10 jun 2017

RFI: Polémica por denuncia de acoso contra mujeres en barrio parisino

Desde hace dos semanas los franceses no hacen otra cosa que hablar de acoso callejero a las mujeres. Todo comenzó con un artículo del diario Le Parisien en el que se hacía eco de una denuncia de dos organizaciones de habitantes del barrio La Chapelle Pajol. En ella más de 11 mil firmantes declaraban ser acosadas permanentemente por grupos de hombres que pululan por el barrio. Desde entonces se ha dicho de todo y la polémica ha servido para llenar varias páginas de diarios y cientos de minutos de pantalla.

Para llegar a La Chapelle hay que tomar la línea 2 del metro parisino, la línea aérea que pasa por varios de los barrios más populares de la capital francesa. Ahora grupos de policías patrullan en la salida del metro y el boulevard, los vendedores ambulantes que suelen colapsar las aceras ya no están, los inmigrantes que se reúnen en las esquinas han sido trasladados a otros lado.

Pascal Julien, consejero ecologista de París por el distrito 18, estima que esta polémica no es otra cosa que una instrumentalización política de cara a las próximas elecciones legislativas: “Fue la extrema derecha la que utilizó una petición real de los habitantes de este barrio para tratar de asociar el acoso sexual a los extranjeros, a los inmigrantes. El tema llegó así hasta la derecha que lo retomó en plena campaña para las legislativas. Estigmatizar un barrio pobre y de inmigrantes da votos, ésa es la verdad”.

“No negamos los testimonios de las mujeres que han vivido este acoso aquí y que han denunciado manoseos, insultos, ese tipo de cosas”, prosigue Pascal Julien. “Pero tampoco puedo negar el testimonio de las mujeres del barrio que dicen no haber sufrido nada de esto, incluyendo a mis propias hijas que crecieron acá”.

La Chapelle es un espacio multicultural, donde conviven muchas nacionalidades. En una de las calles de este barrio vive desde hace seis años la antropóloga chilena Florencia Muñoz, acosada tres veces en estos años.

La mala distribución del espacio público es uno de los factores al que apuntan los especialistas para explicar que el fenómeno del acoso se produzca en distintos barrios de París.

Según cifras de la ONG Stop al acoso callejero, 65% de francesas han sido acosadas en la calle antes de los 15 años, 82% antes de los 17, y 76% de las francesas dicen haber sufrido por lo menos un acto de este tipo en su vida. Estas cifras dicen que el acoso está presente en todo el territorio francés, independiente de la ciudad y de su nivel de vida.

Según Isabelle Clair, socióloga y encargada de investigaciones en el Centro Nacional de Investigaciones Científicas, “sabemos bien que el sexismo está ampliamente extendido en todas las clases sociales, pero el sexismo en el espacio público está más ligado a hombres de clases populares. Esto hace que sea el sexismo más visible, cuando los hombres de otras clases sociales expresan su sexismo lo hacen sobre todo en el espacio privado, discretamente. Hay entonces una sobre exposición del sexismo de los hombres de clases populares, que es real, ese acoso existe, pero es un sexismo que es mucho más corporal, que tiene lugar en el espacio público. Son hombres, en el caso particular de La Chapelle, que no tienen otro lugar de reunión que el espacio público, tienen muy pocos espacios y el lugar donde se mueven y finalmente comparten hasta el sexismo es la calle”.

Una
visibilidad que para esta socióloga, que vive a sólo cuadras de La Chapelle, sirve como chivo expiatorio para otro tipo de acosos: “Ese sexismo visible es posteriormente instrumentalizado como si fuera el último bastión del sexismo en Francia. Algo ligado a hombres que no son suficientemente franceses, que no se han asimilado, extranjeros... Es por eso que hay algo muy problemático en ese discurso, y es por eso que es peligroso que aparezca justo antes de las elecciones, y es que permite a otros hombres, de otras clases sociales decir que ellos no son sexistas, que ellos son realmente civilizados que estos otros definidos por ellos menos hombres, o menos franceses o con menos méritos y para ellos mucho más sexistas”.

Apuntando con el dedo a La Chapelle se les olvida la situación de otros barrios, hasta del mismo metro en París. El consejal Pascal Julien considera que “hay acoso en todos lados y es proporcional a la cantidad de hombres que hay en el lugar. Los hombres no son más acosadores que otros. Pasa que los refugiados son mayoritariamente hombres, que los hombres que viven en la calles son también mayoritariamente hombres, que los vendedores callejeros son también hombres. Pero no hay más acoso acá que en los bonitos barrios de París”.

Pero lo concreto es que el acoso en las calles de La Chapelle si existe, como también robos y tráfico de todo tipo. El tema de La Chapelle es delicado, desatendido o utilizado por la clase política. 

Por el momento la alcaldía de París y los municipios concernidos han desplegado efectivos policiales, que patrullan cotidianamente el barrio. Desde enero de 2017, diez operaciones policiales han tenido lugar allí, con la detención de unas 1.161 personas, por distintos motivos, a lo que se suma la expulsión de otros 27 mil. Pero la solución no puede ser sólo policial. Por eso también han prometido que uno de sus equipos visitará el sector para encontrar soluciones en el terreno. Desde distintas ONG han lanzado ideas sobre todo referidas a la restructuración del mobiliario y del espacio urbano. Ideas que también han aportado para otros barrios de París. 

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