieron cuestionamientos debido a que el Gobierno de Arias había pagado con préstamo del BCIE asesores entre los que había un mecánico, un mensajero, un músico y una secretaria.
El músico era esposo de Viviam Quesada, quien para ese momento era funcionaria del ministerio de la Presidencia y cercana colaboradora del mandatario.
UNIVERSIDAD ha intentado conversar con Quesada pero no responde a los teléfonos registrados a su nombre. Una persona que respondió en esas líneas dijo que la conocía pero que no podía contactarla.
El último caso que trascendió sobre acusaciones contra Arias es el de Patricia Volio García, quien fue entrenadora personal del expresidente. El 14 de febrero, ella publicó en su perfil de Facebook que hace 15 o 17 años Arias la acosó con toqueteos e insinuaciones.
"Se lo hice saber e hizo caso omiso hasta que decidí no volver a darle mis servicios profesionales", escribió.
El músico era esposo de Viviam Quesada, quien para ese momento era funcionaria del ministerio de la Presidencia y cercana colaboradora del mandatario.
UNIVERSIDAD ha intentado conversar con Quesada pero no responde a los teléfonos registrados a su nombre. Una persona que respondió en esas líneas dijo que la conocía pero que no podía contactarla.
El último caso que trascendió sobre acusaciones contra Arias es el de Patricia Volio García, quien fue entrenadora personal del expresidente. El 14 de febrero, ella publicó en su perfil de Facebook que hace 15 o 17 años Arias la acosó con toqueteos e insinuaciones.
"Se lo hice saber e hizo caso omiso hasta que decidí no volver a darle mis servicios profesionales", escribió.
Texto de opinión de Hulda Miranda.
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